La semana pasada, a los presidentes de las altas cortes les llegó una carta importante. En un documento de una página, el registrador nacional, Juan Carlos Galindo, les comunicó que dentro de seis meses, el 5 de diciembre, culmina su periodo en el cargo. La misiva abre una de las pujas más grandes y enconadas de las que libran los magistrados en el Palacio de Justicia. En el pasado, el pulso de poder por este nombramiento ha producido rupturas y efectos importantes en las relaciones entre estos organismos y sus magistrados. Y parece que la situación no será diferente esta vez. Le puede interesar: Elección de registrador: los contratos departamentales La elección del registrador tiene una particularidad especial frente a los altos cargos del Estado. Solo esta depende exclusivamente de los presidentes de las Cortes y tiene unas reglas muy específicas. El viernes de la semana pasada, los tres jefes de la rama judicial se reunieron para almorzar y definir cronogramas. A la cita asistieron Gloria Ortiz, de la Corte Constitucional; Lucy Jeannette Bermúdez, del Consejo de Estado; y Álvaro Fernando García, de la Corte Suprema. Estos tres magistrados tienen en sus manos un gran poder en los próximos meses. Durante muchos años, en Colombia se dijo que quien ponía el registrador ganaba las elecciones. Aunque hoy eso no es así, este funcionario y la organización que dirige tienen una influencia enorme en el ajedrez electoral. Y hay mucho en juego: una elección presidencial, una de Congreso, una de alcaldes y gobernadores. Y en las Cortes esta designación siempre divide, pues los demás magistrados quieren tener la opción de influir en la decisión, y los presidentes, la facultad de no dejarse. En la Corte Suprema viven esa presión con más fuerza. Se podría decir que hoy por hoy esa es la entidad con mayor poder del país: tiene en sus manos la elección del fiscal tras la renuncia de Néstor Humberto Martínez. Debe enviar la terna para designar al auditor, y cuenta con un voto en la puja por la Registraduría. Estos tres nombramientos entrarán en el tire y afloje que tiene siempre una elección frente al Gobierno y a las decisiones clave que deben tomar esas corporaciones. Le recomendamos: De vuelta al pasado huella y firma al votar El proceso de elección de registrador es muy reglado y funciona por puntajes. La corte convoca un concurso público en el que se pueden inscribir hasta 70 candidatos. Evalúa las hojas de vida y les hace un examen. Deben llenar las mismas condiciones necesarias para ser magistrados y, además, tener un doctorado. Del grupo que cumpla esos exigentes requisitos, los presidentes de las Cortes escogen al ganador. Aunque el proceso comenzó hace muy pocos días, ya algunos candidatos suenan con fuerza. Los principales, dos exmagistrados: Álex Vega y Carlos Camargo Assis. Pero en los círculos judiciales, ambos tienen poderosos detractores. También algunos mencionan a Jaime Amín, el consejero de la política de la Casa de Nariño. Sin embargo, ante la ruptura entre el Gobierno y las Cortes, esa candidatura no parece hoy viable. La carrera, de todas formas, apenas comienza.