Después de casi un año, luego de la captura de Paul Naranjo y Julián Ortegón, los únicos procesados en el supuesto feminicidio de Ana María Castro, la justicia está a punto de fijar una decisión que será trascendental en este caso. Una juez definirá este miércoles si declara culpables o inocentes a los jóvenes detenidos por la Fiscalía.

El reto resulta enorme para la justicia, pues de perder la Fiscalía, pierde el Estado en pleno. Fueron, en criterio de la fiscal del caso, dos hombres capturados y acusados de asesinar a una mujer indefensa solo por el hecho de ser mujer, un feminicidio, el problema es que después de analizar el material probatorio la juez piense diferente, como muchos expertos en tránsito y derecho.

Los especialistas presentados por la defensa en el juicio llegaron a la conclusión, como en parte lo hizo el mismo Instituto de Medicina Legal, que es muy difícil confirmar que efectivamente a Ana María Castro la lanzaran de un vehículo en movimiento cuando Naranjo iba manejando y como copiloto estaba Ortegón.

“La lesión más importante que está en la historia clínica es la lesión craneal, tenemos una fractura en los huesos parietal occipital y lateral… Del lado izquierdo vemos fracturas pero este es un trazo de fractura que se extiende desde la base derecha es decir Ana María sufre el impacto desde el lado derecho y desde la base del cráneo se traslada la agresión hasta la parte izquierda”, explicó el experto.

En cuanto a los testigos de la Fiscalía, un conductor de una plataforma de transporte aseguró tener serias dudas al identificar si efectivamente a la víctima la lanzaron de la camioneta, mientras que el otro, Mateo Reyes (quien estaba con Ana María en el mismo asiento de la camioneta), le dijo a la juez que sufría de lagunas mentales por cuenta del consumo de alcohol.

“La pérdida de memoria me había pasado dos o tres veces, todas habían sido con alcohol, excepto una. Fue que me hicieron algo y ahí no me acuerdo de absolutamente nada… Me ha pasado tomando tequila, whisky y otros últimamente, solamente tuve un inconveniente, pero fue tomando, no por una laguna”, dijo el testigo a la Fiscalía.

Esas pruebas, elementos y evidencias pasaron por el juicio, así como los testigos. La juez los escuchó atenta en un proceso que -es necesario reconocer- avanzó de manera rápida y con las advertencias de la juez a la Fiscalía sobre la necesidad de tomar una decisión ante la privación de la libertad de dos personas.

Por eso, este miércoles se espera que la justicia defina la responsabilidad o no de los acusados, pero además se podrían tomar otras determinaciones de cara a establecer otros escenarios que fueron desatendidos por la Fiscalía en el propósito de conocer con certeza qué pasó con Ana María Castro y si otras personas estarían involucradas.

Podría ocurrir un llamado de atención a la Procuraduría que, en los alegatos de conclusión, aseguró que existían serias dudas en las declaraciones de algunos testigos, pero aún así pidió condenar a los dos procesados en este caso, una contradicción enorme cuando está en juego la libertad.