El voto de los cristianos ha sido, históricamente, apetecido por los aspirantes a la presidencia. Aunque se habla de la distancia que debe haber entre religión y política, en especial cuando se trata de un Estado laico, eso en la práctica resulta imposible.
Y no solo sucede en Colombia, donde ya varios precandidatos pretenden cautivar a esos electores disciplinados para las elecciones a la presidencia y al Congreso en 2022. Algunos políticos, en medio de sus discursos, hablan de Jesucristo y se encomiendan a Dios. El respaldo de los cristianos es motivo hoy de disputa electoral.
Gustavo Petro picó en punta. En un evento masivo en la plaza de la Paz, en Barranquilla, el líder de la Colombia Humana confesó que era católico. Además, habló de la labor de Jesús con los pobres. Allí sumó el apoyo de Alfredo Saade, un líder cristiano de la costa Caribe que, según dice, tiene el respaldo de unos 450 pastores y dirigentes de esa religión.
Saade, como le explicó a SEMANA, quiere ser precandidato presidencial del Pacto Histórico, aunque aún no ha sido aceptada oficialmente la entrada de su movimiento, Levántate, a esa convergencia de izquierda. Dice que con el apoyo religioso podría terminar de segundo en la consulta del Pacto Histórico, es decir, le apostaría a ser la fórmula vicepresidencial de Petro. De hecho, busca configurar una lista propia al Congreso solo con pastores y líderes cristianos.
Por otro lado, y en posiciones ideológicas distintas, se encuentra el senador y pastor John Milton Rodríguez, quien también anunció su candidatura presidencial recientemente. Se trata de una de las figuras más importantes del cristianismo en la política colombiana. Gracias a su desempeño en el Congreso y al caudal electoral de Colombia Justa Libres, le apunta a la Casa de Nariño en 2022. En las elecciones al Congreso, en 2018, su movimiento logró 545.592 votos.
Según Rodríguez, buscan convertirse en una fuerza independiente, porque siente que en ocasiones anteriores han sido utilizados por otros sectores para sumar votos y luego terminan olvidados. “Este desempeño merece la confianza de la comunidad cristiana que antes no tenía esa referencia”, le dijo Rodríguez a SEMANA.
Junto con el Mira –el otro partido cristiano del país– formaron la coalición Nos Une Colombia para competir en 2022. El Mira tuvo 1.086.212 votos al Congreso en 2018. Por eso se calcula que, ya con la alianza, ese bloque podría superar 1.600.000 votos. En términos globales, según el propio senador Rodríguez, se calcula que en Colombia hay por lo menos 3 millones de cristianos que votan, y que el potencial electoral podría llegar hasta 10 millones.
A medida que pasan los días, la campaña de 2022 empieza a calentarse. En ese sentido, el senador Rodríguez ha aprovechado para cuestionar los apoyos cristianos de Petro. Afirmó, por ejemplo, que Saade no tiene la representatividad con la que asegura contar y que, incluso, podría estar engañando al líder de la Colombia Humana.
Otra voz importante del cristianismo, una de las pioneras en la política colombiana en profesar abiertamente sus creencias religiosas, es la exembajadora en París y ex fiscal general de la nación, Viviane Morales. Ella descartó lanzarse a la presidencia o al Senado en 2022. No obstante, fue enfática en afirmar que no se puede hablar hoy de un “voto cristiano” como tal. Morales dijo que hay una diversidad de pensamientos que se deben tener en cuenta. “Eso sería darle un calificativo a un grupo de ciudadanos que como tal votan desde diferentes perspectivas”, explicó.
Morales también criticó a Saade diciendo que en los 40 años que lleva profesando el cristianismo nunca lo había escuchado mencionar y que nadie puede atribuirse la representación del pueblo cristiano. “Hay una cantidad de población cristiana que no está dentro de estos partidos y que, seguramente, tendrá un comportamiento normal de un ciudadano, que es elegir en medio de las distintas opciones”, agregó la exfiscal.
Asimismo, tampoco es del todo cierto que quienes profesan el cristianismo sean automáticamente más cercanos a los políticos de estirpe conservadora. Si bien es cierto que coinciden filosóficamente en temas como el aborto, la eutanasia o la legalización de las drogas, algunos cristianos, aunque minoritarios, pueden tener simpatías con otras corrientes políticas. Más allá de las creencias y la fe, cada persona tiene su propio juicio.
Todos los políticos querrán pescar votos entre los cristianos. La fe mueve montañas, y en época electoral el voz a voz y las recomendaciones en espacios como las iglesias o las palabras del pastor pueden llegar a persuadir a los votantes.
El teólogo e investigador argentino Nicolás Panotto, quien ha estudiado la relación entre la religión y la política, le explicó a SEMANA que efectivamente no es que un nombre o un partido pueda congregar a una comunidad cristiana en general y que hay diversidad de pensamientos en una misma creencia.
“Ya está muy comprobado, a través de estudios, que no existe el voto religioso o evangélico, más allá de que hay pastores que desde los púlpitos piden votar por tal candidato”, explicó. Aun así, no desconoce el poder de la religión en la política y su influencia en elecciones recientes en América Latina.
Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de México, recibió en su momento la bendición de un pastor antes de ganar las elecciones de ese país. Por su parte, Jair Bolsonaro fue bautizado en el río Jordán meses antes de ser elegido presidente de Brasil. El teólogo también recalca que, a pesar de que determinados líderes dicen tener cierto número de seguidores o líderes, esto no se traduce en votos. “Hay personajes evangélicos que hacen política o se vinculan con políticos, pero eso nunca es equivalente a un caudal electoral”.
En Colombia los cristianos siempre han jugado un papel protagónico, y es recurrente ver cómo los políticos, especialmente en la recta final de sus campañas, buscan acercar a líderes de esta religión para que les sumen votos a su causa. Esta vez la campaña se anticipó, y ese voto cristiano será determinante en 2022. Con las cifras en mente, los candidatos quieren convertirse en la voz que represente a gran parte de ese electorado; y, por eso, encomendarse a Dios y hablar de Jesucristo puede terminar siendo rentable, más allá de las propuestas de fondo y soluciones concretas para el país.