Los seguidores del recién destituido gobernador del Valle, Juan Carlos Abadía, la tenían clara. "Una vez termine su periodo de gobernador, será ministro del próximo Presidente y después será candidato a la Presidencia por el Valle del Cauca", arengaba uno de los alfiles políticos del grupo de Abadía en una populosa manifestación a principios de este año.No se les pasaba por la cabeza que algo pudiera frenar en seco a este precoz dirigente político que con apenas 31 años ya ha sido diputado, concejal y gobernador del departamento. Pero su meteórica carrera sufrió un serio traspié el miércoles pasado, cuando el procurador Alejandro Ordóñez lo destituyó y lo inhabilitó para ocupar cargos públicos durante diez años.La Procuraduría encontró que el gobernador acolitó y posibilitó una reunión entre varios alcaldes y el ex ministro Andrés Felipe Arias, entonces precandidato conservador, el 20 de febrero en Palmira, Valle. Eso se conoce como participación en política, y consta en fotografías y testimonios publicados por Noticias Uno. Según el expediente, ese día el gobernador tenía una cita con Arias para darle información sobre el departamento y decidió unirla con la cumbre de alcaldes.Juan Carlos Abadía, con apenas 28 años, se convirtió en gobernador del Valle y su nombre empezó a sonar en el país gracias a una campaña publicitaria sin precedentes. Para los Juegos Nacionales instaló vallas en varias capitales en las que se destacaba su fotografía por encima de las de las estrellas deportivas. "Parece más una campaña política", dijo en su momento Germán Jaramillo, presidente del Comité Intergremial del Valle. No menos polémica fue la cuña radial que pagó para divulgar el decreto de condolencias tras el asesinato del gobernador de Caquetá, Luis Cuéllar, acribillado por las Farc. Ese despliegue publicitario fue confirmado por un informe del contralor del Valle según el cual en su primer año y medio Abadía se gastó 11.699 millones de pesos en este rubro.Pero esta no es la primera vez que muestra su especial devoción por la publicidad. En el Concejo de Cali, al que llegó con la segunda mejor votación cuando tenía 24 años, varios de sus compañeros lo que más recuerdan es la parafernalia que armó para tomar una foto con todos los concejales en la que él aparecía a la cabeza del grupo.Cuando llegó a la gobernación, muchos entendieron que era apenas un escalón más de esta vertiginosa carrera política que comenzó en Guacarí, su pueblo natal, donde desde el cura hasta el personaje más popular también lo recuerdan. La senadora Dilian Francisca Toro, prima del papá del gobernador, cuenta que "era un muchachito muy impulsivo, enamoradizo y desde chiquito siempre mostró la sangre de político que corre por sus venas". El joven Juan Carlos dio su primer discurso en plaza pública en 1994, cuando tenía 15 años, durante la campaña de Ernesto Samper a la Presidencia, y hay quienes recuerdan que desde los ocho años ya leía discursos en las reuniones políticas de su papá.Llegó a ser gobernador al amparo de un movimiento al que denominó 'Por un Valle seguro', que se creó con firmas, y era apadrinado por dos barones electorales: su padre, el ex congresista liberal condenado por el proceso 8.000 Carlos Herney Abadía Barney, y el ex senador, hoy preso por narcopolítica, Juan Carlos Martínez Sinisterra, quien estampó su firma para inscribir a Abadía en la contienda por la gobernación.En estos dos últimos años el poder de Abadía y su grupo político se ha fortalecido. En las pasadas elecciones al Congreso, su partido, el PIN, ganó seis de las 24 curules del Valle -tres de ellas cuota directa de Abadía- y se perfiló como la segunda fuerza política de la región, después de la U. Y a eso se le suman los 106 concejales, ocho alcaldes y cuatro diputados que ya tenía el PIN en el Valle.Pero más allá de sus buenos resultados en materia electoral, la pregunta que muchos se hacen es ¿qué tan buen gobernador ha sido? El 65 por ciento de los vallunos aprueban la manera como está desempeñando su cargo, según el último Gallup