SEMANA: Usted ya había estado en Colombia hace 30 años. ¿Qué ve distinto hoy? Philip Goldberg: Esta es una nueva Colombia, con una nueva generación de colombianos. El país ha cambiado, ha progresado realmente y yo tengo la experiencia de muchos años siguiendo su historia. Es más próspera que antes. Cuando llegué la primera vez, hace 30 años, había una amenaza grande para el Estado por los carteles del narcotráfico. El país ha progresado en seguridad y han mejorado las condiciones económicas. El Producto Interno Bruto se ha cuadruplicado en esos años y la tasa de pobreza bajó de 64 por ciento a 28 por ciento. Hay que ver solamente el tráfico aquí en Bogotá para confirmar que el país es más próspero. Pero lamentablemente muchos de los problemas a los que nos enfrentábamos antes siguen: el narcotráfico y los grupos ilegales. "El país ha cambiado, ha progresado realmente. Colombia es más próspera y segura que cuando llegué la primera vez". SEMANA: ¿Qué ha pasado con las relaciones bilaterales en estos 30 años? P. G.: Siempre habíamos trabajado muy de la mano en contra del narcotráfico. Pero la relación política y económica, especialmente después de lograr el acuerdo de libre comercio, es mejor. Las relaciones son mejores, tenemos un pacto de confianza entre los dos gobiernos y estamos trabajando en muchos campos para ayudarle a Colombia en sus esfuerzos de construir el país, mejorar económica y socialmente y a enfrentar los flagelos del narcotráfico y los grupos ilegales que siguen siendo un problema. Nuestro trabajo aquí es para ayudarle a Colombia en esos esfuerzos de mejorar la democracia y la seguridad, para prosperidad de los dos países.
SEMANA: Y ahora que toca el tema comercial, ¿cuál es su balance del TLC? P. G.: El acuerdo ha sido un éxito. La suma del comercio ha subido. Nosotros hemos aumentado las exportaciones, especialmente en agricultura, pero también han crecido las exportaciones colombianas a Estados Unidos. Esto es bueno para los dos países. También diría que Colombia ya había tenido antes de 2012 preferencias arancelarias. Por eso podían entrar productos colombianos sin arancel en los Estados Unidos. No creo que haya razón de decir que el acuerdo ha beneficiado más a Estados Unidos. Sé que es la percepción de algunos, pero no es verdad porque las exportaciones colombianas también han aumentado.
SEMANA: Hay un tema que siempre afecta las relaciones bilaterales, que es el narcotráfico, y en este momento hay mucha preocupación por el incremento de cultivos y producción. ¿Qué planes tienen ustedes en ese tema? P. G.: Apoyamos el esfuerzo colombiano de hacer algo para erradicar e incautar la droga. Para hacer mucho más, porque el cultivo y la droga han subido. También brindamos nuestro apoyo en su programa de cortar a la mitad, en cinco años, la cantidad de coca y de droga. El Gobierno ha aumentado el número de grupos erradicadores. De 23 que encontró al principio de su gestión, la administración Duque llegó a 100. Hay un esfuerzo por hacer mucho más y tenemos ahora más fondos para ayudarle a Colombia en esta labor. El esfuerzo de parte del presidente Duque para hacer algo que no solo sea del interés de Estados Unidos, sino que ayude a reducir en Colombia la ilegalidad y el narcotráfico, también es muy serio. "Sí hay una frustración por la cantidad de coca, pero este aumento ocurrió durante años previos a la llegada de este gobierno". SEMANA: Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos han sido positivas en los últimos años, pero el único tema que ha generado dificultades es el de las drogas. ¿Continúa siendo así? P. G.: Sí, hay una frustración en los dos gobiernos sobre la cantidad, pero hay que tomar en cuenta que ese aumento de coca y la producción de cocaína ocurrieron durante años previos a este gobierno. Estamos trabajando para hacer más y esto es apreciado en Washington y en la Casa Blanca. SEMANA. ¿Y cree que se han hecho los cambios que se necesitaban en la política contra las drogas por parte de Colombia? P. G.: Ahora hay mucho más esfuerzo para enfrentar el problema y nosotros estamos en ese empeño. SEMANA: ¿Se está haciendo lo mismo contra la demanda en Estados Unidos? P. G.: Sí, absolutamente. Hay un presupuesto de 34,6 billones de dólares este año. Un aumento. Mucho de eso, por lo menos el 20 por ciento, es para hacer algo sobre la demanda y el consumo, y nos toca a nosotros hacer mucho más para bajar la demanda. Es parte de nuestro compromiso compartido con Colombia y otros países. Tenemos que hacer más.
