Todo el revuelo que se generó en el país esta semana por las graves acusaciones de varios candidatos sobre un presunto fraude electoral, en las elecciones al Congreso el pasado 13 de marzo, hizo que el presidente Iván Duque reaccionara y tomara acciones para transmitir confiabilidad en el sistema electoral de Colombia.
El escándalo se desató cuando el registrador Alexander Vega anunció la nueva conformación del Congreso, tras el escrutinio. Como nunca antes en tiempos recientes, las cifras de votos no contabilizados sorprendieron. Hoy, muchos no creen en los resultados y se teje toda clase de hipótesis sobre lo sucedido.
El caso que más incomodidades ha generado es el del Pacto Histórico, la coalición del candidato presidencial Gustavo Petro, la cual obtuvo tres curules más, quedando con 19 y aproximadamente 500.000 votos más de los que ya se habían reportado en el preconteo.
De esta manera, el Partido Conservador, el Centro Democrático y el Partido Alianza Verde perdieron tres curules cada uno. Mientras Petro defiende y cuida los votos de su alianza, otros consideran que la movida es sospechosa.
Para despejar el manto de duda, el presidente Iván Duque convocó para este martes 22 de marzo una mesa de garantías electorales, con el fin de dar respuesta a todas las inquietudes que se han generado frente a las posibles fallas de las elecciones al Senado.
En esta comisión tienen silla el Gobierno nacional, la Registraduría, el Consejo Nacional Electoral, la Procuraduría, la Contraloría y los organismos de seguridad y delegados de los partidos políticos.
Sin embargo, lejos de ser un espacio para que los asuntos queden claros, este podría ser un nuevo escenario de disputa, pues cada partido llegará con su propia propuesta.
El Centro Democrático, por ejemplo, ya anunció que pedirá un reconteo total de votos.
Para la colectividad del expresidente Álvaro Uribe, “no se debería declarar la elección de candidato alguno hasta hacer un reconteo total, público, voto a voto, con la revisión sobre tachones o alteraciones en los tarjetones y en los formularios de consolidación, como el E11, el E14 y el E24″.
En un comunicado, el Centro Democrático recuerda que la Constitución colombiana le da la facultad al Consejo Nacional Electoral (CNE) para ordenar la ejecución de este reconteo, tal como lo indica el artículo 265, numeral 4, de la Carta Magna.
Por los lados de la izquierda, la petición del reconteo de votos también toma fuerza. El senador Gustavo Bolívar, cabeza de lista al Senado por el Pacto Histórico, manifestó que, aunque el Pacto es el más afectado por el fraude histórico, “el Centro Democrático y sus periodistas insinúan que somos los autores del fraude. Para despejar dudas, pido a todos los partidos que exijamos al Consejo Nacional Electoral ordene abrir las 112.000 urnas y se haga un reconteo de votos”, propuso.
En la coalición Centro Esperanza, el senador Antonio Sanguino ya interpuso una tutela para suspender el escrutinio.
El Partido de la U, por su parte, ha planteado que por el momento no se requiere un reconteo de votos, pero sí una “una auditoría forense”, con el fin de dar mayor legitimidad al nuevo Congreso que se instalará el 13 de marzo.
En el Partido Conservador y el liberalismo están a la espera de las explicaciones que pueda dar este martes el registrador general Alexander Vega, quien ya está elaborando un informe de lo ocurrido y ha insistido en que no se puede hablar de fraude.
En todo caso, lo que está pasando es grave porque, si se pierde la confianza en las elecciones, la democracia se pone en peligro. Además, lo que está por venir son las elecciones presidenciales y, si la duda de la trampa y el fraude se cierne sobre ellas, se habrán perdido décadas de estabilidad democrática.
Cualquier aspirante que pierda podría encender una mecha compleja de apagar. Más en tiempos de agitación fácil como la que vive Colombia.
Así quedó probado durante el paro de abril del año pasado, cuando el caos se apoderó de ciudades capitales como Cali, que fue literalmente secuestrada por grupos irregulares que se infiltraron en las protestas. Los candidatos y partidos deben ante todo ser sensatos, hacer valer sus derechos, pero sin llevarse el país por delante, mandándolo a un abismo.