El presidente Gustavo Petro ofreció el último discurso de 2023. Tras dar un balance de su gestión en 2023 y recordar los proyectos de ley que el Gobierno puso en manos del Congreso de la República. El mandatario les deseó Feliz Año 2024 a los colombianos.
“Se completa el primer año de Gobierno, con sus más y sus menos, sus aciertos y desaciertos para nuestra sociedad y para el mismo Gobierno. En 2023 hemos logrado bajar la tasa de inflación, fundamentalmente la de alimentos. A pesar de unos precios de la energía aún especulativos y de tener que subir el precio de la gasolina; eliminando su subsidio, logramos el éxito de bajar a un dígito la tasa de inflación”, señaló el jefe de Estado.
“El precio de la gasolina a partir de enero comenzará a flotar de acuerdo con el precio internacional. Subirá si este sube y bajará si, al contrario, desciende. Eso nos permitirá liberar 10 billones de pesos anuales de dividendos de Ecopetrol que ahora financiarán el gasto social del país”, aseveró.
En la alocución de fin de año, el mandatario se refirió a la necesidad de avanzar con las reformas pensional, salud, servicios públicos domiciliarios y de minería proyectadas por el Gobierno. “La reforma laboral propone que, si usted es un asalariado, se le pague el doble si trabaja en festivos y dominicales, o si trabaja en horarios nocturnos. Se trata de recuperar no solo un mejor salario y recuperar el descanso, sino mejorar la estabilidad laboral”, indicó.
Con la reforma a la salud –dijo el jefe de Estado– el Gobierno propone acabar con la intermediación de los recursos públicos para fortalecer toda la red hospitalaria pública y privada del país. “Esa intermediación ha hecho perder decenas de billones del dinero público en corrupción, ha fortalecido de manera indebida el patrimonio de los propietarios de las empresas intermediarias y ha producido un enorme número de muertes evitables”, señaló.
Vea la intervención del presidente Gustavo Petro:
Discurso textual de fin de año del presidente Gustavo Petro Urrego
Bogotá, 30 de diciembre de 2023
Se completa el primer año de Gobierno, con sus más y sus menos, sus aciertos y desaciertos para nuestra sociedad y para el mismo Gobierno.
En el 2023 hemos logrado bajar la tasa de inflación, fundamentalmente la de alimentos. A pesar de unos precios de la energía aún especulativos y de tener que subir el precio de la gasolina, eliminando su subsidio, logramos el éxito de bajar a un dígito la tasa de inflación.
El precio de la gasolina a partir de enero comenzará a flotar de acuerdo con el precio internacional. Subirá si este sube y bajará si al contrario desciende. Eso nos permitirá liberar 10 billones de pesos anuales de dividendos de Ecopetrol que ahora financiarán el gasto social del país. No habrá perjuicio a camioneros y transporte público en tanto mantendremos los subsidios en el ACPM, pero promoveremos una política de transformación de la energía a fuentes más limpias. Para ello es indispensable regular las tarifas de energía eléctrica quitando los componentes especulativos de la fórmula tarifaria. Tal indicación se ha trasladado a la CREG que trabaja en este objetivo.
La inflación en alimentos, factor determinante del hambre, ha sido controlada. En el último mes de noviembre tuvo un crecimiento negativo de sus precios, es decir, los precios de los alimentos bajaron con respecto al mes anterior.
El crecimiento del precio de los alimentos ha sido del 5,5% de alza durante todo el año, muy por debajo del crecimiento de la tasa de inflación promedio y muy por debajo del incremento del salario mínimo y del incremento del ingreso de la mayoría de los colombianos. Es por esto por lo que en el 2023 hemos podido disminuir sustancialmente el hambre.
El programa Renta Ciudadana, que entrega medio salario mínimo a las madres cabeza de hogar con hijos menores, nos ayuda en este propósito. Para el año que comienza se dotará de dispensarios de alimentos, que incluirán la entrega de ‘bienestarina’ con sabores regionalizados a las zonas del país con estratificación 1. Nuestro objetivo es acabar el hambre en Colombia.
La pobreza monetaria, cuya estadística solo conoceremos el año entrante, tiene unos indicadores previos positivos. La inflación del año 2022 golpeaba más a los pobres que a los ricos y desde tasas de dos dígitos. En este año todos los segmentos económicos de la población experimentan tasas más bajas, pero esta vez la inflación golpea más a los más ricos y menos a los pobres. La población pobre cerrará con una tasa de 8% de crecimiento de los precios de los bienes que consumen. Este hecho nos permitirá reducir los niveles de pobreza en el país.
Menos desempleo y más salario mínimo
Redujimos el desempleo a un dígito y hoy, con un 9% de desocupados, tenemos una de las tasas más bajas en el siglo que llevamos recorrido. En el año 2023 logramos un incremento del salario mínimo nominal de más de 16%, lo cual significó un incremento de 6,5% del salario mínimo real. Absorbimos la caída que le dejó Duque y aumentamos 3 puntos más.
