Durante dos días, los derechos de las mujeres fueron el punto central de análisis y reflexión en los espacios de diálogo que posibilitó la Cumbre de Congresistas por la Igualdad, organizada por la Mesa de Género de la Cooperación Internacional y liderada por ONU Mujeres, en el marco de la estrategia Más Mujeres, Más Democracia: Rumbo a la Paridad (MMMD).

El evento, que se realiza desde 2008, se centró en el momento histórico que vivirá Colombia el próximo 20 de julio, cuando se posesione el Congreso con más mujeres de toda la historia del país: 28,5 % de su totalidad.

Si bien aún hay escrutinios en fase final de definición, se prevé que se posesionarán 86 mujeres congresistas: 32 senadoras y 54 representantes a la Cámara.

Esta cifra ha ido en aumento, pero no siempre sostenido, en cada elección al legislativo: desde 1994, año en el que se registró 9,80 % de participación de las mujeres ha habido un aumento del 18,7 % en casi tres décadas de elecciones al Congreso de la República.

La Cumbre contó con la participación de figuras políticas actuales como la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y la vicepresidenta electa, Francia Márquez Mina.

Las congresistas reflexionaron junto a la sociedad civil propuestas para que en el Plan Nacional de Desarrollo haya acciones conjuntas en materia de igualdad de género e igualmente para trabajar desde el legislativo para hacer seguimiento al presupuesto destinado para la Política Pública de Equidad de Género para las Mujeres.

SEMANA conversó con la representante de ONU Mujeres Colombia, Bibiana Aído Almagro, quien habló sobre los retos que tiene este nuevo Congreso, la vicepresidenta electa y la sociedad colombiana, en general, frente a la igualdad de género en el país y la garantía de la paridad en espacios como la política.

SEMANA: ¿cuál es el panorama actual de la participación de las mujeres en la política colombiana?

Bibiana Aído Almagro (B. A. A.): ha habido un incremento importante. Hoy el país cuenta con casi 30 % de mujeres electas en el Congreso de la República y eso es un avance fundamental, tanto en la participación política de las mujeres como para el fortalecimiento de la democracia, sus instituciones y la consolidación de la paz y el desarrollo sostenible.

Creo que es un logro producto de mucho esfuerzo individual y colectivo de las mujeres, construido sobre el compromiso de las redes y las organizaciones de mujeres y las feministas, que vienen tanto tiempo trabajando sobre esto. También de las que antes han abierto el camino en la política y las que finalmente han dado el paso.

Y es un logro para el país, que deja de estar rezagado en el mundo y alcanza por fin un porcentaje de mujeres en política superior a la media global, que está en 25 %, aunque todavía menor a la media regional, que está en 32 %. Aún hay un largo camino por recorrer, pero es cierto que hemos pasado del 20 a 28,5 % en esta última elección y eso sin duda es un avance importante que nos tiene que seguir animando para seguir trabajando y alcanzar la paridad, que es lo que queremos.

La vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, en la Cumbre de Congresistas por la Igualdad. | Foto: ONU Mujeres - Santiago Puentes Viana

SEMANA: ¿por qué es importante garantizarles a las mujeres ese espacio de participación?

B. A. A.: las mujeres somos la mitad de la población, y creo que la política se tiene que parecer a la gente, debe parecerse. Por tanto, si representamos la mitad de la población, deberíamos tener la mitad de los puestos de toma de decisión, la mitad del espacio político. Creo que incluir la voz de las mujeres en la toma de decisiones públicas trae nuevas perspectivas para avanzar en la respuesta del Estado a las necesidades de la ciudadanía.

Una democracia que incluye a las mujeres también puede conducir a una mayor legitimidad institucional, a un aumento de la confianza de la ciudadanía en las instituciones y en los sistemas políticos, ya que empiezan a ser más representativas, a reflejar realmente la forma como está conformada la población.

También, indiscutiblemente, porque hoy contamos en Colombia con la generación de mujeres con mayor talento, mayor capacidad y empuje colectivo para participar en todas las áreas de la sociedad. Las mujeres son la mayoría, por ejemplo, de quienes egresan de la educación superior en el país, son el 57 %. Es un tema de justicia, pero también de eficiencia, no podemos despilfarrar todo ese talento.

