Arriaga es el único miembro hispanohablante del jurado de la Academia de los Oscar. Ese mismo Arriaga, en su cotidianidad creativa, recurre a la economía del lenguaje, a la poesía. En los hechos que narra los personajes deambulan por atmósferas de una pequeña porción de Ciudad de México en la Colonia Modelo, o caminan por sectores como Coyoacán.Durante cinco años -le dedicó 14 horas diarias- Arriaga escribió El Salvaje. Dice que el tiempo que le tomó desarrollar el texto es igual al 10 % de su vida. Su última novela ganó el Premio Mazatlán en México. Es la historia de un joven que se llama Juan Guillermo, a quien a los 14 años le asesinan a su hermano. Los matones salieron de un grupo de fanáticos religiosos de Ciudad de México en la Colonia de la Unidad Modelo en la Delegación Itztapala, que es donde creció Arriaga.En la historia la abuela muere deprimida y los padres de Juan Guillermo corren la misma suerte en un accidente. Aquel joven se queda solo con una pregunta que lo invade en todo momento: ¿buscar venganza o recurrir a la justicia que es lenta y corrupta? El contexto es el México represivo de fuertes protestas y movilizaciones del año de 1968.Arriaga recuerda entre risas que a los 10 años le dijo a sus padres mientras almorzaban que iba a ser escritor y con una botella de gaseosa hacía ensayos de su discurso de ganador de los premios. Este mismo hombre que durante su infancia fue diagnosticado con déficit de atención, es hoy es considerado el escritor para cine en español más exitoso del cine a nivel internacional.Semana: ¿Sigue yendo al barrio donde creció para seguirse alimentando de esas historias?Guillermo Arriaga: La verdad es que lo sigo haciendo. Ya no tanto como antes-pero lo hago-porque ir me toma dos horas de recorrido. De hecho, llevé a mis hijos a que conocieran las azoteas y viendo lo que sucede en la calle de la barriada entendieron lo que yo he escrito. Esos son mundos que no se pueden investigar, solo se viven y ya. Mi inspiración creativa está referenciada en el mundo de la calle.Semana: ¿En dónde están sus elementos de inspiración?G.A: Se encuentran en el pasado de la calle. De esa vida misma de adolescente y también de esos viajes que hago que son muchos. Yo no estoy buscando historias. Estaba en Bogotá y vi a una mujer joven y hermosa que tiraron por una ventana y estaba apuñaleada. Esa escena me funcionó para escribir Un dulce olor a muerte. Eso sucedió en el centro de Bogotá. Tenía 10 segundos de haber caído al suelo. El carro se acercó y mi mujer y yo quedamos impactados. Yo quería contar esa historia y la literatura me lo permite. En el caso de 21 gramos era un tema onírico y por eso funcionaba más bien en cine que en la palabra escrita.Semana: ¿En qué momento de su vida supo que se iba a dedicar a hacer guiones para cine y televisión?G.A: Todo resultó a los diez años, estaba el Mundial de Fútbol en México y cuando ya tuve 14 años les dije que me iba a ganar El Nobel, El Oscar y estaría en los Premio de Cannes. A los 14 años escribí en la segundaria una obra de teatro y les encantaba a todos mis compañeros, pero los que hacían la obra me dijeron que debía cambiar el final o sino no la montaban a dos días del estreno. ‘Y así va’, les dije. La obra se desarrolló en el Teatro La Capilla que es un lugar emblemático en México que fundó Salvador Novo.En contexto:  “Hoy se nos exige constantemente renunciar a la complejidad de las cosas”: Salman RushdieSemana: ¿A qué autor mexicano le gustaría llevar a un guion para cine?G.A: La verdad los libros tienen su propio aire y por eso no soy muy de llevar los libros al cine, aunque pasó con Amores perros y 21 gramos que eran libros míos y terminaron convertidos en guiones de cine. Pero creo que no llevaría al cine algún libro.Semana: ¿En qué momento supo que El Salvaje era novela