El escándalo de las Empresas Públicas de Cali (Emcali) por cuenta de un contrato celebrado con la Unión Temporal AMI, que contiene elevados sobrecostos como televisores de 55 pulgadas a 43 millones de pesos, así como sillas ergonómicas de 17 millones de pesos y escritorios comunes por hasta 40 millones de pesos, es apenas la punta del iceberg de una serie de irregularidades en el interior de esa compañía. SEMANA revisó otros documentos que demuestran que lo acontecido en este caso no es un hecho aislado sino una práctica sistemática.

El contrato que aceleró la renuncia del gerente Juan Diego Flórez y hoy tiene contra las cuerdas al alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, fue firmado en junio pasado por un valor cercano a los 215.000 millones de pesos para suministrar medidores incluyentes, que le permiten a la empresa tener un control remoto del consumo, la conexión y el suministro, así como la medición inteligente de la energía a través de la creación de un centro de control.

Sin embargo, SEMANA pudo establecer que dicho contrato no era necesario, pues Emcali cuenta con el personal técnico y tecnológico para llevar a cabo estas actividades. Además, la empresa tiene tres centros de control: uno para energía, otro para acueducto y el tercero para comunicaciones. Es decir, el millonario convenio con la Unión Temporal AMI era prácticamente un acuerdo para regalar plata.

¿Cómo se explica que una empresa cuente con todos los requerimientos para realizar tareas específicas pero decida tercerizar aquella contratación y girar recursos millonarios para tal fin? Otra de las perlas encontradas por SEMANA es que Deltec, una de las dos firmas que hacen parte de la Unión Temporal AMI, ha suscrito más de 39 contratos con Emcali en los últimos cuatro años. En muchos de los procesos, como este, era el único oferente.

Sobre estas actuaciones queda un manto de duda: es como si en el interior de las empresas públicas de Cali crearan necesidades que solo pueden ser atendidas por una única compañía: Deltec.

Como si le faltara algo a este escándalo, el senador Alexánder López denunció que la otra firma que integra la Unión Temporal AMI está en reorganización empresarial, es decir, está en serias dificultades financieras. “¿Cómo se le ocurre a esta gente contratar 215.000 millones de pesos con una empresa que está en reorganización empresarial?”, dijo el congresista.

Jhoni Trejo, miembro del sindicato Sintraemcali, señala que todos los contratos firmados entre Deltec y Emcali suman 500.000 millones de pesos. “El dueño de esa empresa se llama César Mejía, tiene cercanía con el Partido de la U y Dilian Francisca Toro”, dice el sindicalista.

Los contratos entre Deltec y Emcali han estado orientados a temas de facturación y lectura de medidores de energía. Todas esas actividades las habría podido desarrollar Emcali con sus más de tres mil trabajadores y su planta tecnológica, pero el entonces gerente Flórez decidió que era mejor buscar por fuera. Buscar, específicamente, a Deltec.

Emcali está inmersa en un escándalo de corrupción

“La gran mayoría de estos contratos terminan siendo innecesarios porque Emcali podría asumirlos con personal propio, directamente con la planta de trabajadores que hay en la empresa. Todo esto termina generando unos costos altos para la empresa y condicionando una incursión en otros ámbitos, porque al delegarles funciones a terceros termina dependiendo de ellos para realizar inversiones futuras importantes para la ciudad”, subraya Trejos.

Además, denuncia que muchos de esos 39 contratos no se ejecutaron plenamente. “Hemos notado que, aunque incumplen los contratos, siempre ponen a interventores o personas que facilitan la ejecución de los mismos y así haya irregularidades terminan legalizando el proceso”.

Y es que el escándalo con Deltec no termina con el millonario contrato de junio, pues dos meses después, o sea en agosto, suscribieron otro convenio con Emcali por 10.000 millones de pesos para la conexión de servicios de energía. En menos de sesenta días esta firma se llevó dos jugosas licitaciones de las cuales era única oferente.

