Humberto de la Calle adquirió perfil presidenciable desde el mismo momento en que culminaron las negociaciones en La Habana con la firma de un acuerdo de paz, el primero que un gobierno colombiano alcanza con esa guerrilla.Ahora cuando el acuerdo está en fase de implementación, De la Calle dedica parte de su tiempo a defenderlo por todo el país, mientras tanto, crecen los cantos de sirena a su alrededor tratando de seducirlo para que se lance a la Presidencia.Video: el coscorrón de Vargas Lleras a su escolta El exjefe negociador no ha manifestado aún si se lanza como candidato, pero esta semana, en diferentes escenarios, se ha pronunciado como si estuviera en campaña: lleva cinco días, como buen político, lanzando dardos a uno de sus posibles adversarios, en caso de que se anime a una aventura electoral. Frases indirectas, pero muy directas, contra Germán Vargas Lleras, quien renunció a su cargo para apostarle a la Presidencia de la República.El jueves, en una conferencia en la Universidad Nacional, en Bogotá, De la Calle expuso el perfil del gobierno que, en su criterio, necesitaría el país. “Acá, o mantenemos los valores de libertad y tolerancia, o tomamos otro camino, que es el de la República de funcionarios que dictan la moral desde su oficina y yo creo que lo que no le conviene a Colombia es la República del coscorrón”. Todos los presentes en el auditorio no tuvieron dudas sobre para quién iba dirigido el dardo.Rendición de cuentas: Sin coscorrones pero con la Cruz de BoyacáEste viernes, De la Calle participó en un panel de Expofuturo, en Pereira. Allí preguntó si alguien de los presentes votaría por alguna persona que les pegara a sus subalternos. Luego se lamentó ante la posibilidad de que las elecciones del 2018 se convirtieran en la “campaña del coscorrón”.Las palabras del jefe negociador tuvieron mayor resonancia en una semana de agitada actividad política, en la que Vargas Lleras fue uno de sus principales protagonistas por cuenta de su pomposo evento de rendición de cuentas y por la renuncia al Gobierno que protocolizó ante el Senado de la República. Dos hechos que prácticamente se convirtieron en su lanzamiento a la campaña política.Aunque el episodio en el que Vargas Lleras le dio cocotazos a uno de sus escoltas, en un evento público en Ciénaga de Oro (Córdoba), causó gran indignación en la opinión pública, el saliente vicepresidente ha sabido ‘voltear la torta’ a su favor.Primero, en un acto público le ofreció excusas al intendente Gabriel Ahumada, para poner rápido punto final a la controversia. Y aunque dijo que nunca debió ocurrir, pareció justificar su reacción en que los esquemas de seguridad en ocasiones no son respetuosos con la ciudadanía.Este año, Vargas Lleras revivió el coscorrón para amenazar a aquellos contratistas que no cumplieran con los términos de las obras contratadas. Pero fue esta semana, y con la complicidad del presidente Juan Manuel Santos, cuando convirtió el coscorrón casi que en un eslogan de campaña.En la última de sus giras, concretamente en San Marcos (Sucre), Santos le preguntó al director de Invías cuántos ‘cocotazos’ le había dado Vargas Lleras. La respuesta del funcionario fue “los coscorrones que dimos fueron a la corrupción”.En video: Coscorrones a la corrupciónY en el evento de Corferias, el martes en la noche, Santos llamó a Vargas Lleras al escenario y sacó a relucir el episodio. “Venga, Germán, que no le voy a dar un coscorrón…”, a cambio le impuso la Cruz de Boyacá, el mayor reconocimiento para un ciudadano colombiano.Quizá por eso, De la Calle tenga el pálpito de que la campaña política pueda ser la del coscorrón, escenario que lamenta, pero que en un país tan folclórico como Colombia se convierta en el eje de la contienda.