y no un guión para cine?G.A: Fue imposible no dejar de pensar en que era una novela, aunque pensé que podía ser guión, pero terminó siendo novela y de verdad que no había manera de que esa historia se podría contar como película.Semana: ¿Qué opinión tiene usted sobre que García Márquez no permitió que Cien años de Soledad no fuera llevada al cine?G.A: Tiene razón y es que cada libro tiene su propio mito y aura. Y eso me pasó con un texto que escribí que se llama El búfalo de la noche que logró vender algo así como 50.000 ejemplares y la llevé al cine y el libro dejó de venderse cuando fue llevado a la pantalla.Semana: ¿Qué tanto ha influenciado García Márquez su producción?G.A: Lo ha sido de una manera muy satisfactoria para mí. Una es el manejo del lenguaje. Yo tengo todos sus textos. De él aprendí un bello secreto que habita en sus textos, se trata del In media res y eso se puede ver en el inicio de Crónica de una muerte anunciada o en el mismo texto de Cien años de soledad. Es decir, sus narraciones se generan en desarrollo de la acción.Semana: ¿Cuando usted dice que no cree en la inspiración a qué se refiere?G.A: Hay mucha gente que anda con cuadernos en la calle para anotar lo que observa, mientras que si veo algo que me impacta no lo anoto. Y si no se me olvida es porque esa historia es muy buena y no se me olvidará jamás. Las historias retornan, van y vuelven con más poder. Creo en el trabajo fuerte y constante, entonces es ahí cuando vienen estos momentos.En contexto: “El escritor tiene algo de detective y tiene algo de delincuente”Semana: Es conocido que a usted le gusta ir de cacería. ¿En qué se parece al proceso creativo para el cine?G.A: El proceso creativo es algo que ni usted se puede explicar, que se encuentra en las contradicciones, en la dualidades y simplemente se debe avanzar en la creación. Somos unos reales ignorantes de todo. Estoy seguro que si le pregunto de qué está hecha la grabadora con la que ahora se hace esta entrevista, usted no sabe ni yo tampoco. Mientras que cuando me voy de cacería o vamos a escribir, lo sabemos todo. Con precisión tenemos los elementos que lo conforman, así como en el animal que queremos cazar. Sabemos cómo se alimenta, cómo se procrea, cuáles son sus senderos por los que transita, a qué horas se duerme, se levanta, cómo se comporta y de qué se alimenta. La escritura y la cacería te permite cerrar círculos de armonía.Semana: ¿Para cuándo estaría lista la película El escuadrón guillotina?G.A: (Suspiros) Estamos en eso. En el proceso de conseguir el financiamiento con un productor francés y ya con ese paso logrado nos vamos a rodar.Semana: ¿Por qué El Padrino 2 fue la película más reveladora dentro de su carrera?G.A: Eso tiene que ver mucho en el momento de mi vida en el que la logré ver. La vi a los 19 años. Iba mucho a cine entre los 16 y21 años y sabía en qué parte del cine me hacía y era un verdadero rito y dije: “puta, qué es esto”.  Ese mismo día vi la función y compré otra entrada para verla ahí mismo. La repetí. Quedé todo el día con la película y entendí la forma de hacer cine. Es como cuando Álvaro Mutis le dijo a García Márquez y le tiró el texto El llano en llamas de Juan Rulfo: “Tome ese texto, léalo, para que aprenda a escribir, carajo”. Así me sentí todo el día.Semana: ¿Todavía existe el perro Coffe que inspiró la película ´Amores perros´?G.A: No. El perro se lo robaron a los 18 años. Nosotros nos fuimos de la colonia Modelo que era de barriada y de mucha locura citadina y nos mudamos a un sector más tranquilo y más refinado como dicen las señoras. Nos fuimos a la Colonia Florida y ya no era el perro, sino la mascota. Una vez ese animal se salió y mató a otros perros como un dálmata y un gran danés, lo encerramos. Entonces lo dejamos en un garaje, se subió y mordió la oreja de un