SEMANA: En relación con el proceso de paz, el avance ha sido muy lento. ¿Cómo lo ve Estados Unidos? P. G.: Se necesita paciencia porque es muy difícil, y lo sé por mi experiencia en negociaciones de paz en otras partes del mundo. La implementación es siempre más difícil que la negociación. Nosotros vemos ahora mucho trabajo desde la presidencia para implementar el acuerdo e impulsar el desarrollo rural. SEMANA: ¿Cuál ha sido el papel de Estados Unidos para apoyar el proceso? P. G.: Creo que no hay otro país que haya apoyado ese proceso más que Estados Unidos. Hemos comprometido prácticamente un billón de dólares desde que fue firmado. Estamos muy comprometidos y creo que el Gobierno no ha recibido el crédito por lo que ha hecho para implementarlo. Es difícil, hay problemas de seguridad en algunas áreas. SEMANA: Según su experiencia, ¿cómo se puede mejorar la implementación para mejorar la situación en Colombia? P. G.: Los otros procesos que yo conozco no han tenido tanto éxito como el que se ha dado aquí. Yo fui miembro del equipo de negociación que produjo el acuerdo de paz en Bosnia en los años 90. Y bueno, han tenido muchos problemas llevando a cabo la implementación. Estos procesos requieren tiempo, paciencia y mucho trabajo. Creo que es un compromiso que en Colombia compete a muchas partes, no solamente al Gobierno, pero mientras las Farc, las disidencias y los grupos de narcotráfico sigan cometiendo delitos y actos terroristas será difícil implementar el acuerdo de paz. SEMANA: ¿Es optimista o pesimista sobre las posibilidades de paz en Colombia? P. G.: Teniendo en cuenta la experiencia que he tenido en Colombia desde hace muchos años, es posible ver progreso en varios campos. Soy optimista de que Colombia pueda superar los problemas de hoy como lo ha hecho antes. Yo he trabajado en estos esfuerzos en Colombia y en otros países.
SEMANA: Sobre Venezuela, ¿podemos ser optimistas de una salida democrática? P. G.: Hay que tener paciencia también. Estamos aplicando mucha presión al régimen de Maduro. Tengo que felicitar al Gobierno colombiano, especialmente al liderazgo del presidente Duque en el Grupo de Lima, por los esfuerzos regionales para cambiar la situación política en Venezuela. Tenemos un programa diplomático con sanciones para convencer a los seguidores de Maduro de apoyar un cambio que puede devolver la democracia a Venezuela. Pero esto también requiere un poco de paciencia. SEMANA: ¿Cómo ha visto el papel de Colombia en este proceso? P. G.: Colombia ha sido muy generosa al aceptar tantos migrantes venezolanos. Merece muchos agradecimientos del mundo por lo que ha hecho. Estamos trabajando con el Gobierno colombiano y otros de la región para asegurar un cambio democrático. Estamos insistiendo en la salida de un dictador, Maduro, que no tiene ningún derecho democrático y se mantiene en el poder en contra de los intereses de su propio pueblo. De hecho, está haciendo que el pueblo sufra mucho con sus políticas. SEMANA: ¿Esto no está atornillando más a Maduro? P. G.: No, no estoy de acuerdo, porque todos sabemos que los venezolanos son víctimas. Maduro es beneficiario de la ayuda que le brindan Cuba, Rusia y, económicamente, China. Y ese es problema de Venezuela, no la presión nuestra, que es dirigida a la cúpula del régimen; no está dirigida al pueblo venezolano. Políticamente él trata de justificarse. Pero esa es la retórica de siempre: tratar de echar la culpa a otros por sus propias políticas. SEMANA: El Gobierno colombiano afirma que Jesús Santrich e Iván Márquez están en Venezuela. P. G.: No tengo razón para dudar de lo que dice el Gobierno colombiano. SEMANA: Ha habido algunas diferencias de posiciones entre Colombia y Estados Unidos sobre la fumigación de cultivos. ¿En qué va el tema? P. G.: Yo no sé si hay una diferencia en este momento, pero lo que haga el Gobierno de Colombia es una decisión soberana del país. Nosotros