Hace siete años Detonante llegó a Quibdó con la idea de llevar proyectos que ayudaran a cambiar la realidad social, económica y de sostenibilidad de una de las ciudades con mayor potencial y grandes retos del país. Sus fundadores se encontraron con una ciudad fértil en ideas, con emprendedores dispuestos a aprender y una red de líderes sociales que le apuntan a un solo objetivo: transformar la realidad en la que viven por medio de la unión. Hoy, en medio del aislamiento, la capital municipal del Chocó se enfrenta a una realidad compleja: El departamento reporta a la fecha más de 1.000 casos de covid-19 de los cuales más del 90% están en Quibdó. Para prevenir que el virus se dispare el Ministerio del Interior decretó medidas especiales de aislamiento que incluyen medidas sanitarias, control de fronteras, toque de queda y prohibición de venta de alcohol durante fines de semana.
La situación vulnerable del municipio hace que iniciativas como la que lideraron a comienzos de mayo la Fundación Mario Santo Domingo y Detonante, como gestor local, sean clave. “Los fundadores de Detonante se comunicaron con nosotros, los líderes sociales de Quibdó, y nos preguntaron cuáles eran nuestras mayores necesidades a lo que respondimos: insumos médicos y seguridad alimentaria”, dice Alexander Ortiz, chocoano de nacimiento que trabaja con la Alcaldía y que, a la vez, hace parte de la red de liderazgo de Quibdó desde su iniciativa, “más líderes positivos, más acciones” que busca fomentar la articulación de quibdoseños que quieran una realidad diferente para el municipio.
Esta iniciativa de Detonante y de la Fundación Mario Santo Domingo entregó más de 4.500 bonos de alimentación a familias quibdoseñas vulnerables. Foto: El Murcy Después de ese primer acercamiento se definió que la meta era entregar insumos médicos y bonos que cubrieran hasta un mes de alimentación a 4.545 familias. Los criterios para entregar los bonos fueron los siguientes: personas que no hubieran recibido ningún apoyo, personas mayores de edad y que estuvieran en listas de espera de programas del gobierno y personas discapacitadas. Para que todo fluyera, los líderes del proyecto en Bogotá decidieron que cinco líderes de Quibdó se encargarían de toda la logística del proceso de entrega. Fue así como con el apoyo de la Alcaldía de Quibdó, Movistar, la Policia Nacional y 15 voluntarios organizaron una primera etapa de entregas del 18 al 22 de mayo y entregaron 3.824 bonos. En la segunda etapa, del 11 al 18 de junio se entregaron los bonos restantes.
El poder del territorio A diferencia de otros apoyos que se han entregado en el país, esta iniciativa se caracterizó por vincular actores nacionales con actores locales. “Al hacer que fuéramos nosotros los que organizaramos la entrega y le diéramos los bonos a cada familia, se logró que los habitantes de Quibdó se sintieran como en casa: cuidados por su propia gente”, afirma Ortiz. Las jornadas, además, contaron con protocolos estrictos de bioseguridad. Tanto, que lo que se oía por las calles quibdoseñas era que nunca se había visto algo así en un lugar que, históricamente, ha sido descuidado. A esto se sumó que los bonos permitieron que cada familia escogiera qué necesitaba comprar porque podían intercambiarse en las tiendas D1 por cualquier alimento o producto que cada familia quisiera comprar. Gina Reales, lideresa de Quibdó, y una de las cinco encargadas de entregar los bonos, dice que “estos procesos de articulación de las iniciativas o proyectos con el territorio son muy importantes porque permiten que haya sostenibilidad y sentido de pertenencia. ¿Quién más que los líderes locales para entregar un beneficio en pro de su comunidad?”
Las jornadas contaron con protocolos estrictos de bioseguridad. Tanto, que lo que se oía por las calles quibdoseñas era que nunca se había visto algo así en un lugar que, históricamente, ha sido descuidado. Foto: El Murcy Tiene razón. Detrás de esa frase está el poder del proyecto: crear una nueva forma de solidaridad que se basa en el liderazgo colectivo. Es una forma diferente de entender cómo ayudar a quienes más lo necesitan creando proyectos cuyo centro es cómo se incluye a los más vulnerables dentro de cada iniciativa.
Para lograr ese objetivo hay que entender qué necesitan las comunidades. De este proyecto Reales resalta que “al Chocó han llegado muchas ayudas alimentarias, pero muy pocas contemplan el carácter diferenciado de nuestra canasta familiar, entonces que las familias pudieran escoger hizo toda la diferencia porque atendió la demanda de alimentos específica de la población chocoana”. Cinco años después de su llegada, Detonante le sigue apostando al Chocó y sus habitantes lo saben. “El proceso de Detonante aquí es un proceso bonito, un proceso que responde y es respetuosos de las dinámicas del territorio” afina Reales. Y sí, esta iniciativa que potencia emprendedores y busca dejar capacidades instaladas que realmente ayuden a las poblaciones, encontró su identidad en este lugar, el punto medio entre los dos litorales colombianos y, con cada proyecto como este, evidencia la importancia de una articulación local, de visibilizar los procesos a nivel nacional e internacional y de darle vida a los sueños de un lugar que parecía destinado al olvido.