SEMANA: ¿Por qué decidió lanzarse por firmas?ALEJANDRO ORDÓÑEZ: Me imagino que la pregunta es más bien por qué no me lancé por el Partido Conservador. Y ahí creo que primero hay que distinguir para acertar. Una cosa es la estructura del partido, la maquinaria, sus directivos, sus congresistas. Y otra cosa son las bases del partido.SEMANA: ¿A qué se refiere?A.O.: A que muchos de sus directivos y muchos congresistas renunciaron hace rato al ideal del partido. Las bases, en cambio, sí se identifican con el ideal del partido. Pero el resto no. Eso es lo que les ha permitido ser los aliados irrestrictos del actual Gobierno: apoyar la impunidad del proceso de paz, el desmonte de las políticas contra los cultivos ilícitos, elegir a un magistrado de la Corte Constitucional que sostiene idearios y principios abiertamente contrarios a los ideales conservadores y hundir el referendo que presentó Viviane Morales.Le puede interesar: Conservadores: ¿solos o acompañados?SEMANA: ¿Y eso qué tiene que ver con usted y su candidatura?A.O.: Yo renuncio a esa estructura, mantengo el ideario y estoy con las bases. El directorio y los congresistas conservadores le pidieron a las bases votar por Santos y no por Marta Lucía, pero las bases votaron por Marta Lucía. El directorio y los congresistas le pidieron votar por Santos y no por Óscar Iván, y las bases votaron por Óscar Iván. Gran parte del directorio y los congresistas les pidieron a las bases votar por el Sí en el plebiscito y las bases votaron por el No. Entonces, las bases están también divorciados de la estructura y de la jerarquía del partido.SEMANA: ¿Pero no nos ha contestado, por qué lanzarse por firmas?A.O.: Di un paso para hacer una convocatoria mucho más amplia. ¿A quiénes estoy convocando? Primero a las bases, a la reserva activa de la fuerza pública, a muchos sectores de la Colombia creyente con las cuales hemos dado batallas muy recientes desde agosto del año pasado, a todos aquellos sectores que coincidimos con el no.
SEMANA: ¿Se refiere a una coalición con el uribismo?A.O.: Lo que propongo es un proyecto dentro de una gran coalición de los sectores que triunfamos el 2 de octubre. En esos sectores está el Centro Democrático, pero también todos los demás que acabo de mencionar. Pero deben existir unas reglas de juego prontas. Yo aspiro someterme a ellas. Y aspiro a ganarlas y a ser el candidato único de este gran sector en la primera vuelta. Yo soy una opción diferente porque pienso diferente en todas las materias. Desde lo moral hasta lo social.Puede leer: Ordóñez, Barguil y Navarro, se amplía la baraja de presidencialesSEMANA: ¿Qué mecánica propone usted para que los sectores del No elijan ese candidato de unidad?A.O.: Yo acepto cualquier mecánica razonable. En principio, yo les propuse a los presidentes Uribe y Pastrana una consulta popular. Como decía Álvaro Gómez "a esto hay que ponerle pueblo". Obvio en ese gran sector hay discrepancias, pero lo importante es un acuerdo sobre lo fundamental que es lo que la ciudadanía quiere, lo que necesita. Es una propuesta desde el ideario conservador. Es una revolución conservadora como la lideraron Reagan y Tatcher. Y ahora puede decirse que Trump la está haciendo, a pesar de él.SEMANA: Ya que habla de Trump, usted suele citarlo mucho. ¿Por qué?A.O.: Lo que he dicho es que la ortodoxia y los paradigmas se han venido rompiendo en buena hora en las democracias occidentales. En el Reino Unido con el brexit, en Francia con Macron y Le Pen que no eran del establecimiento y en Colombia con el plebiscito del 2 de octubre. Trump es un referente en materia política porque es de los pocos políticos que cumple lo que promete. Se enfrenta al establecimiento. Hay cosas en que uno no está de acuerdo en su vida personal, sus excentricidades. Lo que yo aspiro a ser es decir lo que pienso, hacer lo que digo y cumplir lo que prometo.Le recomendamos: Elecciones 2018: polarización y pesimismoSEMANA: Trump es un personaje muy criticado. ¿Quiere eso para usted?A.O.: Desde chiquito pienso lo que pienso. Y nunca me he avergonzado de ello y nunca he pedido perdón por lo que soy. Yo enarbolaré un discurso políticamente incorrecto, desafiando al establecimiento. Así será mi campaña.SEMANA: ¿Qué piensa cuando dicen que usted sería el Trump colombiano? A.O.: Yo soy el Ordóñez colombiano. No reparo en todo eso que hablan. Como le dije hay cosas en las que uno no está de acuerdo con Trump, por ejemplo en las cosas políticas y personales, pero otras en las que sí como bajar