SEMANA: En términos generales, ¿podemos hablar de un número de colombianos mayores de 18 años que haya decidido no vacunarse contra el covid-19?
FERNANDO RUIZ GÓMEZ: Un informe del Dane señala que el 95 % de la población piensa que debe vacunarse. Esa cifra estaba en el 70 % y ha venido subiendo. Es un muy buen indicador. Observamos que las poblaciones de mayor edad se han vacunado más rápidamente, mientras los jóvenes han tendido a hacerlo de manera más lenta. Los porcentajes de vacunación, por grupo de edad, son los siguientes: en la población de mayores de 70 años, ya tenemos vacunados con primera dosis al 98 %, y con dos dosis al 94,3 %. Y con refuerzo, al 47,2 %. Pero si miramos a la población de entre 12 y 29 años, las proporciones son 79,7 % con una dosis, 53,7 % con dos dosis, y 4,4 % con refuerzo. Y en los niños, de 3 a 11 años, vamos con el 53,1 % con una dosis, y 24,5 % con dos dosis. Por encima de 30 años, más del 75 % de los colombianos tienen dos dosis.
SEMANA: Viendo estas cifras, ministro, ¿cuáles son los retos del Gobierno?
F.R.G.: Crecer en primeras dosis con niños y pasar del 53 al 100 %. El otro reto es lograr que la población de 12 a 29 años se aplique la segunda dosis, que es pasar de ese 53,7 % al 70 %. Y el tercer reto muy importante es en los mayores de 50 años, crecer en refuerzos y llegar al 70 % u 80 %.
SEMANA: Si uno hablara de un perfil del no vacunado en Colombia, en términos demográficos, ¿cómo lo podría describir?
F.R.G.: En este momento, mayoritariamente, son personas jóvenes, en edad universitaria, recién graduado, o los estudiantes de bachillerato.
SEMANA: ¿Es decir, que ese temor de los no vacunados, por cuestiones religiosas y desinformación, se centra en una población más joven y no adulta?
F.R.G.: No es un problema de mitos, realmente. En Colombia, a diferencia de otros países, los antivacunas no han logrado impactar. A pesar de lo vociferantes que son, el respaldo ha sido mínimo. Creemos que lo que tenemos es una población joven, un poquito perezosa, que no tiene una gran percepción del riesgo. Es decir, es diferente un mayor de 80 años que enfrenta altas mortalidades a unos jóvenes que sienten que la enfermedad, como es además cierto, los afecta menos. Pero eso no quiere decir que no los mate. Tenemos, en niños, cerca de 300 fallecimientos.
SEMANA: De las personas que mueren a diario hoy en Colombia por covid-19, son en mayoría adultas y no vacunadas. ¿Es así?
F.R.G.: Claramente hay más muertes de vacunados que de personas no vacunadas, porque los no vacunados cada vez son menos. Pero en epidemiología los datos no se presentan así, crudos. Si uno mira los muertos de Colombia frente a los de la Ciudad del Vaticano, uno dice: aquí estamos muy mal. Pero si uno mira las proporciones, que es lo importante acá, hay que ver esos muertos en qué población se dan. Entonces, ahí se usan las tasas. Si se revisan las tasas de hospitalización y de muerte, entre vacunados y no vacunados, hay datos claros: en muertes, en mayores de 80 años, el riesgo de morir entre los no vacunados es 3,8 veces mayor que en los vacunados. Entre 40 y 49 años, el riesgo de morir, entre los no vacunados, es 35,3 veces más que en los vacunados. Y en hospitalización es muy parecido: entre 50 a 59 años, es 17 veces más grande la posibilidad de hospitalizarse entre los no vacunados que en los vacunados.
Lo que concluimos es que el efecto más importante de la vacuna no es prevenir el contagio, porque fíjate que estas cepas que han ido llegando nos han ido haciendo malas pasadas. Cada cepa es más agresiva en contagio, ómicron es mucho más contagiosa que delta. El virus se ha ido sofisticando. Ya la inmunidad de rebaño no es el paradigma. El efecto principal de la vacuna es prevenir la hospitalización y la muerte. Y en eso, con todas las cepas, ha venido siendo profundamente efectiva. El mejor tratamiento para el covid-19 que existe hasta ahora es la vacuna.
