Buenaventura está en medio del fuego cruzado entre todo tipo de organizaciones criminales, como las disidencias de las Farc, el ELN, el Clan del Golfo, y en el casco urbano siembran terror dos grupos conocidos como Los Espartanos y Los Shottas. Estos últimos prendieron las alarmas el fin de semana cuando “patrullaron” fuertemente armados, con sus rostros tapados, generando temor y zozobra.
Ante el preocupante panorama en Buenaventura, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, llegó hoy a la ciudad. Su primera advertencia fue que no se va a militarizar el puerto.
“Los pactos entre bandas son pactos entre bandas, la fuerza pública no hace pactos con grupos criminarles”, dijo el ministro, quien confirmó una recompensa de 200 millones de pesos por la captura de los integrantes de Los Shottas que salieron a “patrullar” con armas.
“Esta presencia, por ejemplo, de ese grupo armado que vimos a través de los medios de comunicación que circulaba afirmando que se iba a enfrentar con otra supuesta organización, sobre la que todavía no podemos afirmar que efectivamente esa denominada Nuevo Jalisco exista como tal en esta ciudad, pero que en todo caso, como lo ha dicho la gobernadora en el ofrecimiento de una recompensa que conduzca a la identificación y captura de estas personas que, exhibiendo armas largas y cortas, se paseaban por calles de este territorio”, indicó.
Tras su arribo a la ciudad, el ministro Velásquez también aseguró que “todo el conocimiento que vamos a adquirir de la situación en el territorio, que podamos definir presencias en sitios de control específico”, permitirá tomar acciones concretas frente al actuar de las bandas criminales que tiene azotada a la comunidad, que ha tenido que confinarse.
De igual forma, el ministro aseguró que no se suspenderán las labores de inteligencia contra estas organizaciones. “Habrá una mayor actividad de control, que se hagan efectivas también órdenes de captura que se encuentran pendientes de ejecutar”, afirmó.
El ministro Velásquez también expresó que “el Gobierno no negocia beneficios jurídicos porque no le corresponde. Nosotros decimos además, y lo queremos afirmar de manera muy enfática, los pactos entre bandas criminales es un pacto entre bandas criminales, no es un pacto con el Estado”.
“Nos parece muy bueno que lleguen a esos entendimientos (en búsqueda de la paz) las organizaciones criminales, pero no significa que ni la Policía Nacional ni las Fuerzas Militares van a dejar de cumplir con su actividad. Y, por el contrario, y es también uno de los motivos de nuestra presencia en Buenaventura, es reafirmar públicamente, pero también con los mandos de la ciudad, con los mandos territoriales, que esa es la voluntad del Gobierno nacional. Hay que continuar con las mayores capacidades en la represión y el sometimiento a la violencia”, enfatizó el minDefensa.
Sobre el secuestro de la sargento Ghislaine Karina Ramírez y sus hijos por el frente Laín Sáenz del ELN, el ministro dijo: “Estamos esperando a que muy pronto la liberen. El ELN tiene que dar muestras de su voluntad de paz, es incomprensible que el mismo día del cese hubieran cometido un secuestro de esta naturaleza. Ya ha habido comunicación en La Habana con jefes de esa organización en Arauca y pronto habrá una liberación, es lo que esperamos”.
Situación en Buenaventura: ¿qué está pasando?
Este año, en Buenaventura, la Defensoría del Pueblo ha recibido 1.036 denuncias por hechos violentos contra la población civil; el 97 % de estas ha sido por desplazamientos forzados, así lo reveló la entidad durante la comisión extraordinaria que adelanta la Procuraduría en el principal puerto del país.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, desde 2021 ha habido un total de 12.229 desplazamientos masivos en Buenaventura por cuenta de las disputas entre estos grupos armados y delincuenciales. Muchos de estos hoy en día se producen en el casco urbano y no en zona rural, como ha sucedido tradicionalmente.
Solo el año pasado hubo 23 eventos de desplazamientos masivos en diferentes zonas del casco urbano de Buenaventura, agregó la entidad.
Sin embargo, el subregistro puede ser alto. La Defensoría del Pueblo advirtió que las denuncias han mermado significativamente, y no porque los eventos violentos hayan cesado, sino porque los actores armados están atentando contra aquellas personas que van a declarar ante la entidad. Este miércoles 5 de julio solo se registraron dos declaraciones por hechos violentos. Para la entidad esto no es sinónimo de tranquilidad, más bien es todo lo contrario.
Este panorama está alimentado por la presencia de grupos armados como la Segunda Marquetalia de Iván Márquez, el frente Jaime Martínez, al mando de Iván Mordisco, el ELN, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, pero también por la presencia y disputa de territorios de bandas de delincuencia organizada. Se trata de Los Shottas y Los Espartanos, residuos de la banda criminal La Local, integrada por exintegrantes del Clan del Golfo y la temida estructura paramilitar conocida La Empresa.
Pero ahora hay un nuevo actor: Los Chiquillos, quienes –según la Defensoría del Pueblo– son los mismos mandos medios que hasta 2019 integraban La Empresa, y que hoy se enfrentan a sangre y fuego con todos los demás grupos, sus antiguos compañeros del crimen; todos ellos tienen intereses en la zona portuaria para actividades de narcotráfico, principalmente.
Incluso, durante la reunión de emergencia entre la Defensoría del Pueblo y la Personería Distrital se mencionó la presencia del temido Cartel de Sinaloa, como uno de los financiadores de esta cruda guerra que hoy enfrenta el puerto. Esta sería la explicación de por qué hoy los jóvenes que integran estas estructuras no portan armas hechizas, sino fusiles.
Hoy, en Buenaventura, el conflicto no se da entre fuerzas del Estado y grupos al margen de la ley, sino exclusivamente entre grupos criminales que han establecido fronteras invisibles en toda la ciudad portuaria. Los grupos se disputan el territorio, los unos quieren sacar a los otros y las comunidades quedan en medio del conflicto.
“Las fuerzas del Estado entran y salen, no garantizan seguridad porque no están de manera permanente. La Segunda Brigada del Ejército no hace presencia en el territorio, llegan cuando ya sucedieron los eventos violentos”, denunció un funcionario de la Defensoría del Pueblo durante la reunión extraordinaria.
Extorsiones, amenazas, homicidios y confinamientos por balaceras son el pan de cada día en Buenaventura. Desde hace mes y medio, el comercio en Buenaventura cierra a las 5:00 p. m., las calles quedan desoladas como en una especie de toque de queda. Solo se puede entrar a los barrios en taxis que hacen las veces de colectivo después de esa hora en la que comienza a oscurecer. El miedo es una constante.