“Desde allá nos están dando señores”, grita con angustia uno de los miembros del Ejército Nacional que fueron atacados en la vía que conduce de Tumaco a Pasto, Nariño, el pasado 21 de agosto. Ni las poderosas tanquetas de las fuerzas militares, han logrado esquivar la ola terrorista que amenaza al departamento. El vehículo blindado está volcado sobre el kilómetro 90 y lo cubre la tierra que removió la detonación de un ataque cobarde con artefactos explosivos. Cuando los uniformados logran salir aturdidos del bunker móvil, son atacados con tiros de fusil. “Señores entramos en combate, créanlas”, dice otro de los soldados con voz agitada mientras intentan esquivar el ataque que pareciera una escena de la época más cruda del conflicto armado en Colombia.
Para los habitantes del sector, los mismos que tiemblan cada vez que les preguntan qué está pasando, en materia de seguridad en los últimos 8 meses se ha retrocedido 30 años, “estamos peor que antes, pero por favor no diga mi nombre porque acá ya advirtieron que el que hable lo matan, y yo tengo mis hijos”. El temor infundido no es en vano, cinco días atrás, criminales prendieron fuego a un bus de pasajeros en la misma ruta, allí han secuestrado policías y encontrado sin vida al patrullero Jefferson Valencia, quien había sido reportado como desaparecido junto con otro de sus compañeros.
Los soldados profesionales del Ejército Nacional, Edwer Paz y Nelson Vasques fueron secuestrados el 18 de agosto, solo hasta el 24 las disidencias de las Farc salieron con un video mostrándolos cuál trofeo que sirvió como prueba de supervivencia para decir que estaban en su poder. Ellos se movilizaban en dos carros institucionales por Cumbitara, cuando fueron abordados por quienes se presentaron como miembros del frente Franco Benavides. En el último mes y medio, la cifra de homicidios en Nariño ya superó los 67. Solo en las primeras dos semanas de agosto se registraron 4 accidentes con minas antipersonales, se reportan al menos 4.000 personas desplazadas forzadamente de Samaniego. Los delincuentes llegan a las estaciones de Policía como si nada a secuestrar a uniformados.
Cada día se conocen denuncias de alcaldes que están amenazados por los grupos armados ilegales y se sienten maniatados, como el caso de Óscar Pantoja, primer mandatario de Samaniego, solo cuenta con un policía que tendría que brindarle seguridad, pero por obvias razones no se puede movilizar con él. Hablando con varios líderes políticos, uno de los puntos que más preocupa es que con el actual gobierno la información de lo que pasan las comunidades termina siendo un cuello de botella. “Delegados del alto comisionado para la paz, le dicen a la gente que no hable con alcaldes, delegados de gobernación, autoridades, o medios de comunicación; a las personas les está dando miedo hasta que los censemos. Argumentan que las ayudas llegarán del gobierno nacional, que están en medio de un proceso de paz, del que realmente no tenemos mucha fe”, aseguran muchos con temor a ser identificados y convertirse en víctimas de las represalias de los más de 17 grupos armados que se disputan el control territorial.
El defensor del pueblo, Carlos Camargo, ha lanzado alertas tempranas al mismo presidente de la República, Gustavo Petro, porque 17 municipios de Nariño están en alerta máxima por hechos de violencia que podrían afectar las elecciones regionales. Según múltiples fuentes consultadas, pareciera que los grupos armados que viven enfrentados hicieran una tregua en la cordillera y la costa pacífica de Nariño para controlar las elecciones. Amenazan de muerte si se postula un candidato que va contrario a los intereses de estas organizaciones e incluso le dicen a la población que correrán la misma suerte si uno de los candidatos de los partidos de oposición que se alcanzaron a inscribir reciben votos, les aseguran que tienen la manera de saber por quiénes votaron y en caso tal los buscarán en sus casas.
La Misión de Observación Electoral (MOE) alertó de la posible comisión de trashumancia electoral al menos en 10 municipios de Nariño que también han sido impactados por la violencia, entre ellos: Cumbitara, Santacruz, Policarpa, La Tola, Colón. Una delegación especial del gobierno viaja este 26 de agosto a Nariño para adelantar mesas de diálogo, “Pero el presidente no nos ha cumplido ni con las promesas que hizo tras las afectaciones de la ola invernal, ni el precio de la gasolina, ni tantas cosas que la verdad ya no sabemos qué pensar con esas visitas, que muchas veces parecieran ser actos populistas”, puntualizó Mario Guevara, líder empresarial.