SEMANA: ¿Por qué no se vacunan los mayores?
F.R.G.: El covid tiene una mayor concentración en áreas urbanas. No diría que un mayor de 80 años sea necesariamente un antivacunas. Usualmente esa población no tiene esa posición, es de gente más joven. Detrás de los que no se vacunan a esa edad hay diferentes razones sociales, educativas, no tienen el acceso a la información de cómo obtener una vacuna. O viven en zonas muy aisladas donde por alguna razón no pueden llegar a tener ese acceso.
El Programa Nacional de Vacunación de Colombia es absolutamente equitativo, a toda a la población se le ha ofrecido la misma oportunidad. Si tienes mayor educación, mayores medios, probablemente tienes mayor información y esa información hace que te vacunes más fácilmente, frente a una persona que no tiene el conocimiento de la severidad o la gravedad por lo que estamos pasando.
SEMANA: ¿El Gobierno ha pensado en impulsar una medida adicional en el mediano plazo para casi que obligar a las personas a vacunarse?
F.R.G.: La estrategia persuasiva ha sido absolutamente eficaz en Colombia. Es diferente el escenario de Francia que el de Colombia. En Francia o en Estados Unidos hay grupos que, por razones religiosas y políticas, tienen una posición de no vacunarse. Y esa posición es absolutamente precisa y clara, y es en una proporción muy grande de la población. En Colombia esa proporción puede ser un 5 o un 10 %. Hay ciudades de Colombia que tienen al 100% de la población vacunada, por ejemplo Barranquilla o San Andrés.
SEMANA: Ministro, eso quiere decir que usted no ve un movimiento antivacuna fuerte en Colombia…
F.R.G.: Yo ahora no lo veo.
SEMANA: ¿Se puede endilgar una responsabilidad mayúscula a los no vacunados por cuenta de este pico de ómicron?
F.R.G.: No podríamos decir eso, porque también hay vacunados que están ocupando UCI. Hay países que han sido muy agresivos en políticas restrictivas a los no vacunados desde los servicios. O si hay una persona no vacunada y otra vacunada, prefieren entrar a la UCI a la persona vacunada porque hizo un mayor esfuerzo social y sentido de lo colectivo. Aquí hay un principio colectivo que es muy importante: la vacuna no es un derecho individual, es un tema de interés colectivo. Y eso prima sobre el interés individual. Las medidas de prohibición no necesariamente nos arrojan un panorama diferente.
¿SEMANA: Qué hacer con los menores de 30 años?
F.R.G.: Se van a ir vacunando. ¿Qué les pasa a veces? Son más selectivos. Entonces, a la persona mayor no le importa si le ponen Sinovac o Astrazeneca, pero ahora estamos viendo que las personas más jóvenes han sofisticado sus preferencias. Entonces todo el mundo dice que quiere Moderna.
SEMANA. Eso es insólito…
F.R.G.: Es insólito y es absurdo. Tengo gente de clase media, educada, que dice: ‘yo quiero ponerle a mi niño Pfizer’, a pesar de que no hay. Cuando me dicen eso, les digo: ¿Usted se ha preguntado alguna vez por las vacunas del programa nacional, la del polio, la tosferina, la triple viral, de dónde vienen? El 90 % son hechas en China o en India.
SEMANA. ¿La tasa de vacunación en Colombia es superior a la de los países de la región?
F.R.G.: Estamos en un nivel intermedio. Hay países que han sido muy rápidos en vacunar, como Chile. Después venimos Brasil, Ecuador, Colombia. Hay países que van más rezagados, como Perú y México. Pero esto no es una carrera por aplicación. La carrera es de estrategia. Tomamos medidas muy efectivas y exitosas. La segunda dosis las pasamos a 84 días. Sabíamos que eso nos iba a retrasar la segunda dosis, como en efecto pasó. Pero ese retraso nos ayudó a que nosotros prácticamente no tuviéramos un pico con variante delta. porque la gente logró una cobertura, una protección, de muy corto plazo. Israel ha vacunado a la mayor velocidad del mundo. Y van en la cuarta dosis, la protección decae a los 6 meses, si uno vacuna muy rápido, puede terminar con una inmunidad caída y la falsa percepción de que está protegido.