Poll. Y eso tiene mucho que ver con resultados como los que ha mostrado en materia de vivienda de interés social. O también por un estilo de gobierno en el que intenta hacer una réplica del presidente Uribe. Puso en marcha sus propios consejos comunitarios, de los cuales ya lleva 32. "Se apodera del micrófono, les reclama a secretarios, da atención personalizada a los asistentes, entrega sillas de ruedas, etcétera, tal cual lo hace el presidente Uribe", dice un alcalde que participó en uno de ellos.Su estilo personal también le da cierto atractivo. Con un marcado acento valluno y una manera descomplicada de ser, rompe el hielo con gran facilidad. Los sectores populares lo sienten uno más de ellos.Además, no se amilana ante las batallas. Prueba de ello fue la que dio con la élite de la región para tomarse la Plaza de Toros y la Corporación Ambiental del Valle (CVC). En la junta de la Plaza de Toros dio un verdadero golpe de Estado al lograr tener la mayoría con dos fichas importantes: la esposa del ex senador Martínez y el chancero Roberto Ortiz, elegido representante a la Cámara.Sin embargo, la realidad de su gobierno es un poco más compleja. El contralor acaba de publicar un informe en el que Abadía no sale bien librado: el déficit del Valle se duplicó a 166.000 millones de pesos, de 2008 a 2009. Hizo aprobar un monto de vigencias futuras tan alto -650.000 millones de pesos- que en criterio de algunos lo convierten en un gobernador de facto en los próximos 12 años. Y hay muchos interrogantes sobre la manera como se invertirá dicho dinero. "Llevamos más de un año tratando de entender cómo se hará", dijo Rodrigo Velasco, gerente de la Andi en el Valle. Los gremios tienen la sensación de que el gobierno de Abadía carece de proyectos macro y lo poco que hará, si concreta la inversión de vigencias futuras, serán pequeñas obras en municipios. "Es un hombre joven, inteligente, pero que no concreta con cifras sus proyecciones financieras en inversión social", dijo un dirigente gremial.También ha tenido que sortear otro tipo de escándalos. Algunos por su familia, como lo ocurrido en 2008, cuando la Fiscalía ocupó 17 inmuebles avaluados en 3.000 millones de pesos, con fines de extinción de dominio, pertenecientes a su padre, Carlos Herney. Otros, por sus socios políticos, cuando el año pasado encarcelaron a Juan Carlos Martínez por supuestos nexos con los narcotraficantes. Y otros más por sus propias decisiones. A comienzo de este año nombró director del Instituto de Deportes del Valle a Carlos Alberto Bejarano, alias 'Pucho', el famoso ex alcalde de Yumbo al que el presidente Uribe, durante un consejo de seguridad en Cali, señaló de tener relaciones con narcos. Fuentes cercanas a Abadía confirmaron a SEMANA que fue el propio Uribe quien llamó al gobernador a pedirle que revocara ese nombramiento. Así lo hizo. Sumado a ello, en febrero un juez de Cartago condenó a 54 meses de prisión por porte ilegal de armas a Mohamed Duque García, candidato del PIN por el norte del Valle, quien un año atrás fue gerente de la Gobernación para la zona norte. Y hace poco, el gobernador enfrentó una espinosa polémica que puso en alerta a las organizaciones defensoras de la libertad de expresión, tras su supuesta intromisión en el proceso para adjudicar espacios noticiosos de Telepacífico.Y el último de esos escándalos fue el de la participación en política que concluyó la semana pasada con su destitución. La comidilla de muchos días en el Valle fue una grabación en la que se escucha a su padre decir: "Juan Carlos va a apoyar a Andrés Felipe (Arias) por orden del Presidente".El fallo de la Procuraduría puede herir fatalmente su meteórica carrera política. La próxima semana la sala disciplinaria de este organismo de control resolverá la apelación interpuesta por la defensa del gobernador Abadía. De quedar en firme la decisión, no necesariamente significa el fin de su carrera política. No solo porque es un hombre joven, sino porque ha demostrado tener mucha ambición, liderazgo y madera para resistir escándalos.