pensamos que la fumigación es una herramienta eficaz y segura, pero es una decisión que Colombia y el Gobierno del presidente Duque tienen que tomar, junto con las Cortes. Y es su decisión política, al fin y al cabo. Pero nosotros pensamos que es una herramienta que puede ayudar a la erradicación, porque hay áreas en el país no accesibles para hacer la erradicación manual. Como digo, es una decisión colombiana. SEMANA: Antes de su llegada hubo una polémica porque varias personalidades perdieron su visa para entrar en los Estados Unidos. ¿Es una determinación de su gobierno usar este mecanismo como instrumento político y diplomático? P. G.: No, para nada. Nosotros no tenemos la facultad de hablar sobre visas en casos individuales. Puedo asegurarles que no vamos a usar el sistema de visas políticamente o por razones políticas. Si hay algunos que pierden su visa por razones judiciales o porque tienen causas en contra, no queremos que huyan a Estados Unidos. Hemos tenido casos en el pasado. Pero no vamos a usar el proceso como retaliación contra una persona. SEMANA: En el caso contra Álvaro Uribe, la Corte se ha quejado porque no ha habido colaboración eficiente del Departamento de Justica. ¿Está al tanto de esta situación? P. G.: Sí. En términos generales respondemos a pedidos para información por las vías legales. El Departamento de Justicia de mi país tiene sus normas, como en Colombia. Pero esto puede ser igual al caso de Santrich, en el que también hubo acusaciones sobre falta de información suficiente. No tengo duda de que el proceso del Departamento de Justicia es exigente. Hay que seguir todos los requisitos y responder en términos legales, no en términos políticos. SEMANA: ¿Cómo le gustaría que recordaran su paso por la embajada de Estados Unidos en Bogotá? P. G.: Todos los que tenemos el honor de representar a nuestro país queremos que la situación sea mejor cuando salimos que cuando llegamos. Creo que hay una respuesta técnica a su pregunta: por supuesto queremos que baje la cantidad de droga, queremos que haya más paz y seguridad y que la democracia y el proceso para perfeccionarla en Colombia, que es en lo que trabajamos cada día, sea mejor. Pero en algunos casos es difícil medir el progreso. Nosotros no tenemos en esta región un socio mejor, más dispuesto y más capaz. Y Colombia no tiene un amigo ni un socio mejor que Estados Unidos. Tenemos estos valores que nos unen, incluida la democracia. SEMANA: Hasta el momento la inversión y la incidencia de empresas chinas no ha sido importante en Colombia, pero se está viendo cada vez más. ¿Eso le preocupa? P. G.: Nosotros también tenemos mucho comercio con China. Si ese comercio es justo y libre, con un campo nivelado, creo que está bien. Pero hay que asegurar que el campo es nivelado y que las empresas nuestras y las de otros países puedan competir. Y que las licitaciones no estén diseñadas para empresas de cualquier país, pero en especial para China. Eso es lo que queremos ver. Tenemos ciertas inquietudes sobre las inversiones de China en esta región, no solo en Colombia, sino en otros países donde está más evidente que aquí.
SEMANA: En materia de inversión, ¿le preocupa que se haya hundido la Ley de Financiamiento o que haya una nueva reforma tributaria? P. G.: Cuando estuve en Estados Unidos hablando con varias empresas de mi país, los problemas que ellos identifican aquí para hacer negocios tienen que ver más con el sistema regulatorio y judicial, que de vez en cuando no les dan suficiente certidumbre sobre los negocios hacia adelante. Yo quiero enfatizar este consejo, que viene de un amigo de Colombia: para atraer más inversiones el gobierno está tratando de remover las trabas a la inversión, y eso está muy bien, pero lo que dicen nuestras empresas es que además de esto, se debe tener un campo nivelado en las licitaciones para la infraestructura o los proyectos que vienen hacia adelante.