Este año hemos aumentado el salario mínimo nominal un 12,5%. Aspiramos a final de año que gane otros 6 puntos reales, porque disminuiremos aún más la inflación de precios. Esto significa que, en dos años de Gobierno, habríamos elevado el nivel de vida de las 2 millones y medio de familias que ganan un salario mínimo y millones más que son jalonadas por él, un 12%. Colombia no había visto eso antes y se enmarca en nuestra política de erradicación de la pobreza y de disminución de las desigualdades.
Hemos firmado el decreto de liquidación del presupuesto del 2024. Allí inicia en forma generalizada la construcción de sedes de educación superior en todo el territorio nacional, con una priorización en los territorios excluidos del país con conflictividad armada.
La educación pública superior será gratuita para todos los colombianos y colombianas. Quizás la mayor transformación presupuestal es lograr conducir decenas de billones de pesos cada año a esos territorios. Todos los programas del Gobierno en los territorios excluidos deben lograr un proceso, no solo de convergencia regional, sino de inclusión real de poblaciones vulnerables históricamente.
Es a partir del programa de transformación del territorio que se puede construir la paz y una mejor seguridad del país. Los ciclos de violencia armada que ha vivido el país en las últimas décadas ocurren casi en los mismos territorios y coinciden además con el establecimiento de economías ilícitas. El Estado ha fracasado en estos siglos en incluir esos territorios y sus poblaciones dentro de procesos económicos de progreso. Por eso las economías ilícitas son su alternativa y con ellas, la profundización de la violencia.
Queremos cortar ese ciclo perverso que ha conducido al país a la fragmentación territorial y a una de las mayores desigualdades sociales del mundo, con su consecuencia: la violencia permanente. Transformar el territorio excluido es nuestro mayor reto.
Fuerza Pública mejor paga
En las grandes ciudades costeras y en la capital de la República ha crecido otro tipo de violencia, ligada a las bandas multicrimen y a la corrupción. Preparamos una Fuerza Pública mejor paga, con garantías sociales y a la que buscamos más posibilidades de educación, para enfrentar la violencia y la inseguridad con mayores niveles de profesionalismo, inteligencia máxima, transparencia, respeto a los derechos humanos y mayor bienestar social y familiar de sus integrantes.
Secciones del Estado se prestan para la impunidad. Aún reposan en la justicia ordinaria 17.000 procesos de personas que ordenaron o financiaron el genocidio en el país. La verdad se ha fragmentado. Un mismo hecho de lesa humanidad en el país es investigado, dependiendo de los actores delincuenciales involucrados, o en la JEP, o en los tribunales de Justicia y Paz, o en la justicia ordinaria; así se fragmentan los testimonios y se construye una impunidad predeterminada. La verdad debe ser el eje del sistema judicial y para allá va la reforma que propiciamos.
Las reformas fundamentales pendientes
Al Congreso de Colombia se le han presentado varias reformas fundamentales. La reforma laboral propone que, si usted es un asalariado, se le pague el doble si trabaja en festivos y dominicales, o si trabaja en horarios nocturnos. Se trata de recuperar no solo un mejor salario y recuperar el descanso, sino, además, mejorar la estabilidad laboral.
Queremos un empresariado que entienda, como en todo el mundo, que la ganancia no se extrae por extender la jornada laboral al máximo, transformar a la trabajadora en un objeto desechable, sin ninguna estabilidad, o sobrexplotar al máximo la fuerza laboral. La ganancia crece, al contrario, con una fuerza laboral más estable, más educada y, por tanto, más productiva. No es el látigo, sino la inteligencia y la máquina lo que hace más productivo al trabajador. Entre más productividad tiene la fuerza laboral, más altos pueden ser sus salarios reales, más rica es la sociedad y más ganancias crecen en el país.
Hemos presentado una reforma al régimen de pensiones. Su objetivo central es que millones de ancianos y ancianas que hoy recorren las plazas del país buscando sobrevivir, tengan un bono pensional similar a la renta ciudadana. El programa se puede financiar precisamente con el presupuesto que se liberaría si el Estado deja de subsidiar los actuales pensionados y sus pensiones, y estas se financian con las cotizaciones que se quedan en administración en los fondos privados y que, en su mitad, ya se han ido al extranjero. Retornar esos recursos y lograr un régimen pensional solidario es lo que garantiza que la mayoría de los actuales cotizantes puedan tener mañana una verdadera pensión.
Hemos presentado una reforma a la salud, quitando una intermediación de recursos públicos que condenó a los hospitales y clínicas a un raquitismo permanente en desmedro de la atención de los pacientes. Esa intermediación ha hecho perder decenas de billones del dinero público en corrupción, ha fortalecido de manera indebida el patrimonio de los propietarios de las empresas intermediarias y ha producido un enorme número de muertes evitables.
