Es un debate de nunca acabar. Cada vez que hay elecciones, las encuestas, que toman una radiografía de la intención de voto en un momento determinado de la campaña, son cuestionadas desde todas las orillas que participan del debate electoral. Para políticos y candidatos, los resultados de estas mediciones no solo permiten afinar estrategias, sino que el resultado, más aún en la cercanía de la cita con las urnas, puede influir a la hora de que los ciudadanos definan su voto. No hay una sola firma que se salve. Este lunes, la excandidata presidencial del Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez, se fue lanza en ristre contra la encuesta Polimétrica de la firma Cifras y Conceptos del investigador César Caballero. Esa encuesta señalaba un empate entre Enrique Peñalosa (candidato al que apoya Ramírez) y el liberal Rafael Pardo. Pero no ha sido la única en cuestionar estos estudios durante la actual campaña. Clara López, que hasta el inicio oficial de la campaña lideraba casi todos los sondeos, atacó con vehemencia a Javier Restrepo, de Ipsos Napoleón Franco, el pasado mes de agosto. Que un candidato critique a un encuestador no tiene nada de raro. No ha habido una campaña en Colombia en los últimos años en la que no se reedite la polémica sobre las encuestas. Y generalmente la lideran quienes salen desfavorecidos. Sin embargo, la controversia no solo se da entre los candidatos. Los resultados de las encuestas son determinantes porque consiguen influenciar a los ciudadanos, que en muchos casos aplican la táctica del voto útil, esa de subirse al carro ganador en el último momento. En el caso de la Alcaldía de Bogotá, las encuestas son tan disímiles, que los ciudadanos ya no saben a cuál creerle. Por ejemplo, en la encuesta Ipsos (del 10 de septiembre) Peñalosa lidera la intención de voto con el 33 %, seguido de Rafael Pardo con el 17 % y Clara López con el 12 %. Este fin de semana se conoció la encuesta de Datexco en la que Peñalosa lidera con el 22,4 %, seguido por Pardo con el 16,5 %, Francisco Santos con el 11,4 % y Clara López con el 10,3 %. La ya mencionada encuesta de Cifras y Conceptos trae otra radiografía. Peñalosa y Pardo empatan con el 22 % en intención de voto y son seguidos de cerca por Clara López, con el 19 %. Las críticas a las encuestas con frecuencia caen en dos errores. El primero es acusarlas porque no predicen el resultado de las elecciones. En realidad, el objetivo que tienen no es pronosticar ni adelantar resultados, sino mostrar la realidad en un momento dado. Son una foto. Si las tendencias de los electores cambian, o los que no habían definido su voto lo hacen, obviamente el resultado de las elecciones nada tiene que ver con lo que dijeron las encuestas semanas antes. La otra es que se comparan estudios con metodologías diferentes, que no necesariamente son comparables. Ninguna encuesta se puede comparar con otras. Cada firma encuestadora, que además está registrada en el Consejo Nacional Electoral, tiene diferentes metodologías, aplica determinados filtros, establece universos distintos y utiliza métodos de recolección de datos diferentes. Todo con el propósito de acercarse, estadísticamente, a una predicción en torno a unas elecciones. Pero que haya resultados tan disímiles entre una y otra medición mostraría que existe más de una realidad. Por eso el lugar común de todos los candidatos es que la encuesta que vale es la de las urnas.