Es un hecho que la campaña presidencial de 2022 se adelantó. Ahora cada semana sale a relucir un nuevo candidato e incluso un nuevo partido. En la derecha, como ocurre casi siempre, el tema está bastante claro. No obstante, en las toldas del centro y de la izquierda el panorama pinta sustancialmente más adverso. Muchos repiten en política la frase de que la izquierda unida jamás será vencida. En Colombia, sin embargo, podría decirse que la izquierda unida jamás será la izquierda.
Es cierto que los comicios pasados, tanto presidenciales como regionales, dejaron al centro y a la izquierda perfilados como fuerzas políticas con opciones de poder. Sin embargo, hay egos tan grandes y diferencias personales tan marcadas que no parece fácil una alianza de todos para imponerse en las urnas ante una derecha bien organizada. En esa corriente política nadie anticipa en el panorama muchas sorpresas. El uribismo, disciplinado como siempre, mediante un sistema de encuestas llegará a un candidato propio. Este acabará seguramente aliado con otros candidatos de centro derecha como Federico Gutiérrez y Álex Char. Esa unión de la maquinaria del uribismo y la fortaleza regional de los dos exalcaldes va a conformar un bloque de mucho peso en la primera vuelta.
Así como en esa esquina la película está relativamente escrita, por los lados del centro y de la izquierda las peleas no pueden ser mayores. Ahí hay por ahora cuatro corrientes marcadas. 1) La de Fajardo, que tratará de consolidar su movimiento Compromiso Ciudadano. 2) La del Partido Verde, que piensa escoger un candidato propio. 3) La de Petro, que está dispuesto a unirse con todos, aunque nadie está dispuesto a unirse con él. 4) La de los del centro, en la que suenan nombres como Roy Barreras, Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Jorge Robledo y hasta Humberto de la Calle.
Curiosamente, y no propiamente por su culpa, el factor que desestabiliza las posibilidades de la centro izquierda para llegar al poder tiene nombre y apellido: Gustavo Petro. En los últimos años, el exalcalde se ha convertido en un fenómeno político con un capital electoral importante. Mal contados, hoy podría tener no menos de cuatro millones de votos propios, un lujo con el que no cuenta ninguno de sus rivales. Pero es a la vez el aspirante con más partidarios y con más enemigos: en la mitad del país su radicalismo genera incertidumbre y temor.
Por todo eso, Petro tiene demasiada resistencia como para llegar al poder solo, pero a la vez suficiente fuerza como para que nadie en la izquierda pueda llegar al poder sin él. El fenómeno es curioso. En cualquier otro contexto, lo normal sería que los aspirantes del centro y de la izquierda trataran de pegarse a la sombra del que más votos tiene hoy. Pero por estigmatización y por la personalidad difícil del exalcalde eso en Colombia no pasa.
A precios de hoy, Petro podría llegar a la primera vuelta sin alianzas de ningún tipo. Hasta ahora solo han hablado de una consulta suya con Francia Márquez y Alexánder López, contiendas obviamente simbólicas que no sumarían ningún apoyo. Conclusión: Petro va solo y muy probablemente llegará a segunda vuelta.
Fajardo, el otro peso pesado, tiene el mismo problema de Petro, pero al revés. La mayoría de los candidatos estarían dispuestos a medirse con él, pero él no ha estado dispuesto a medirse con nadie. No se sabe si en las actuales circunstancias pueda mantener esa estrategia. Aunque su nombre les gana a sus rivales en encuestas no es seguro que él solo derrote sus maquinarias. Las alianzas están cambiando las reglas del juego y el que va solo está en desventaja. Aunque Fajardo parece haber reconocido esa realidad, ha dejado en claro que si hay alianzas no van a ser con Petro.
Quedan entonces en juego los otros dos sectores. Los verdes pactarán un mecanismo de selección de su candidato y en ese ejercicio podrían participar los senadores Iván Marulanda, Antonio Sanguino, el exgobernador Camilo Romero, el exministro Jorge Londoño y ahora ha empezado a sonar el nombre de Ángela María Robledo, quien en días pasados marcó también una distancia con Petro.
Juan Manuel Galán está en una situación curiosa. No es en la actualidad un jugador clave en el ajedrez político, pero es el más popular en las encuestas. Está enfocado en la tarea de revivir el Nuevo Liberalismo, pero aún no es claro si los tiempos le van a alcanzar. Podría terminar por participar en la consulta de centro con Cristo, Barreras, Robledo y los demás nombres que vayan surgiendo en el camino.
Ya con los candidatos de esas tres corrientes definidos se abre una ventana para la unidad, pero no incluiría a Petro. Así las cosas, el candidato único saldría de una consulta entre Fajardo y los ganadores de las otras coaliciones.
Queda entonces la pregunta de cómo se repartirían los votos en primera vuelta. Hay varios escenarios: 1) Que pasen a segunda vuelta Petro y el candidato de la derecha. 2) Que pasen el candidato de la derecha y el del centro. 3) Que pasen Petro y el candidato del centro.
Si ocurre lo primero, aunque Petro tiene una fuerza electoral impresionante, muy probablemente el poder seguiría en manos de la derecha, no tanto por Uribe sino por el miedo al exalcalde. En el segundo, seguramente el candidato del centro, que no va a despertar miedos, podría ganarle fácilmente al de la derecha. Mal que bien, vender la continuidad no es fácil y menos después de un Gobierno como el de Duque que, por la pandemia, va a acabar en un país con unas dificultades sociales y económicas muy grandes. En el tercer caso, si pasan a la segunda vuelta Petro y el candidato del centro, probablemente Petro tenga las de perder. En ese evento, el candidato de centro tendría, además de sus adeptos, los votos de toda la derecha, que lo apoyaría para evitar un Gobierno de izquierda radical.
En síntesis, a pesar de las divisiones internas, lo más probable es que a la larga se llegue a un candidato único de centro izquierda. Queda por ver no solo si este podrá derrotar a Petro, sino también si podrá derrotar a la coalición liderada por Álvaro Uribe.