El descenso de la tasa de muertes evitables en Colombia se estancó desde el año 2010. El estancamiento de la tasa de muertes evitables en Colombia coincide precisamente con la época en que más recursos públicos se han inyectado al actual sistema de salud. La enorme cantidad de dinero público que se ha entregado desde el 2010 no ha redundado en una disminución de la tasa de muertes evitables.
Por eso proponemos acabar con la intermediación de esos recursos públicos para fortalecer toda la red hospitalaria pública y privada del país, girándoles directamente; mejorar las condiciones de estabilidad laboral de enfermeras y de todo el personal de la salud, y al mismo tiempo construir un poderoso sistema de salud preventivo y de atención primaria en todo el territorio nacional, hasta la región más apartada. En el año 2024 se extenderá en varias regiones del país el sistema de distritos poblacionales saludables con equipos médicos permanentes, con atención en el hogar y centros de atención primarios.
En el 2024 se presentarán los proyectos de ley para reformar la ley de servicios públicos domiciliarios. Buscamos que el actor prevalente sea el y la usuaria de los servicios públicos en Colombia. No queremos más fórmulas tarifarias que permitan la especulación y hagan que unas pocas empresas capten ganancias extraordinarias del bolsillo de la población misma. Se presentará también el proyecto de ley de minería para proteger la pequeña minería del país y llevarla hacia tecnologías limpias. Vamos a establecer un sistema de compra de oro que permita acabar con las economías ilícitas.
Ya se multiplican por toda Colombia las Comunidades Energéticas, que buscan que hoy los usuarios pagadores de altas tarifas por energía eléctrica se conviertan en generadores de la energía y a un costo mínimo. Ecopetrol extenderá el programa de Comunidades Energéticas a toda la costa Caribe a través del programa de convertir sus impuestos por obras.
Crece el agro
La política hacia el agro ha permitido, como no se veía en décadas, que el crecimiento de los cultivos excepto el café alcance un 3% anual, según la última medición del DANE. Eso se logró volviendo más rentable el campo, aumentando los niveles de crédito al pequeño y mediano agricultor, disminuyendo el precio de fertilizantes y productos estratégicos importados y realizando tareas de una reforma agraria que aumenta el acceso campesino a la tierra. La reforma agraria es el eje central de la paz.
Este impulso generado hacia la agricultura queremos construirlo con la industria. Pensamos convertir Bancóldex en un banco de primer piso como el Banco Agrario, aumentar la fianza del Fondo de Garantías al 90% y tener una partida de tasa de interés compensada que permita bajar los costos financieros de los créditos a los micro, pequeños y medianos empresarios industriales, y a la economía popular. Queremos que todo empresario industrial exportador tenga tasas de interés subsidiadas por el Estado.
Más turismo
Las cifras de parte del turismo son todas halagüeñas. Tenemos un incremento de casi 30% del turismo extranjero respecto al año anterior. Llegó el turista extranjero número 5.500.000. nuestra promesa electoral de ver en el turismo el reemplazo de corto plazo a la caída de la demanda mundial de combustibles fósiles se está cumpliendo.
De esta manera abarcaremos en el 2024, con apoyo estatal, un fuerte impulso a la economía productiva: agricultura, agroindustria, industria y turismo, tal como prometimos en la campaña electoral.
Por una sociedad del conocimiento
También prometimos en campaña construir los pilares de una sociedad del conocimiento. Aumentamos el presupuesto de la educación pública del país de 50 a 70 billones en apenas un año. Con una inversión de más de seis billones nos centraremos en la expansión del sistema de educación superior pública y gratuita del país. Queremos la juventud en las sedes universitarias y no en la guerra.
Hemos hecho acuerdos para desarrollar la educación y la preparación de infraestructura para las nuevas velocidades de banda ancha en 5G, la programación de las máquinas y la inteligencia artificial en Colombia. Entraremos a la era de las nuevas tecnologías, ojalá bajo control de la misma sociedad. Estas tecnologías traerán beneficios, pero implementaremos mecanismos de regulación pública para mitigar sus efectos negativos, que los tienen.
La nueva economía es una articulación de tecnologías de programación de máquinas y de energías limpias sin precedentes en la historia humana. Esta nueva economía demanda relaciones mucho más igualitarias entre los seres humanos en el mundo y en nuestro país para que no degeneren en nuevos ciclos de conflictividad.
Obviamente no todo es positivo. La maquinaria estatal sigue siendo lenta, los nubarrones económicos no se alejan y la violencia se aferra a la historia del país y no quiere abandonarla. Sin embargo, hoy el país es conocido en todo el mundo por su empeño para superar los principales problemas de la humanidad: la crisis climática y la guerra. Hemos estado en la vanguardia de la lucha mundial por la vida y por la paz.