En manos del juez 28 de ejecución de penas de Bogotá quedó la solicitud de libertad presentada por la defensa de Enrique Pardo Hasche, condenado a 29 años de prisión en 1997 por su participación en el secuestro del reconocido empresario Eduardo Puyana Rodríguez, en hechos registrados el 8 de abril de 1991.

En la petición hecha por Pardo Hasche, quien se encuentra en la cárcel La Picota de Bogotá, se anexó certificación de conducta, cartilla biográfica y certificado de arraigo familiar. Igualmente, el condenado adjuntó documentos para demostrar insolvencia económica para pagar la multa impuesta por el secuestro extorsivo de Puyana.

Enrique Pardo Hasche fue capturado por el 24 de febrero del 2000 en el Estado de Florida (Estados Unidos) atendiendo una orden de captura. Seis años después, el 21 de octubre de 2006, fue extraditado a Colombia para que cumpliera la condena.

En años recientes volvió a ocupar las primeras páginas de los medios de comunicación tras ser citado como uno de los testigos en la investigación que se adelantó contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por su presunta manipulación y presión a testigos.

Pardo Hasche, siendo compañero de patio del exparamilitar Juan Guillermo Monsalve, aseguró que este quería retractarse de las declaraciones que había hecho en contra del exmandatario al vincularlo con grupos paramilitares.

Es el mismo Pardo quien aparece en uno de los videos grabados con un reloj por parte de Monsalve cuando el abogado Diego Cadena ya había puesto de presente el documento para que se retractara de los señalamientos.

“(…) le van a poner abogados, le van a meter gente importante, fiscales, toda esa vaina, y con el transcurso de los días el doctor Uribe va a estar detrás de usted y le va a estar ayudando”, la manifestó a Monsalve.

Cuando la investigación se encontraba en la Corte Suprema de Justicia, el testigo rindió declaración asegurando que Monsalve había recibido ofrecimientos para que continuara sus acusaciones contra Álvaro Uribe y su hermano, el ganadero Santiago Uribe Vélez.

El secuestro de Puyana

El 8 de abril de 1991, en horas de mediodía, cuando se trasladaba desde su lugar de trabajo en la Avenida Las Américas con carrera 32 en el occidente de Bogotá a su residencia, un grupo de personas secuestraron al empresario Eduardo Puyana Rodríguez, de 62 años de edad.

Días después, la familia de Puyana empezó a recibir llamadas de los secuestradores en los que le pedían 800 millones de pesos por su rescate. A los pocos meses dejaron de recibir llamadas y nada se sabía ni del grupo que lo tenía en su poder.

Dos años después, el 2 de abril de 1993, las autoridades encontraron en zona rural del municipio de Samaná (Caldas) los restos óseos del empresario con rastros de un disparo en su cráneo. La investigación adelantada por la Sección Antiextorsión y Secuestro de la Dijín estableció que existía un problema de vieja data entre la familia Puyana Bickencach y los Pardo Hasche por la pérdida de un millón de dólares.

Un informante le señaló a las autoridades que los hermanos Mauricio y Enrique Pardo Hasche habían planeado el secuestro del empresario con el fin de recuperar la deuda. Poco después apareció un testigo que tuvo participación con el plagio hizo un reconocimiento fotográfico de los dos hermanos Pardo Hasche.

Con estas pruebas se les vinculó formalmente al proceso penal. Desde un principio señalaron que no habían tenido participación ni conocimiento del plagio, aunque sí reconocieron la existencia de la deuda entre las dos familias.

En el desarrollo del juicio un testigo de identidad reservada señaló que Mauricio y Enrique financiaron el secuestro, entregándole un millón de pesos a uno de los jefes de la banda para procediera la ejecución del plagio, “prometiendo pagar el 10 % del dinero que se lograrse recuperar y en todo caso no menor de diez millones de pesos”.

En la acusación apareció la denuncia hecha por David Puyana en contra de Mauricio y Gustavo Pardo Hasche por las agresiones verbales y físicas de las que fue víctima en la sede del Country Club en Bogotá. Igualmente, se tuvo en cuenta la declaración del empresario Jack Abadi, quien intentó mediar en la disputa entre las dos familias.

En dos fallos se determinó la responsabilidad de Enrique Pardo Hasche en el secuestro de Puyana, señalando que intentaba recuperar el dinero perdido y de paso recuperar la dignidad de sus familiares que se habían visto afectadas con el caso.

El paradero de su hermano Mauricio sigue siendo un misterio hasta la fecha. En su contra existe una orden de captura internacional.