La historia del transgénero capturado la madrugada del viernes en el barrio El Prado, parece sacada de los absurdos personajes del carnaval de Barranquilla, en la que un criminal condenado a 60 años de prisión, se mimetiza entre la comunidad LGBTI y ejerce la prostitución. La capital de Atlántico, acostumbrada a historias insólitas, comentaba entre divertida y asombrada hasta dónde puede llegar una persona, al sufrir semejante cambio para esconderse de las autoridades que lo buscaban por cinco delitos. Hace tres semanas el patrullero de la policía Fernando Gamboa comenzó a ver un nuevo miembro entre los grupos de travestis y transgénero que ejercen la prostitución en la ciudad. El uniformado, que los tiene censados y los conoce -ellos se quejan de persecución-, tenía la inquietud de por qué cuando buscaba la mirada de ‘Rosalinda’, él le rehuía, miraba para otro lado. Ellos trabajan todas las noches ya sea en la 38 con Murillo, el parque de los Enamorados o en el antiguo barrio El Prado. Es una tribu que se mueve para evitar el control policial, pero como son bulliciosos y se ven envueltos en riñas todas las noches, hay un estricto control sobre ellos. Los vecinos se quejan de sus escándalos, de que hacen sus necesidades en la calle y tienen sexo en plena vía pública. Hay, además, denuncias de atracos e intoxicación con burundanga. La captura Gamboa continuaba con la inquietud de saber quién era la nueva chica de ojos grandes color miel, cuerpo voluptuoso, voz muy femenina y seductora, y grandes pechos, pero que no se atrevía a darle la cara. Ello alimentó sus sospechas y, entonces, se decidió a averiguar de quién se trataba. El viernes, en la madrugada, el patrullero buscó a ‘Rosalinda’ en el Parque de los Enamorados, donde no dieron razón de ella. Se fue entonces hasta la calle 70 con 50, donde la halló junto con ‘Daniela’ y ‘Shakira’ y otros conocidos. ‘Rosalinda’, cuando se sintió rodeado se puso nervioso. “Me esquivaba”, dijo Gamboa, quien en ese momento estaba acompañado de su compañero el patrullero Wilson García Casallas. Cuando comenzaron a entrevistarla dijo –de manera sugerente- llamarse Rosalinda Arrieta, “pero no tenía documento de identificación. Le pedimos el número de la cédula para verificar su identidad, pero no coincidía con el nombre”, contó el policía. Ese hecho, dice el patrullero, “nos llenó de argumentos para pensar que escondía algo”. Los agentes decidieron llevar a ‘Rosalinda’ hasta la Sijin para verificar su identidad tomándole las huellas y comparándolas con los archivos oficiales.
El sistema, entonces, arrojó el nombre de Giovanni Alberto Rebolledo Lambraño, con cédula de ciudadanía 1.042.437.522, de Soledad (Atlántico), a quien el juzgado séptimo especializado de Bogotá condenó a 60 años de cárcel por los delitos de concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte de armas, hurto calificado y agravado, secuestro extorsivo y tortura por su pertenencia a la banda de Los Topos en Bogotá. Desenmascarado Cuando le notificaron su situación, 'Rosalinda' estalló en llanto y le pidió a los policías que lo dejaran ir, que ya había pagado cárcel y lo habían dejado en libertad por vencimiento de términos. Incluso, agregó Gamboa, “trató de intimidarnos diciendo que la comunidad LGBTI tenía privilegios y estaban amparados por una protección especial y nosotros estábamos violándole sus derechos”. La confirmación de sus antecedentes se prolongó toda la mañana del viernes, hasta cuando el Tribunal Superior envió un oficio solicitando que lo detuvieran en centro de reclusión y lo enviaran a Bogotá, pues está a disposición de la Sala Penal de ese tribunal por una condena privativa de la libertad a 720 meses de prisión. Cuando lo iban a fotografiar se alteró y no quería que le hicieran el registro. Cuando los policías le preguntaron qué cirugías se había realizado, dijo que había gastado 33 millones de pesos en senos, nalgas y nariz. Tenía tatuadas las cejas y ojos de contacto color miel. Sus compañeros de vida nocturna, ‘Shakira’ y ‘Daniela’, compungidos y sin dar crédito a lo que había ocurrido, fueron a llevarle algo de comer y una cobija esa madrugada. Hoy martes, en una nota publicada en el periódico El Heraldo, su madre, Elisabeth Lambraño Aragón, dijo que 'Rosalinda' no se transformó para evadir a las autoridades, sino que es el mayor de sus cinco hijos y desde los 16 años trabaja ofreciendo su cuerpo en las calles para sostener el hogar. Lo cierto es que los policías aún no creen que ‘Rosalinda’, el coqueto y voluptuoso travesti capturado el sábado, en realidad se llame Giovanni y mucho menos que estuviera condenado a 60 años por delitos de lesa humanidad.