Su nombre es Mark Rutte y, al igual que su colega anfitrión en esta ocasión, tenía 43 años cuando asumió la jefatura del gobierno. Lleva 8 años a la cabeza de Holanda como miembro de una organización política de centro-derecha: el Partido Popular de La Libertad y La Democracia. El pasado miércoles, Rutte aterrizó en Colombia, donde ya lo esperaba una multitudinaria comitiva que incluye a 110 empresarios holandeses y tres ministros de su gabinete. Pasó el día de la llegada entregando títulos de tierras a los campesinos de Apartadó en el Urabá Antioqueño, como primer resultado de un programa de cooperación que implementan los dos países para la formalización de la tierra. Este jueves, el Primer Ministro se estaba reuniendo con el presidente Iván Duque, después de lo cual partirá hacia la cumbre que celebra el G20 en Buenos Aires. Esta es la conversación que SEMANA sostuvo con él.SEMANA: Esta es la primera vez que un Primer Ministro holandés visita Colombia a pesar de que nuestros países sostienen relación diplomática desde 1.829. ¿Qué de lo que ocurre actualmente lo trajo a usted aquí justo ahora?Mark Rutte: La razón, por supuesto, tiene que ver con nuestras excelentes relaciones políticas y económicas. Estamos tratando de ayudar en el proceso de paz con el ELN y las Farc así como con la implementación de los acuerdos. Pero también he traído una gran misión comercial relacionada con más de 100 empresas de Holanda y de la parte caribeña del Reino -Aruba y Curazao-. Estamos todos aquí para hacer negocios.Puede leer: ¿Por qué es importante la visita del gobierno holandés? S.: ¿Qué fue lo que convenció a 110 empresarios de su país para venir con usted?M.R.: El proceso de paz. El hecho de que esta es una economía que ha crecido al 2% o 3% anualmente. El hecho de que también se trata de una democracia vibrante cuyos líderes, tanto a nivel central como regional, promueven los derechos humanos. Aún así, el país está enfrentando problemas tremendos en relación con la implementación del proceso de paz que el presidente Santos inició. El actual mandatario está también tratando de hacer un éxito de la implementación y nosotros tenemos que ser parte de esto política y económicamente. Además, las compañías quisieran estar involucradas, les gustaría ayudar.S.: ¿Qué opina del levantamiento de los diálogos de paz con el ELN?M.R.: El gobierno holandés ha apoyado el proceso de paz con el ELN, lanzado por el ex presidente Santos. El presidente Duque, por su parte, tomó la decisión de suspenderlo por ahora, lo cual es el derecho soberano de su gobierno. Sin embargo, si Colombia decide continuar estas conversaciones buscando un fin negociado al conflicto armado con esa guerrilla, los Países Bajos están listos para sostener su apoyo a esa mesa. S.: ¿Y cuál es su balance de la implementación de los acuerdos con las FARC?M.R.: Tengo entendido que el presidente Duque está comprometido aunque es lógico que quiera poner su sello en la implementación. El gobierno holandés está preparado para apoyarla, sobre todo en materia de desarrollo rural, justicia transicional y derechos humanos. S.: Holanda es un país reconocido internacionalmente por ser supremamente exigente en su política exterior de derechos humanos. ¿Cuál es la posición de su gobierno respecto a la aspersión aérea para erradicar cultivos ilícitos?M.R.: Bueno, no quiero referirme a esto, pero déjeme mover a un nivel más general. Yo discutiré mañana con el presidente, por supuesto, el hecho de que mucha gente activa en el movimiento de derechos civiles y que trata de ayudar comunidades está siendo asesinada en este momento. Esas personas están tratando de contribuir a la implementación del proceso de paz y nosotros estamos dispuestos a trabajar para que puedan seguir haciéndolo. S.: Cuál es la conclusión de su visita hoy a Apartadó? M.R.: Bueno, quedé impresionado con los campesinos, a quienes tuve el honor extremo de entregarles los títulos de sus tierras, que les permitirán ahora invertir en su propiedad, ir al banco para hacer crecer un negocio, transformar verdaderamente su región. Hablé con líderes comunitarios y me conmovió profundamente lo que ellos están experimentando, muchos de sus colegas han muerto o atravesado circunstancias realmente difíciles. Eso hace que para mí sea más urgente ayudar a Colombia a garantizar que el movimiento de derechos civiles esté habilitado para hacer su trabajo en condiciones seguras.