El pasado 20 de julio, día en que se estableció el nuevo Congreso de la República, el senador Gustavo Bolívar sorprendió con un anuncio que generó polémica en diversos sectores. El miembro del Pacto Histórico anticipó que presentará un proyecto de ley sobre el tema de la lucha contra las drogas en Colombia.
“La paz grande no es posible sin acabar el narcotráfico. Los firmantes proponemos la regulación de las drogas, incluso la cocaína”, manifestó el senador Bolívar en su cuenta de Twitter. Adicionalmente, comentó que se “presentará un proyecto de ley para regular el uso de la hoja de coca, la amapola, los hongos y sus derivados para uso adulto y medicinal”.
Sin embargo, la idea sobre una eventual despenalización de sustancias como la marihuana y la cocaína no ha sido bien vista desde algunos sectores. De hecho, un artículo publicado este sábado 20 de agosto en el diario estadounidense The Washington Post fue implacable ante dicha posibilidad.
“Colombia, el mayor proveedor de cocaína a Estados Unidos, considera despenalizar”, titula el artículo en mención. En ese sentido, expone que Colombia “es el mayor productor de cocaína en el mundo”, así como “la fuente de más del 90 % de la droga incautada en los Estados Unidos”.
No obstante, también resalta la labor que se ha desarrollado desde Colombia para colaborar con Estados Unidos en la “interminable guerra contra las drogas”.
“Un experimento global”
Según reseña el diario estadounidense, la administración del presidente Gustavo Petro apunta a liderar un experimento global que consiste en despenalizar la cocaína, proponiendo la regulación de este tipo de sustancias.
“Dos semanas después de asumir el cargo, el primer gobierno izquierdista del país propone el fin de la ‘prohibición’ y el inicio de un mercado de cocaína regulado por el gobierno. A través de legislación y alianzas con otros gobiernos de izquierda en la región, los funcionarios de esta nación sudamericana esperan convertir a su país en un laboratorio para la despenalización de las drogas”, se lee en el artículo de The Washington Post.
El pasado 7 de agosto, día en que Gustavo Petro se posesionó como presidente de Colombia, calificó como un “fracaso rotundo” la política antidrogas a la que se sumó el país hace varias décadas. Es más, durante su discurso, consideró que es necesario cambiar urgentemente esta política.
“Ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados”, señaló el jefe de Estado al considerar que la política no cumplió con su objetivo y que, contrario a esto, fortaleció a las mafias dedicadas al narcotráfico y “debilitó a los Estados”.
Para el presidente Gustavo Petro es claro que la única forma de lograr la paz en Colombia es enfrentando de forma diferente el problema de la producción y el tráfico de drogas.
“Claro que la paz es posible si se cambia, por ejemplo, la política contra las drogas, por ejemplo, vista como una guerra por una política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas. Es hora de una nueva Convención Internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado”, sostuvo el presidente Petro en su discurso de posesión.
“Mataría gradualmente la cooperación”
La crítica presente en el artículo de The Washington Post sugiere que la postura del gobierno Petro frente a las drogas podría representar “un giro radical en este país históricamente conservador, uno que podría cambiar su larga y lucrativa relación antinarcóticos con los Estados Unidos”.
En esa línea, agrega que funcionarios estadounidenses han manifestado su preocupación, pues la droga fue responsable de un estimado de 25.000 muertes por sobredosis en los Estados Unidos el año pasado.
“Estados Unidos y la administración Biden no son partidarios de la despenalización”, aseveró Jonathan Finer, el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, quien se reunió con Petro de su posesión.
De hecho, un exfuncionario de la DEA dijo a The Washington Post que “temía que la medida limitara la capacidad de la agencia para colaborar con los colombianos en las investigaciones de narcotráfico”.
“Mataría gradualmente la cooperación (...) Sería devastador, no solo a nivel regional, sino mundial. Todo el mundo estaría luchando de afuera hacia adentro”, indicó el exfuncionario al diario estadounidense.