El talento de las mujeres es un activo que el país tiene que aprovechar más al tenerlas en espacios de toma de decisiones, y al incluir también sus agendas y necesidades en las prioridades del Estado. Hay muchísimos estudios que demuestran que tener a las mujeres en política es beneficioso para las naciones.

En el caso de Colombia, por ejemplo, la bancada de mujeres del Congreso se creó en 2006, y desde entonces se han aprobado 45 leyes relacionadas con la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Las normas han incluido temas que antes no se habían considerado en la Constitución, como puede ser el tema de la eliminación de violencia contra las mujeres, temas relacionados con la economía del cuidado, el trazador presupuestal de género.

Creo que tener las voces de las mujeres permitió al Estado ocuparse de temas trascendentales que contribuyen a toda la sociedad y que antes no estaban en la agenda política, no es solo un tema cuantitativo sino también cualitativo, se enriquece el número de cuestiones que pasan a formar parte de la agenda.

SEMANA: ¿cuáles son las principales barreras que enfrentan las colombianas para participar en política?

B. A. A.: la primera es la violencia contra las mujeres que participan en procesos políticos. La política en general es un espacio hostil, pero está cargado de estereotipos de género que castigan y penalizan mucho más a las mujeres que están en el ejercicio de la política.

La Unión Interparlamentaria considera que el 80 % de las mujeres parlamentarias, de las que están en congresos a nivel global, ha sufrido alguna forma de violencia física, psicológica o sexual a lo largo de su trayectoria política. Es un obstáculo superimportante, la violencia y el acoso político contra las mujeres.

Esa es la principal barrera, pero hay otras como la ausencia del marco jurídico o la existencia de marcos que son insuficientes, en Colombia falta todavía una reforma política que incluya los temas de paridad, alternancia y universalidad. Hablamos también de un menor acceso, por ejemplo, a los medios de comunicación, a financiación de las campañas, a redes de apoyo y respaldo efectivo para sus candidaturas.

A la lista de barreras también se suma la división sexual del trabajo, que otorga a las mujeres la responsabilidad casi exclusiva de las tareas del cuidado. Hablamos siempre de la pobreza de tiempo que tienen las mujeres, pobreza de tiempo para el estudio, trabajo, ocio y, desde luego, para la participación en espacios políticos.

SEMANA: ¿cómo ve a Colombia en materia de igualdad de género?

B. A. A.: creo que tenemos todavía mucho camino por recorrer. Los avances han sido importantes. Si pensamos en la situación de las mujeres colombianas hace un par de décadas no tiene nada que ver con la situación de hoy. Pero persisten brechas salariales, laborales, el tema de la covid-19 ha golpeado muchísimo a las mujeres en el ámbito laboral, también porque muchas estaban en la informalidad.

Entonces, a pesar de los avances, siguen existiendo estas brechas en el mercado laboral. Además de un altísimo nivel de feminicidios. Hablamos también de que la implementación del Acuerdo de Paz en lo que está más rezagada, por ejemplo, es en la implementación de medidas de género que contiene.

Hay algunos desafíos pendientes para la nueva bancada de mujeres en el Congreso, la que cuenta con el mayor número de mujeres de toda la historia, y espero que hagan una labor muy positiva. También desde el Ejecutivo con los compromisos que se han adoptado a lo largo de la campaña.

Tener a Francia Márquez de vicepresidenta lanza un mensaje muy potente de que los cambios son posibles, y espero que impulse esa agenda de igualdad de género, de tener un gobierno paritario, de formar el Ministerio de la Igualdad, de tener un sistema integral nacional de cuidados. Creo que puede ser un momento muy importante para avanzar en igualdad de género en el país.

SEMANA: ¿qué significa para el país la Cumbre de Congresistas por la Igualdad?

B. A. A.: de cara al proceso electoral, generamos conjuntamente con la Mesa de Género de la Cooperación Internacional la estrategia MMMD, que nos permitió estar en el periodo preelectoral, electoral y poselectoral. De hecho, la Cumbre es parte de esa iniciativa amplia. Hubo impacto con los medios, con los partidos políticos, procesos formativos con las candidatas, herramientas para la reducción de la violencia política.

La Cumbre creo que ha sido un hito importante, ha convocado a las congresistas de los distintos partidos, de las distintas ideologías y posiciones políticas, y ha hecho que sean capaces de llegar a puntos de acuerdo, y se han generado elementos comunes que pueden serles útiles de cara a la agenda legislativa de este periodo. Y vamos a acompañarlas también durante todo este proceso, vamos a estar en los procesos formativos de cara a las elecciones locales de 2023, esperando que se incremente el número de mujeres candidatas.

