Por más nuevos aliados internacionales que busque la Casa de Nariño, Estados Unidos seguirá siendo el principal socio de Colombia en asuntos de política exterior. En las elecciones para definir al nuevo inquilino de la Casa Blanca, este martes 5 de noviembre, se está jugando el futuro de una relación bilateral en la que Washington le gira a Bogotá la suma de 410 millones de dólares anuales en cooperación.
Lo que ocurra con la lucha contra el narcotráfico, el apoyo económico a las naciones del sur para atender a los migrantes, la regularización de los ciudadanos colombianos que emigraron al norte y los asuntos comerciales dependerá de quién sea elegido como presidente. El expresidente Donald Trump y la actual vicepresidenta, Kamala Harris, representan visiones opuestas y quien suceda a Joe Bien también repercutirá políticamente en el presidente Gustavo Petro.
“Estas elecciones son las de mayor consecuencia y de más largo plazo porque la relación Colombia – Estados Unidos continúa siendo el pilar que define nuestra orientación internacional. Esta es una relación en la que dependemos en muchos de los ejes prioritarios para el país, temas de seguridad, de desarrollo, de lucha contra la pobreza y de cambio climático”, señala David Castrillón-Kerrigan, profesor e investigador de la Universidad Externado de Colombia.
Petro ha asumido posturas opuestas a las del saliente presidente, Joe Biden, en asuntos como la guerra entre Israel y Palestina y las elecciones presidenciales de Venezuela, que se robó la dictadura de Nicolás Maduro. En junio de este año, Petro se atrevió a sugerir que Biden debería renunciar a la reelección, lo que terminó desencadenando momentos tensos en la relación bilateral por el intento de injerencia colombiana en la política interna estadounidense.
Pero los comentarios de Petro sobre la contienda no fueron solo contra los demócratas. El mandatario colombiano le respondió a Trump los comentarios xenófobos que lanzó recientemente contra la comunidad haitiana y esta semana le criticó por un evento de campaña en el que se hicieron chistes contra los puertorriqueños.
Por eso, Castrillón-Kerrigan anticipa que, si Trump resulta siendo elegido, es posible que se dé una relación más confrontacional, sobre todo si se tiene en consideración que el magnate podría asumir posiciones en el ámbito internacional sobre asuntos como Israel, Nicaragua o Venezuela que incomodan al Gobierno Petro.
Pero cuando se habla de Harris hay otro factor sobre la mesa y es que en su Vicepresidencia ella se enfocó más en temas de política interna y no de política exterior, lo que significa que el mundo estaría apenas a punto de conocer cómo es Harris en su rol de figura global.
El analista Fabio Andrade vaticina que un eventual triunfo de Harris significaría una continuación de las políticas que ha tenido el saliente presidente Biden, como la aceptación de la paz total que plantea la Casa de Nariño. “Harris mantendría su apoyo a las políticas del Gobierno que son bien preocupantes. Con una administración de Trump habría una mano firme con el condicionamiento para el uso de los dineros que salen de los impuestos de los Estados Unidos y una exigencia a que se inicien las fumigaciones contra los cultivos de coca”, consideró Andrade.
Lo claro es que la visión del mundo de Petro es diametralmente opuesta a la de Trump, por lo que, desde Florida, Andrade advierte: “El Estado colombiano tiene que ser muy cauteloso. La administración del presidente Petro debería replantear sus planteamientos de acabar con las instituciones porque la administración Trump sería muy clara en aplicar la ley y el orden”.
La relación entre Colombia y Estados Unidos es de carácter bipartidista, lo que significa que no importa si un demócrata o un republicano está en la Casa Blanca porque la política es de carácter binacional y lleva más de 200 años de historia a cuestas. Sin embargo, los comentarios provenientes de ambos gobiernos pueden generar tensiones en ese vínculo histórico.
“Los ataques del presidente Petro en asuntos como la situación de Israel han generado mucha incomodidad en sectores tanto del Partido Demócrata como del Republicano, por ende ante cualquiera que sea elegido presidente no se está mirando con buenos ojos a Gustavo Petro. Colombia tiene que preparar su política de Estado porque hay muchos puntos en juego para que no termine siendo la nación paria de Latinoamérica”, consideró Cristhian Mancera Mejía, abogado y concejal del Distrito 11 del condado de Miami Dade.
Trump se centra en los asuntos de política interna y poco le presta atención a lo que sucede en el resto del continente, como quedó evidenciado en su anterior periodo en la Casa Blanca en el que se concentró en “hacer a América grande otra vez”. De hecho, en medio de esta contienda los demócratas han querido mostrarse como un sector cercano a los latinos para jugar esa carta a su favor.
“La cercanía del Partido Demócrata con Latinoamérica es mucho más clara que en el caso de los republicanos. En contraste, la relación en un eventual triunfo de Trump sería difícil, tal como sucedió hace ocho años”, comenta Javier Maza, analista político y consultor.
El mercado de sustancias ilícitas está entre las mayores preocupaciones de Estados Unidos y en ese punto la relación con el nuevo Gobierno inicia con un mal antecedente. En el último año el territorio sembrado con coca en Colombia aumentó 10 por ciento y la producción potencial de cocaína se incrementó en 53 por ciento, producto ilícito que termina en el mercado norteamericano.
En ese punto, la senadora Paola Holguín advierte: “Las tensiones que se han presentado responden a la falta de compromiso en el combate al narcotráfico que ha llevado a una reducción del apoyo que da Estados Unidos en esta materia a Colombia porque la política del Gobierno Petro se traduce en un crecimiento en los cultivos ilícitos”.
En los pasillos de la diplomacia colombiana se comenta que el canciller, Luis Gilberto Murillo, consiguió hacerse cercano a la vicepresidenta Kamala Harris durante su paso por la Embajada en Washington, lo que sería un punto a favor para el Gobierno en la relación binacional. Pero no está claro hasta cuándo estará Murillo en la Cancillería y para el expresidente Andrés Pastrana habrá que recomponer la relación bilateral.
“Se rompió la política bipartidista con Estados Unidos. El canciller Murillo y lo que ha sido el presidente Petro se han dedicado simplemente a dialogar con los demócratas y han dejado aparte a los republicanos, por eso hay que recomponer la relación”, dijo el exmandatario colombiano.
Con esos puntos sobre la mesa, la relación entre Colombia y Estados Unidos está a la espera de que se decante el nombre del próximo presidente entre un magnate que quiere repetir su periodo en la Casa Blanca y una vicepresidenta que podría convertirse en la primera mandataria mujer en la historia de la mayor potencia mundial.