Hacia el final de la tarde del viernes pasado todos los ojos del país político estaban puestos en el recinto del Congreso de la República. A esa hora se adelantaba la votación del Plan Nacional de Desarrollo de cuya aprobación dependería en buena medida el futuro del aun joven gobierno de Iván Duque. A eso de las cuatro de la tarde la cosa no pintaba nada bien para el gobierno. Más allá de los contenidos del plan que han sido objeto de toda suerte de polémicas e interpretaciones, el ejecutivo tenía una preocupación más complicada que las reservas puntuales que pudieran tener los congresistas. Varios ministros estaban sudando la gota fría pues, al momento de la votación, no se había logrado conformar el Quórum para aprobar la iniciativa. En plata blanca, eso le hubiera significado al gobierno un revés político de grandes dimensiones no solo por una aparente incapacidad de encontrar consensos entre los partidos, sino por que hubiera tenido que aprobar el Plan por decreto con las implicaciones que eso le trajera. Puede leer: Lupa al Plan Nacional de Desarrollo en emprendimiento y salud Fue entonces cuando hizo presencia en el lugar, en medio de aplausos y ovaciones de los partidos de gobierno, el senador de Cambio Radical Luis Eduardo Diazgranados. Su llegada sorprendió a todo el mundo pues se trataba de un congresista miembro del mismo partido que a esa hora se encontraba en Valledupar discutiendo en bancada sus razones para no apoyar el proyecto. Tres senadores, dos rebeldes y uno obediente, lograron marcar la diferencia y se convirtieron en el inesperado salvavidas que le cayó del cielo a Iván Duque: Mauricio Gómez del Partido Liberal, y Arturo Char y Diazgranados de Cambio Radical. La consecuencia obvia de la presencia de esos tres congresistas fue lo que pasó: el Plan Nacional de Desarrollo tuvo el apoyo parlamentario suficiente y ahora el gobierno cuenta con una hoja de ruta definida. Sin embargo este episodio, que a simple vista no tiene mayor trascendencia, puede marcar el inicio de una profunda reorganización de las fuerzas políticas del país. Se había vuelto ya un lugar común, tanto en las objeciones a la JEP como en la discusión del PND, decir que quien tenía la sartén por el mango era Germán Vargas Lleras. Esa afirmación no salió de la nada. Mal que bien, Vargas no solo era el líder natural del partido que estaba en capacidad de marcar la diferencia, sino que hasta ahora la bancada de Cambio Radical le había mostrado una obediencia a prueba de todo. Esa armonía se rompió el viernes por cuenta de la votación. Sin mucho análisis, aquí lo que hubo fue una desobediencia de un parlamentario a su jefe político. Pero si se mira a fondo la cosa va mucho más allá. La presencia de Diazgranados en el Congreso el viernes de la semana pasada no fue más que el anuncio del rompimiento entre Vargas Lleras y la casa Char. Le puede interesar: Plan Nacional de Desarrollo: ¿Política vs. economía? Esa alianza de vieja data, que hasta ahora había funcionado como un reloj, lleva años marcando la agenda política en la costa. Si los Char deciden alinearse con el gobierno y alejarse del ex vicepresidente, Duque estaría ganando un aliado muy poderoso y Vargas estaría perdiendo una buena parte de su capital político. Queda entonces el interrogante de qué fue lo que llevó a Luis Eduardo Diazgranados a traicionar a su partido. La cosa es bastante clara. Al final de la semana, cuando se disponía a viajar a Valledupar a reunirse con la bancada de Cambio Radical, el senador recibió una llamada de Fuad Char para pedirle que apoyara al gobierno votando el PND. Esa comunicación terminó con una frase demoledora por parte de Char: ¨Tu verás a donde viajas¨. Lo que Char le estaba diciendo entre líneas era ¨miremos a ver a quien le haces caso, si a mí o a Vargas Lleras¨. El senador decidió mostrarle lealtad a Char quien ha sido su padrino desde sus inicios en la política. Además de eso, al igual que otros congresistas del caribe que respaldan el Plan de Desarrollo a pesar de estar en partidos críticos del documento, argumenta que este Plan contempla la consecución de recursos para solucionar la gravísima crisis de Electricaribe. Sin embargo, cuando fue increpado por la prensa a la salida de la votación, Diazgranados no solo confesó que no leyó el texto que estaba votando sino que afirmó que estaba ahí para cumplirle a quienes lo habían ayudado a llegar al Congreso. Lo cierto es que este senador hasta ahora relativamente desconocido, corroboró el distanciamiento político de dos sectores en Cambio Radical. Según una reciente investigación de la periodista Catherine Juvinao, Luis Eduardo Diazgranados completó 60 inasistencias entre 2014 y 2018. Es decir, el 35% de lo que debía trabajar. Por eso, llama la atención que el congresista se la haya jugado toda para asistir ese día. Hasta ahora hay solo dos cosas seguras. Por un lado, no es difícil concluir que Cambio Radical está atravesando una división interna que hasta ahora no se había visto y, por el otro, queda la impresión de que los Char harán todo lo posible para demostrar que en Cambio Radical quienes mandan son ellos.