A mediados de 1964 llegó a Neiva un hombre de unos 30 años con una carta de presentación que lo acreditaba como el Maharaj Rahama Machaka, embajador de la India en Colombia, y se hospedó en el Hotel Plaza. Cuando corrió la voz de que un personaje tan importante visitaba la ciudad la sociedad huilense se desbordó en atenciones. Se le rindieron honores por parte de las autoridades y se programaron bailes y banquetes al ilustre visitante. Hasta que al personaje se le fue la mano en audacia y las autoridades descubrieron que se trataba de un impostor. El embajador de la India era en realidad un ex seminarista de Garzón, de nombre Juvenal Torrentes, que a raíz del episodio pasó varios días en la cárcel.Muchos años después —en 1987—, mientras estudiaba cine en Moscú, al joven director santandereano Mario Ribero se le ocurrió recrear la historia de Torrentes en una película. Con la ayuda de Eduardo Hakim, un inquieto intelectual opita que había convertido en libro la divertida historia ocurrida en su ciudad, Ribero escribió un guión y realizó un mediometraje de 50 minutos que fue muy bien recibido por la crítica. Tanto, que Ribero decidió convertirlo en un largometraje, que a pesar de no tener el mismo éxito —aunque en Neiva lo vieron cerca de 40.000 personas—, convirtió al personaje en el prototipo nacional del timador. Torrentes no fue, sin embargo, el primer vivo que timó a los colombianos haciéndose pasar por un personaje famoso. Ni mucho menos el último. En los últimos 40 años han desfilado por las oficinas del DAS —y por las cárceles del país, aunque no por mucho tiempo— decenas de estafadores de todas las pelambres. Desde los que sólo piensan en divertirse hasta los que buscan enriquecerse con la ingenuidad de los demás. Y el fenómeno se ha recrudecido en los últimos meses. Según el coronel Gustavo Jaramillo, director del DAS, en los últimos cuatro meses sus agentes han capturado a una docena de impostores que se hacían pasar por importantes empresarios, familiares de políticos o emisarios de personalidades de la vida pública. Incluido un personaje que poco o nada tiene que envidiarle al ‘embajador de la India’, un supuesto representante de la corona británica, que durante varios días hizo de las suyas en el departamento del Atlántico.La mayoría de los capturados son personas que poseen una enorme facilidad de expresión, hablan —en muchos casos— varios idiomas y tienen —o aparentan tener— una excelente preparación cultural. Les gusta la buena mesa, visten adecuadamente y se distinguen siempre por sus muy buenas maneras. SEMANA recogió la historia de seis de los impostores detenidos en los últimos días por utilizar los nombres y las credenciales de personajes de la vida pública nacional para timar, como el ‘embajador de la India’, a sus desprevenidos anfitriones.