Han transcurrido poco más de seis meses desde que el alto consejero para el Postconflicto, Rafael Pardo, y el delegado plenipotenciario de las FARC Félix Antonio Muñoz, conocido como ‘Pastor Alape’, anunciaron en una vetusta escuela del corregimiento Pueblo Nuevo de Briceño que allí, en ese olvidado pueblo incrustado en las montañas del norte antioqueño, se implementaría un plan piloto para la sustitución de cultivos ilícitos que bien podría ser replicado en otras regiones del país afectadas por la presencia de sembradíos de hoja de coca, marihuana o amapola.(Vea el artículo completo)