En una entrevista que el expresidente Juan Manuel Santos le concedió al medio español El País, junto a la también colombiana Íngrid Betancourt, el exmandatario habló de la política colombiana y el Gobierno.

Él habló desde Colombia, donde hace días se presentó ante la Comisión de la Verdad durante una hora y 40 minutos y explicó su papel como ministro de Defensa: se mostró como la persona que destapó los falsos positivos, hubo lágrimas y perdón, y aseguró que existió la llamada “doctrina Vietnam”, de conteo de cadáveres.

En la conversación que tuvo con El País, Santos aseguró que en el terreno de la política la traición es la regla y no la excepción, y que frente a ella él vive tranquilo, pues pese a que ha sido traicionado muchas veces, él no se ha dejado herir porque hace rato comprendió que el poder saca lo peor de las personas.

“En mi caso, lo que he entendido es que, en la política, la traición es casi la regla y no la excepción. La lucha por el poder saca lo peor de la condición humana, y si uno entiende eso, entonces no se deja herir. Puedo decir a estas alturas de la vida que vivo tranquilo, a pesar de la cantidad de traiciones que he tenido”, fueron sus palabras.

Santos, quien en su versión ante la Comisión de la Verdad aprovechó para dejar sembrado un manto de duda sobre su exjefe, Álvaro Uribe Vélez, también habló del expresidente con El País, medio que le preguntó “¿siente que usted traicionó a Uribe?”.

El también premio nobel de Paz por su aporte al fin del conflicto en Colombia aseguró: “A mí me acusó Uribe de forma obsesiva de traición, pero lo que yo siempre he dicho: ¿cuál traición? Él tenía un programa de gobierno que eran sus tres huevitos, decía. El primero era la seguridad democrática, el segundo era la confianza inversionista y el tercero era la cohesión social. Si uno analiza los resultados de los ocho años de mi Gobierno en esos tres aspectos, al país nunca le había ido mejor. Yo digo que sus tres huevitos se convirtieron en unos gallos de pelea. Después me acusó de traición porque hice las paces con Chávez, pero hice las paces con Chávez para lograr la paz, que era lo que él quería, y también me acusó de traición porque no nombré los ministros que él quería. Pero es que el presidente era yo…”.

De hecho, sobre Chávez, Santos también dijo que podría escribir sobre su relación con Hugo Chávez, pues esta estaba llena de historias. “Él me consideraba su peor enemigo en Colombia porque yo lo criticaba sin tregua ni cuartel. Resultó al final de la vida, cuando estaba el féretro de Chávez, que terminé haciéndole guardia pretoriana ahí al lado del presidente de Irán y todos los aliados que tenía. Es una historia muy bonita y fascinante”.

Pero no solo habló Santos de traición, Betancourt también lo hizo y aseguró que sí ha sido traicionada. “Yo he sido traicionada, no me he sentido, he sido. ‘It’s a fact’. He sido traicionada, y eso, obviamente, lo he pagado”.

Santos y Betancourt no solo comparten esta entrevista, un libro y sentimientos hacia la traición, también su posición crítica hacia el uribismo y Gustavo Petro. Pero, ¿qué dijeron de Alejandro Gaviria, el también hoy candidato presidencial?

Santos aseguró: “Yo no quiero entrar a nombrar candidatos o personas de la contrapolítica. Lo que sí le puedo decir es que la polarización de la que habla Íngrid, que no es de Colombia, es prácticamente del mundo entero, es un fenómeno que dificulta enormemente la gobernabilidad, dificulta la solución de los problemas, dificulta que salgamos de la pandemia y dificulta el mayor reto que tiene la humanidad que es el cambio climático. Lo que Colombia necesita es moderación, una persona que refleje esa moderación y que recoja y ayude al país, no que lo siga dividiendo”.

Y a pesar de su lectura del país, a que su Acuerdo de La Habana le dio un premio Nobel y a que –como le preguntó El País– su paz “podría ser un programa de gobierno para dos administraciones”, Santos no volvería a la política, aunque no dejó de lado la oportunidad para lanzar una pulla contra Duque al asegurar que quizás el presidente no se ha leído completo el Acuerdo de Paz y por eso es un crítico del proceso.

“Yo estoy retirado, pero sí estoy absolutamente convencido de que hay ahí buena parte de la solución a los problemas que hoy tenemos. Si uno revisa las protestas, lo que los jóvenes y los menos jóvenes estaban reclamando, una parte muy importante está cocinada en el Acuerdo de Paz. Se lo dije al presidente Duque: yo sé que usted ha sido crítico del proceso, pero, posiblemente porque no se ha leído el acuerdo en su totalidad, ahí hay soluciones maravillosas para muchos de los problemas. Este acuerdo está pasando por su prueba más difícil, que es tener un gobierno hostil, pero que está obligado a cumplirlo porque está en nuestra Constitución, porque la comunidad internacional ha sido muy vehemente en presionar por el cumplimiento. El próximo gobierno va a tener una excelente oportunidad de utilizarlo para arreglar buena parte de los problemas”.

Entre tanto, Betancourt fue clara al decir que “el uribismo y el petrismo se necesitan. Son el resultado de dos caudillos, dos personas que no nos dejan mirar el país con una perspectiva más ecuánime, están encerrados en su ideología. Cuando no era Petro, eran las FARC, siempre ha habido esa polarización que ha hecho que los colombianos tengan que elegir el menos peor: ‘bueno, con tal que no maten, vamos a aceptar que roben. El centro tiene una obligación moral hoy de consolidarse y buscar una salida. Esta polarización ha permitido, con el miedo al otro, justificar todos los desmanes de unos poderes que han secuestrado a Colombia. Yo sé que es difícil ponerlo en esos términos, pero yo oigo a la gente hablar y cuando veo que se sienten que les han robado sus oportunidades, siento que sienten lo que yo sentí cuando yo estaba en la selva, que me secuestraron mis oportunidades de vida”.

Juan Manuel Santos e Íngrid Betancourt están en boga por estos días debido al libro Una conversación pendiente, de Juan Carlos Torres y editorial Planeta. Dos personajes opuestos, pero emblemáticos para el país, que le cuentan a Torres cómo se ha vivido en Colombia, desde hace décadas, con las caras de la paz y la guerra.

El exmandatario aseguró para El País que no cree que el libro “vaya a caer como un bálsamo para mucha gente. No va a caer como un bálsamo para este gobierno [de Iván Duque]. Íngrid y yo somos muy críticos con lo que ha sucedido en estos tres años y de ciertos personajes con los que curiosamente tuvimos muchísimo que ver. Los analizamos y hacemos unos comentarios a veces bastante francos, ácidos, pero era lo que sentíamos y lo que sentimos”.