La vicepresidenta electa, Francia Márquez, y la representante de ONU Mujeres Colombia, Bibiana Aido, en la Cumbre de Congresistas por la Igualdad. | Foto: ONU Mujeres - Santiago Puentes Viana

SEMANA: ¿qué alianzas han sido fundamentales en la lucha por la paridad?

B. A. A.: tenemos un espacio de la Mesa de Género que, en realidad, aglutina a 46 instituciones en el país, la preside en este momento la Embajada de Noruega y cada año rota la presidencia, antes la tenía la Unión Europea (UE). Y ONU Mujeres tiene su secretariado permanente. Está la cooperación internacional, incluyendo a las oenegé internacionales que tienen interés en apoyar el avance en materia de igualdad de género en el país.

Este es un espacio de coordinación de iniciativas, de incidencia y de acompañamiento al Gobierno en materia de igualdad de género.

SEMANA: ¿cuáles son los principales retos que tienen las 86 mujeres que ingresan al Congreso?

B. A. A.: a este Congreso le van a corresponder, entre otros desafíos, la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo (PND), presupuestos anuales y varias reformas normativas pendientes.

Por destacar algunas: la relacionada con la institucionalidad; es decir, con el Ministerio de la Igualdad, para el cierre de brechas entre hombres y mujeres, y la implementación de normas y políticas públicas para avanzar en igualdad de género, y es clave que esto se cree asociado a presupuestos realmente significativos para la implementación de esa nueva institucionalidad y para la igualdad en todos los sectores.

Otro tema relevante es la reforma político-electoral, que busque de una vez por todas la paridad, alternancia y universalidad. Es algo que tiene que moverse nuevamente en la agenda legislativa, que incluya condiciones de campaña, de financiación, de erradicación de violencia contra las mujeres en política e impulsar su liderazgo.

La implementación del Acuerdo de Paz en las medidas de género. Creo que es fundamental que desde el Congreso se legisle por y para los derechos de las mujeres víctimas, y de las mujeres defensoras de derechos humanos, de todas las constructoras de paz del país, para que al fin puedan desarrollar su labor de defender la vida sin que les cueste la suya, que lamentablemente sigue sucediendo en Colombia.

Un tema clave que no quiero dejar de mencionar es la agenda de desarrollo y crecimiento económico teniendo a las mujeres en el centro, porque hubo este retroceso que mencionábamos durante la covid-19, avanzando hacia la incorporación del cuidado como un pilar de protección social. No puede ser que los cuidados sigan recayendo de manera gratuita sobre los hombros de las mujeres, hay que valorizarlos, redistribuirlos y reconocerlos.

SEMANA: ¿favorece el contexto internacional a la lucha por la igualdad de género en Colombia?

B. A. A.: es interesante lo del contexto internacional porque está lleno de luces y sombras. Creo que estamos ante un momento con movimientos de mujeres y feministas más organizados y revitalizados que nunca, siguiendo el cambio sistémico ante todas estas crisis y todo lo que está sucediendo.

No con la misma intensidad o la misma fuerza en los diferentes países, pero hay movimientos interesantísimos como el de Argentina con los pañuelos verdes, aquel que comenzó con el #MeToo en Estados Unidos, el de Chile de Las Tesis, que generan toda esa tendencia internacional con su música “El violador eres tú”, las manifestaciones masivas los 8 de marzo en España.

Creo que de verdad los movimientos feministas están cambiando agendas políticas y vemos ejemplos muy claros. Pero, a la vez, tenemos la reacción controladora más fuerte que nunca. Esto es como un péndulo: mientras más se avanza, más fuerte es la resistencia.

No es que el feminismo haya conseguido al igualdad, sino que por primera vez parecía que la podían conseguir, y eso genera una controversia. Y en ese contexto están las sombras, que es lo que acaba de suceder en Estados Unidos con el fin de Roe vs. Wade, y la Corte Suprema invalidando el fallo del aborto y retrocediendo 50 años. Creo que es, totalmente, un homicidio. Es doloroso comprobar que los derechos de las mujeres nunca están plenamente concebidos. Nuestros derechos no deberían ser negociables.