Preocupados se encuentran los habitantes del municipio de Tumaco, en Nariño, con la ubicación de un campo minado cerca de una institución educativa de la zona. Los artefactos fueron encontrados por integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta Hércules, quienes desarrollaron una operación en la zona.
El general Giovanni Rodríguez León, comandante, indicó que las acciones hacen parte del Plan de Campaña Estratégico Conjunto Ayacucho y que entre el material encontrado se encuentran 30 artefactos explosivos que estaban en un área preparada.
Lo más preocupante de la situación, de acuerdo con las Fuerzas Militares, es que los elementos estaban a escasos 100 metros de una escuela indígena en zona rural de Tumaco, Nariño, donde a diario asisten los menores para recibir clases, por lo que su integridad estaba en serio riesgo.
“La operación militar se realizó en la vereda la Feliciana. Allí, las tropas ubicaron las trampas mortales que representaban un riesgo latente para la integridad de los niños indígenas que reciben clases en esta institución educativa que fue construida hace más de 20 años en la zona”, afirmó el general Rodríguez León.
Destacan que estos artefactos explosivos fueron situados con el propósito de custodiar diferentes laboratorios para el procesamiento de pasta base de coca y clorhidrato de cocina, producción que era transportada por el río Mira hacia otros municipios del departamento de Nariño y servían como fuente de financiación ilegal para esta estructura criminal.
De acuerdo con el comandante, “el sector de Alto Mira y frontera es uno de los sitios más minados en el país, ya que a la fecha hemos logrado ubicar y destruir 536 minas antipersonales y 136 artefactos explosivos destinados a proteger diferentes laboratorios para el procesamiento de drogas ilícitas”.
Las Fuerzas Militares confirmaron que, gracias a información de inteligencia, pudieron determinar que este campo minado habría sido instalado por el grupo armado organizado Segunda Marquetalia Estructura Oliver Sinisterra, de las disidencias de las Farc.
Aseguran que este grupo es uno de los “encargados de estos métodos de guerra no convencionales que atentan contra los Derechos Humanos y transgreden flagrantemente las disposiciones del Derecho Internacional Humanitario”, aseveró el general.
Para tranquilidad de la comunidad se confirmó que los explosivos ya fueron destruidos por los técnicos en antiexplosivos de las Fuerzas Militares. Sin embargo, en la zona continua el despliegue operacional con el objetivo de localizar otros posibles explosivos o a integrantes de esa estructura criminal que delinquen en el Pacífico nariñense.
“Se les regresa la tranquilidad a los habitantes de esta comunidad indígena disminuyendo de manera significativa las posibles afectaciones en su integridad, razón por la cual se llegó hasta el punto y tras acordonar los alrededores, procedieron a neutralizar los elementos, que de haberse detonado al azar habrían causado graves afectaciones”, indicó el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta de Estabilización y Consolidación Hércules.
A este hallazgo se suma el confirmado por la Policía Nacional que en un operativo incautó explosivos en el barrio La Calavera, zona urbana del municipio de Tumaco (Nariño).
Mientras las autoridades realizaban una diligencia de allanamiento y registro, interceptaron a una persona, quien tenía en su poder este material explosivo.
El operativo fue adelantado por uniformados de la Seccional de Investigación Criminal e Interpol en conjunto con la Fiscalía General de la Nación y la Armada Nacional.
En la diligencia fue capturada una persona por el delito de fabricación, tráfico y porte de armas de fuego de uso restringido de las Fuerzas Armadas y explosivos, así como la incautación del siguiente material:
- 133 barras encartuchadas de explosivos tipo Emulsen 5000X.
- 205 detonadores no eléctricos N.° 8.
- 21 metros de mecha de seguridad.
Según información obtenida por las autoridades, el material explosivo habría sido adquirido en el vecino país de Ecuador, por integrantes del Bloque Occidental Alfonso Cano (Boac) de la Segunda Marquetalia, con el fin de llevar a cabo acciones terroristas en contra de unidades militares y de Policía.