María Isabel Alvarado, vocera del Laboratorio Ciudadano Cali Contrata Bien, también le ha puesto la lupa al tema de contratación de Emcali y encontró, por ejemplo, que entre 2020 y 2022 han hecho licitaciones públicas por casi 500.000 millones de pesos. “El dato que más llama la atención y preocupa es que el 70 por ciento de las licitaciones públicas adjudicadas en ese periodo son a un único oferente: Deltec, quien resulta con contratos por 243.000 millones de pesos”.

Frente a todos estos hallazgos, el alcalde Ospina aseguró que no hizo nada antes “porque no creía que algo tan aberrante, tan complicado y tan corrupto fuera verdad. Todos nos hemos sentido horrorizados, es algo de no creer”, dijo.

“Alcalde renuncie”

Lo que está ocurriendo con Emcali no es nuevo. La vertiginosa caída de la reputación de la empresa viene desde 2020, cuando se comprobaron al menos 30 contratos con irregularidades, además del polémico alumbrado navideño en pleno pico de la pandemia por el cual la Alcaldía giró 10.000 millones de pesos.

Sin embargo, durante 2022 los escándalos han sido casi mes a mes. Y en todos hubo un patrón similar: la prensa denunció, hubo polémica, el alcalde citó una rueda de prensa, se mostró sorprendido y ordenó cancelar los contratos. Así se evidenció cuando se iban a celebrar dos convenios que ascendían a 26.000 millones de pesos, pero que fueron suscritos con pólizas falsas.

Los contratos tenían por objeto asegurar el agua de los caleños en los próximos 30 años. El contratista, Unión Temporal Máster Plan Cali 2021, presentó un certificado de cupo de crédito suscrito supuestamente por el Banco Itaú para participar en este proceso, pero habría incurrido en el delito de falsedad en documento privado.

Sumado a eso, también la dirigencia de Emcali y el mismo alcalde Ospina estuvieron inmersos en otro escándalo hace un mes: pretendían firmar un contrato por 90.000 millones de pesos para desarrollar una granja solar en Mulaló con una empresa de papel llamada Klarzen, que es acusada de plagiar modelos e inventarse recomendaciones internacionales para ganarse este contrato, que tras la denuncia ciudadana fue cancelado antes de que se ejecutara.

Por todos estos hallazgos –y la sistematización de los casos–, los senadores Alexánder López, Gustavo Bolívar y Christian Garcés pidieron la renuncia del alcalde, así como varios miembros del Concejo de Cali que se desmarcaron de la administración de Ospina.

“El principal responsable de lo que está ocurriendo en Emcali es Jorge Iván Ospina, porque él es el presidente de la Junta. El alcalde debe renunciar”, dijo López. Mientras que Bolívar, quien reconoció su cercanía con el mandatario caleño, señaló: “Si los amigos la embarran, deben responder políticamente con eso, y más cuando se trata de temas tan delicados”.

La respuesta del alcalde ante este pedido no se hizo esperar: “A quienes piden mi renuncia les digo que la política se hace con servicio, con obras, con bienestar a la comunidad, con construir colegios y universidades, desarrollar hospitales, no a partir de la acción mediática politiquera de querer dañar a un alcalde que no tiene absolutamente nada que ver con este proceso contractual”, señaló.

¿Y los entes de control?

Luego de las quejas públicas del senador López, quien asegura haber alertado a la Fiscalía y a la Procuraduría hace un año de la situación de Emcali, estos entes de control respondieron tras este nuevo escándalo con un allanamiento a la sede administrativa de la empresa, la delegación de fiscales especializados para indagar sobre estos contratos y la orden de la procuradora Margarita Cabello de suspender la vinculación con la Unión Temporal AMI.

La mala hora de Emcali parece que se extendió por varios meses. La principal empresa de los caleños está sumida en una realidad de desprestigio, posible saqueo y contratos irregulares. ¿Quién debe responder? La puja judicial y disciplinaria apenas comienza.