Tal y como lo anticipó SEMANA en un confidencial de su más reciente, el diplomático Kevin Whitaker será nombrado casi con toda seguridad como el próximo embajador de Estados Unidos en Colombia, ante la salida del actual jefe de esa legación, Michael McKinley, quien este lunes cumple precisamente tres años en el cargo. Whitaker es un veterano diplomático de carrera que se ha desempeñado en Reino Unido, Jamaica, Honduras, Nicaragua y Venezuela. Nació en Virginia y es graduado de la Universidad de ese mismo estado. También ha servido en diferentes posiciones dentro del Departamento de Estado, ha sido coordinador de la oficina de Asuntos Cubanos (2002-2005) y secretario ejecutivo (2007-2008). Así mismo se ha desempeñado como director de la oficina de Asuntos Andinos (2008-2011) y, en la actualidad, es subsecretario de Estado para asuntos de América Latina y de ahí que Colombia sea para él un país cercano. Por lo que se puede inferir de sus informes, Whitaker sería un aliado del gobierno cercano del gobierno de Juan Manuel Santos. En referencia a la actual administración, señaló en un informe sobre narcóticos ante el Senado estadounidense, en 2011, que “Estados Unidos tiene un enorme interés en el progreso de Colombia y apoya la administración de Santos con una agenda progresista e inteligente que es respetuosa de los DD. HH. y que se mueve vigorosamente para solidificar las ganancias de la década pasada y proveer oportunidades económicas para todos los colombianos”. “El progreso de Colombia ha sido facilitado por el entrenamiento estadounidense, soporte técnico y financiero, pero no perdemos de vista el hecho de que la superación colombiana se debe principalmente a sus propios recursos y los sacrificios del gobierno y su población”, dice otro apartado del documento, en el que defiende los resultados del Plan Colombia. Añadió que “llevada al límite por los grupos insurgentes, armados y los carteles de la droga, Colombia hoy ha vuelto a la iniciativa y es una democracia representativa comprometida con la apertura del mercado y la protección de las libertades fundamentales”. Al trámite para que Whitaker sea embajador -por primera vez en su carrera- y jefe de una de las misiones diplomáticas más grandes de Estados Unidos en el mundo, le falta la confirmación final de la administración Obama y de la aprobación del Senado, cosas que se dan por descontadas.