El alcalde del municipio de Arauca, Juan Quenza, habla con la resignación de quien se siente abandonado a su suerte bajo el acecho constante del peligro. El más reciente atentado con explosivos del ELN contra una base militar en Puerto Jordán, que acabó con la vida de los soldados Bayron Andrés Correa Vargas, Julián Patiño, el sargento Fabio Andrés Zúñiga y dejó 24 militares más heridos, reafirma su tesis: “Al Gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro, le quedó grande la seguridad ciudadana, la paz en el país”, dice.
Luego, sin titubeos, agrega: “Esa paz total no existe mientras se siga construyendo desde un escritorio y no desde el territorio”. El alcalde denuncia que él mismo le ha pedido desde hace ocho meses al alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, que los escuche, pero sus súplicas no fueron atendidas hasta que en la madrugada del martes 17 de septiembre el ELN atacó con una volqueta llena de explosivos.
“Llevamos ocho meses diciéndole al alto comisionado, que ese señor definitivamente no sé si exista o no exista, que venga el departamento de Arauca, que nos dé la cara a los araucanos y que nos permita bajo una resolución empezar a buscar esa herramienta de paz en el territorio”, dijo el alcalde.
Las advertencias también las había hecho la Defensoría del Pueblo y líderes sociales de la zona, incluso SEMANA, en un informe publicado el pasado 31 de agosto, alertó –con pruebas– que el ELN intentaría atentar contra la infraestructura petrolera, las bases militares y la población civil, pero nadie del Gobierno nacional escuchó. Hoy, luego del cruel atentado, los diálogos están suspendidos, aunque el presidente Petro no cerró del todo la puerta a una posible conversación futura.
“Obviamente, como sucedió aquella vez en otro sitio aquí cerca, en la Escuela de la Policía, donde murieron muchísimos agentes de Policía, alféreces, que estaban estudiando allí, pues prácticamente es una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, dijo el presidente Petro en medio de un discurso. El proceso de paz con el ELN se instaló en Caracas, Venezuela, en noviembre de 2022.
Fue la primera apuesta del Gobierno Petro dentro de su política de paz total y se creyó que sería un diálogo expedito, como lo dijo el mismo mandatario en SEMANA durante una entrevista: “En tres meses se acaba el ELN”. En 2023 las delegaciones se fueron para México y allí firmaron una agenda de diálogo que incluía, entre otros, el cese al fuego bilateral, que estuvo vigente hasta el pasado 3 de agosto y que el ELN dejó vencer.
Durante todos esos meses la mesa no tuvo avances concretos y solo se hacían anuncios de alivios humanitarios en algunas regiones, pero que realmente no condujeron a nada y la guerrilla aprovechó el mecanismo para fortalecerse militarmente y continuar en actividades delictivas. Durante el cese secuestraron al papá de Luis Díaz y siguieron con las extorsiones, sobre todo en Arauca, La Guajira y Norte de Santander.
Un informe militar conocido por SEMANA da cuenta de que solo en Arauca el ELN tienen cerca de 1.200 integrantes, agrupados en el Frente de Guerra Oriental (FGO). De esa estructura se desprende el frente Domingo Laín, que tiene 500 hombres, y es el señalado de perpetrar el atentado del pasado martes. Ese bloque terrorista está comandando por Arturo Archila Rincón, alias Raúl o Nacho, un peligroso guerrillero con más de 29 años en el ELN y por quien hay una recompensa de más de 600 millones de pesos. Fue él quien dio la orden de matar a los militares.
Se sentían abandonados
María Alejandra Patiño, hermana de Julián, oriundo del Valle del Cauca, recordó que dedicó 12 años de su vida al servicio militar. Además, compartió con profundo dolor que su hermano había expresado en una reciente conversación su sensación de abandono y desamparo del Gobierno nacional.
“De lo que hablamos hace algún tiempito es que estaba muy peligroso. Se sentían abandonados, se sentían muy solos, que realmente era solo entre ellos, entre ellos y que lo que Dios quisiera y los guardara de todo mal y peligro. Se sentía presión y abandono de parte del Gobierno”, relató María Alejandra en un audio revelado por Noticias Caracol.
“Antes de cumplir los 18 años hicimos las vueltas porque él quería pertenecer al Ejército Nacional y llegar a ser soldado. De hecho, él decía que quería seguir, que esa era su pasión. Estaba entregado totalmente, comprometido. Ese era mi hermanito”, enfatizó su hermana.
En medio del dolor que aqueja a las familias de los militares asesinados, el ELN reconoció, en un infame comunicado, su autoría en este cruel ataque. “Que el martes 17 de septiembre, a las 11:30 a. m., unidades operacionales del FGO atacaron el Cantón Militar de la Fuerza de Tarea Quirón, ubicado en Puerto Jordán de Arauquita, Arauca. Fuerte militar ubicado en el centro del departamento fue atacado con artillería propia. Nuestra inteligencia conoce de más de 30 bajas entre oficiales, suboficiales y soldados profesionales, entre muertos y heridos”, dicen los criminales.
A este panorama se suman las desapariciones forzadas y secuestros en Arauca: son más de 110 casos con corte hasta el 31 de agosto, “lo cual compromete los derechos a la libertad y a la integridad de la población civil, que cada vez más se siente desprotegida. Por ende, es necesaria la implementación de medidas que efectivamente salvaguarden la integridad y vida de los araucanos”, subrayó la Defensoría en su más reciente informe. En el documento advirtió sobre los niveles de riesgo y el peligro de que aumenten a causa de la no ratificación o continuidad del cese al fuego bilateral, tanto con el Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc como con el ELN.
Dejó constancia de que las dos estructuras armadas podrían atacar a las comunidades, fuerza pública, institucionalidad e infraestructuras petrolera y energética.
¿Qué viene ahora?
Tras un consejo extraordinario de seguridad, las autoridades ofrecieron una recompensa de hasta 100 millones de pesos por información que conduzca a los responsables de este hecho, aunque el mismo día del atentado fueron capturados dos hombres que son acusados de custodiar el automotor cargado con explosivos.
Los presuntos criminales fueron identificados como Jhoser Stiven Franco Camacho y Delkin Niño Daza. Ambos fueron enviados a la cárcel mientras continúa el proceso de judicialización. Los dos señalados sospechosos fueron imputados por los delitos de homicidio agravado, tentativa de homicidio, actos de terrorismo y utilización de medios y métodos de guerra ilícitos. Así las cosas, Arauca se prepara para una oleada terrorista de un fortalecido ELN que solo busca ampliar sus tentáculos narcotraficantes y criminales. La población quedará en medio de la barbarie.
A pesar de lo ocurrido en Arauca, el Gobierno Petro está a la espera de que el ELN dé una verdadera muestra de paz para poder seguir negociando, pero la realidad es que la guerrilla ya quiere dejar pasar el tiempo para que llegue otro Gobierno e intentar una nueva negociación.
Antonio García, comandante del ELN, ha sido el principal opositor de los diálogos y no está de acuerdo en la manera como se está manejando el asunto. Llama la atención que a pesar de que los guerrilleros han dicho que no dejarán las armas, el Gobierno quiera seguir hablando de paz.
No cabe duda de que el ELN repitió lo que hizo con Iván Duque en 2019, cuando atentó en la Escuela General Santander para minar el proceso de paz, cinco años después hace exactamente lo mismo, pero en este caso es el Gobierno el que quiere seguir insistiendo en una salida negociada al conflicto con una organización que lleva décadas en la guerra y en el negocio del narcotráfico.