Ningún partido político ha protagonizado tantos titulares de prensa en tan pocas semanas como el de La U. Han pasado por todo: el partido dividido en varios grupos, tres fichas principales de La U vinculadas con el mayor escándalo de corrupción del año, Odebrecht, y renuncias de las únicas cabezas visibles para la Presidencia. Todo en un mismo paquete y a ocho meses de las elecciones para Congreso y 10 para las presidenciales. Por eso, las especulaciones frente al futuro de la mayor fuerza política del país han salido a flote mucho más esta semana. Las copresidencias de Roy Barreras y Armando Benedetti, que respaldaron a ojo cerrado los proyectos legislativos de paz y en general todo lo que saliera de Palacio, ya tenían desgastados a varios sectores del partido, como el que lideran los senadores Mauricio Lizcano, Maritza Martínez y Manuel Enríquez Rosero, así como a la bancada costeña. Sin embargo, desde el pasado jueves 20 de julio, en la instalación de la nueva legislatura, en la que nuevamente se dividieron por la elección de la Primera Vicepresidencia de Senado, acordaron una serie de “retiros” que empezaron el lunes y tuvieron su reunión principal este jueves, en Casa de Nariño, con la presencia del presidente Juan Manuel Santos y casi todos los congresistas, menos Mauricio Lizcano, quien estaba de viaje, y Bernardo ‘Ñoño’ Elías, quien no aparece desde que la Corte Suprema le abrió investigación formalmente en el escándalo de la adjudicación de la vía Ocaña-Gamarra. Dos horas después de la reunión del pasado lunes en la Primera Vicepresidencia del Senado, que quedó en manos de Andrés García Zuccardi, y a la que asistieron 18 de los 21 senadores, el fiscal Néstor Humberto Martínez tiró un dardo que dio en donde más le duele a los políticos: los votos. Compulsó copias contra cinco políticos, entre congresistas y excongresistas, y tres de ellos tienen sello del partido del Gobierno, de los cuales dos son barones electorales de La U: Musa Besayle, que sacó 145.000 votos, y Bernardo ‘Ñoño’ Elías, que obtuvo 140.000, del global de 2.3 millones de votos que sacó La U para el Congreso en 2014.Entrevista: "Mi pecado fue haber sacado la votación más alta del país": Musa Besaile Esa vinculación y la “vista gorda” del Gobierno frente a los que durante años fueron sus congresistas más consentidos, ha hecho que la bancada costeña sienta un cierto rechazo a todo lo que huela al despacho presidencial. SEMANA conoció que los dos senadores vinculados al escándalo de Odebrecht no están conformes con el presidente Santos porque consideran que los ha dejado solos. En su momento los votos regionales jugaron un papel determinante a la hora de reelegir al presidente Santos y justamente el escándalo de Odebrecht los ha tocado. La U nació con un caudal electoral sólido en Córdoba, Sucre y Cesar y ambos congresistas son del primer departamento donde se dio la ‘ñoñomamía‘. En otras palabras no querer nada con Santos es irse para el uribismo o vargallerismo. Y como si fuera poco, se vinieron las renuncias en menos de 12 horas de los únicos presidenciables que tenía el partido: Juan Carlos Pinzón, el que había sido siempre el pupilo del presidente Santos, renunció al partido este miércoles muy entrada la noche; y Roy Barreras, hasta ahora el precandidato oficial, decidió apartarse de su aspiración presidencial y encabezar la lista al Senado por petición del presidente.Puede leer: Juan Carlos Pinzón renunció al Partido de la U Esta idea última no cayó muy bien en varios de los asistentes al encuentro. Tal como se lo contaron algunos congresistas a SEMANA, les pareció “descortés” que en plena reunión el mandatario desinflara la candidatura de Barreras, adalid de las banderas de paz del gobierno, y más aún que se saltara cualquier consulta para determinar la cabeza de lista.¿La pregunta ahora es cómo hará el Partido, que hoy tiene la bancada mayoritaria, para mantener la unidad sin contar con un candidato propio? Muchos tienen la preocupación de que la falta de un aspirante los desinfle en el congreso, por eso algunos -liderados por la senadora Sandra Villadiego- están analizando incluir en la reforma política un proyecto que permita el transfuguismo. "Tenemos que buscar a quien apoyamos, y definirlo con prontitud", dijo uno de los representantes más votados de La U a SEMANA.Algunos analistas coinciden en que durante un tiempo más Santos seguirá sin definir a quién apoya y mantendrá la baraja abierta, según el analista Carlos Arias. En su derecha tendría las cartas de Pinzón y Vargas Lleras, y en la otra mano a candidatos que apoyan la línea de la paz, como Humberto de la Calle y Clara López. Ahora bien, la designación del ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, como presidente único del partido puede verse como un salvavidas, pero ese se demorará en llegar, pues no entrará de lleno al cargo hasta tanto no acabe con la crisis generada por la fiebre aftosa, que calculan sería en un mes. En la reunión en Palacio también se acordó que no saldrá con los ministros que dejen el Gobierno por cuenta de la crisis de gabinete anunciada la semana pasada.En contexto: La U: reconciliación y cambio de planes a la vista Es por eso que el retiro de la única precandidatura del partido, la de Roy Barreras, llega justamente cuando no hay una cabeza visible que esté de lleno metida entre los congresistas y todo lo que implica ser el director: las molestias con el líder natural, el respaldo político y los enfrentamientos que son comunes entre los congresistas, inclusive de la misma línea. Y para rematar, la imagen del presidente Santos va de capa caída. De acuerdo con la más reciente encuesta de Invamer-Gallup para SEMANA, Noticias Caracol y Blu Radio, el presidente tiene una imagen negativa del 60,7 por ciento contra un 34,5 por ciento. Además, el 74 por ciento de las personas encuestadas creen que el país va por mal camino contra 20,4 por ciento. Por todo lo anterior, y a pesar del discurso de unidad que manejan sus dirigentes, La U atraviesa por un momento complejo. De no tomar decisiones pronto podría pasar de ser el partido más votado en las últimas elecciones parlamentarias a una de las bancadas más débiles. La solución, en el corto plazo, depende del liderazgo y determinación que le imprima el presidente.