Este viernes, Valeria Guerrero Storino estará de nuevo en su casa de Barranquilla, con los suyos, para enfrentar la batalla contra el cáncer que le detectaron en Rusia.Todo el país conoció sus historia y se conmovió con ella, pero también la conocieron en Rusia, donde empezó a fraguarse una cadena de solidaridad que finalmente hizo posible su deseo de volver al lado de su mamá.Valeria, de 21 años, estaba haciendo -becada- su tercer año de medicina en la Universidad Federal de Kazan, la bella ciudad rusa de la región de Tartaristán, de la que muchos colombianos tiene referencia porque la selección nacional de fútbol jugó allí durante el último mundial.
Valeria Guerrero, centro, con su amiga Dasha Makarova y su madre, en aeropuerto de Kazán, antes de partir hacia Colombia.En exámenes médicos que le hicieron allí, le descubrieron un linfoma de Hodgkin en fase 4, cuyo tratamiento en Rusia resultaba muy complejo por su costo y porque el seguro médico que como estudiante extranjera tenía no cubría este tipo de casos. Además no tenía con ella a ningún familiar que la asistiera.Desde el primero momento quedó claro para Valeria que debía regresar, pero no tenía los recursos para hacerlo y además todo se había complicado por la pandemia del coronavirus y los cierres aéreos en todo el mundo. Ella misma, a través de las redes sociales dio a conocer su situación, en un mensaje abierto al presidente Iván Duque.La historia de Valeria también fue conocida por Tatiana Mashkova, directora general del Comité Nacional para la Cooperación Económica con los Países de América Latina, CN CEPLA, quien se interesó en ayudarla y contactó a la Universidad Federal de Kazán, miembro del comité, para encontrar la manera de hacerlo.
Valeria Guerrero, en el vuelo de regreso a Colombia, con todas las condiciones de bioseguridad. En Barranquilla continuará su batalla contra el linfoma.
La universidad cubrió un examen medico exhaustivo para la estudiante, y médicos de Kazán y San Peterburgo generaron un protocolo de tratamiento para su caso. Tatiana Mashkova destacó la colaboración de Dina Andréeva, vicedirectora del Instituto de Medicina Fundamental y Biología de la propia universidad, que organizó todo lo necesario para asistir a la joven barranquillera desde el punto de vista médico.Valeria también recibió la solidaridad de los profesores y compañeros de su universidad en Kazán, que recolectaron 100.000 rublos para el pasaje a Colombia vía Amsterdam. Finalmente ese esfuerzo se perdió por los cierres aéreos a raíz de la emergencia del coronavirus.Su amiga Dasha Maskaieva y la familia de esta la acogieron en su casa cuando las residencias universitarias fueron cerradas por la pandemia.
Tatiana Mashkova, directora general del Cepla, el comité ruso para la cooperación económica con América Latina, y el embajador Alfonso López Caballero.Los médicos que la vieron en Kazán le recomendaron a Valeria iniciar el tratamiento allí, pero pudo más su deseo de hacerlo en Barranquilla en el ambiente de su familia. Sin embargo, la estudiante volverá al país con los medicamentos necesarios para iniciar sus quimioterapias.La embajada en Moscú, en manos de Alfonso López Caballero; la Cancillería y la Presidencia de la República -a través de la consejera Karen Abudinen- también hicieron su parte. Consiguieron los recursos para un vuelo privado de Kazan a Madrid y el pasaje en un vuelo humanitario de Madrid a Bogotá. Los empresarios Christian Daes y Eric Flesch, cabezas de Tecnoglass y Promigas, firmas ligadas fuertemente a Barranquilla, asumieron los costos.Las misiones colombianas en Rusia y en Madrid se encargaron de coordinar el viaje y de conseguir las autorizaciones necesarias, en medio de las restricciones aéreas por cuenta del coronavirus. A España, en estos momentos, solo pueden ingresar españoles, por lo que el permiso de entrada para la joven colombiana fue algo excepcional.
Tras esas seis horas de vuelo, Valeria llegó este jueves a la capital española, donde fue invitada alojarse en un hotel de un empresario colombo hispano. Y cumpliendo con todas las condiciones que impone la cuarentena, partió este viernes en un vuelo humanitario de Iberia, lleno de colombianos, hacia Bogotá.Al llegar será de nuevo valorada médicamente y un avión de la Fuera Aérea se encargará de llevarla a Barranquilla, donde estará con su familia y continuar la batalla contra la enfermedad. El pronóstico de recuperación es positivo.No se sabe si después de ganar esa pelea regresará a Rusia, pero si es seguro que continuará con sus estudios de medicina, porque la empresa Promigas le aseguró una beca en la Universidad del Norte.