los impuestos. Mi propuesta es reducir los impuestos pues es la única forma de enfrentar el déficit fiscal, la creciente evasión de impuestos, que en este momento es del 4 por ciento del PIB, y la informalidad laboral. Es indudable que la presión tributaria es muy intensa. En unos sectores llega a ser hasta del 65 por ciento. Y no es una solución que yo me he inventado. Recientemente hay más de diez países que están comprometidos con ello: Estonia, Lituania, y la misma Rusia. Eso es lo que hizo Thatcher, es lo que hizo Reagan, eso es lo que está haciendo Trump.SEMANA: ¿No le parece un poco irreal proponer reducir impuestos cuando el Estado lo que necesita son recursos?A.O.: La mejor estrategia para hacer el país rico es hacer a los particulares ricos. Se tiene que extender la propiedad para enriquecer al Estado. No es una postura politiquera sino que es una consecuencia de un concepto mismo de autoridad y de iniciativa privada. El particular no tiene que tener en los hombros al Estado de manera permanente como intervencionismo insano. El Estado no tiene que producir una especie de orgía del gasto innecesario. ¡No! Déficit fiscal cero. Austeridad fiscal. Reducción de impuestos. Se trata de enfrentar al régimen, de enfrentar sus paradigmas.SEMANA: ¿Si usted llega a la Presidencia qué pasaría con los Acuerdos de Paz?A.O.: Lo tengo claro. Hay una gran deuda con la ciudadanía que debe ser saldada y la voy a saldar. ¿Cuál es esa deuda? Se desconoció el 2 de octubre. Eso generó una ilegitimidad en lo acordado y la forma de saldarla no es otra que una Asamblea Nacional Constituyente. Ese mecanismo no será solo para eso, sino para muchas otras cosas, al Estado hay que rehacerlo.Le sugerimos: Nueva encuesta arroja empate técnico entre Vargas Lleras, Petro y Claudia LópezSEMANA: ¿Rehacerlo en qué sentido?A.O.: Por ejemplo, frente al poder presidencial. No me refiero al presidente Santos sino al poder mismo. Un presidente no debe tener la posibilidad de integrar ternas para magistrados. El espectáculo que acaba de dar interfiriendo la elección de la magistrada de la Corte Constitucional es una vergüenza que deslegitima la democracia y le hace perder credibilidad a las decisiones de los órganos judiciales.SEMANA: Ya que habla de la corte, usted tuvo muchos encontrones con ese organismo cuando era procurador. No hubo respeto por sus decisiones…A.O.: Creo que es necesario meterle la mano a la Corte Constitucional pues distorsiona nuestro ordenamiento jurídico. La Corte Constitucional no es un órgano constituido sino uno constituyente de carácter permanente. El activismo judicial ha terminado por desplazar todos los organismos del Estado en cabeza suya. La corte legisla, administra, diseña políticas públicas, y so pretexto de declarar inexequibilidades lo que hace es imponer conceptos y discursos ideológicos para imponer una cierta concepción de vida a la sociedad. Y eso lo hacen cinco personas. ¿Eso es legítimo? ¿Que lo hagan cinco personas que normalmente responden o se deciden por temas ideológicos? ¡No! A la corte hay que rediseñarla.SEMANA: Volvamos al proceso de paz. ¿Cómo ve usted lo que está pasando?A.O.: Lo que veo es que todas las advertencias que hicimos se han producido. La advertencia del fiscal sobre la gran operación de lavado de activos, lo denunciamos. En materia de narcotráfico advertimos las 220.000 hectáreas. Y lo mismo con la familia. Nosotros ya dijimos que no vamos a permitir que esta sea otra Venezuela y también hemos dicho que no vamos a permitir que el estado imponga una ideología para educar a nuestra niñez.Puede leer: Conservadores y uribistas, tan cerca y tan lejosSEMANA: ¿Por qué insistir tanto con decir que la familia está en peligro? A.O.: Lo que usted ve así, realmente es la consecuencia de la interferencia del Estado y el Gobierno que pretenden adoctrinar en una ideología a los jóvenes. Algunos creen que la religión se está metiendo en la política. Yo no creo. La política pretende interferir las creencias de millones de colombianos. Cuando eso acontece los ciudadanos tienen el derecho de defender y enfrentársele al Estado para que no adoctrine a su familia. El Estado no puede volver a los ciudadanos creyentes de segunda categoría. Si aquí hay una fobia cada vez más extendida es la cristianofobia. Hoy se persigue a quienes tienen creencias. Se pretende imponer una esquizofrenia constitucional porque aquí usted hoy puede pensar como quiere, creer lo que quiere, pero no puede vivir como cree porque eso es ilegitimo.