escolta de una señora adinerada. Ella lo mandó a sacar de la casa y se desapareció. Sabemos que se lo llevaron a un refugio de animales y allá le quitaron la vida.Semana: ¿Si pesa 21 gramos el alma?G.A: Lo que pesa 21 gramos es el recuerdo de los demás. Y ese peso es lo que está contigo. Es un experimento que hizo un científico colocando personas moribundas en básculas y en el momento en que fallecían había un bajonazo de peso y era la ausencia de 21 gramos. Eso demuestra que la energía tiene peso y la vida por ende tiene una masa.Semana: ¿Por qué 21 gramos y Amores perros terminaron siendo guiones para cine y no libros?G.A: Por qué se necesitaba una tercera persona radical. Y el cine es éso. Por más que hablara en un texto de las peleas de perros, nada puede remplazar a la imagen en movimiento de la violencia de las peleas. Yo no creo que una imagen diga más que mil palabras. Por eso soy claro en que una palabra dice más que 1.000 imágenes. Usted dice la palabra amor y te genera más de 1.000 referencias visuales. Eso es una tontería de los lugares comunes.Semana: ¿Por qué utilizó usted un fragmento de un poema de Eugenio Montejo en 21 gramos?G.A: La usé porque mi editor, que además es colombiano-Jaime Aljure- me lo dio a sabiendas de que yo no gusto mucho de los poetas. Y eso me electrocutó. Entonces llamé al poeta y me dijo que a las 6 de la mañana nos viéramos en un restaurante en Ciudad de México que se llama Papa Gallo. Nos encontramos a esa hora y le di el libro Un dulce olor a muerte y desde ahí sus poemas se convirtieron en parte importante de mi vida.Lo llamé y me dijo, lo puedes usar en tu película. Los abogados no me creían de que Montejo me había dado la autorización para usar el poema, me dijeron que no podía usarlo y yo les dije, pongo todos mis propiedades como respaldo y así fue que logré incluirlo. Para sorpresa de Montejo, salió el texto y el poeta me dijo que no sabía que era para una película sino para un corto estudiantil. Y no podía creer que estuviera Sean Penn recitando mi poesía. Montejo dijo que era un imbécil y pasó de no publicar libros en Venezuela a lograr vender 3.000 libros por semana y le dieron el Premio Nacional de Poesía, además se tradujo a más de 20 idiomas.Semana: ¿Cuáles son esos tres directores con los que usted se siente más cómodo trabajando?G.A: Mariana, Santiago y Guillermo. Mis dos hijos y yo. Con los dos directores con los que voy a trabajar de ahora en adelante. A mí me encanta dirigir y para qué voy a escribir para que otros hagan un trabajo que yo he creado y me encanta. Y si no voy a dirigir no hago nada y si no lo hago yo que lo hagan mis hijos.Semana: ¿En qué quedó la relación con Alejandro González Iñárritu con quien usted desarrolló Babel?G.A: Es un tema que me incomoda mucho y que he dejado atrás. Es mejor omitirlo.Semana: ¿Qué opinión tiene sobre de los casos de violación y de abusos que se han descubierto ahora dentro de la industria del cine?G.A: Prefiero no hablar del tema.Semana: ¿Pero usted hace parte de esa industria donde ahora una campaña como MeToo ha impulsado en que se conozcan nuevos casos?G.A: Yo lo que creo es que todo abuso es deplorable y el poder para sacar ventaja de alguien o de algo es muy terrible. Es un tema que realmente va en doble vía. También hay mujeres que manipulan y que tienen poder y sacan beneficio. Espero que esa realidad no nos conduzca a un mundo en blanco y negro.Semana: ¿La realidad política de Estados Unidos con México y lo que ha dicho el presidente Trump no le ha permitido crear alguna idea para llevarla al cine?G.A: Prefiero reservarme acerca del tema. Todo porque está muy tensa la situación. Ahora te pueden tomar el teléfono y te revisan todo lo que tú puedas decir de ese gobierno o de ese país.Semana: ¿Es la violencia exacerbada en México un elemento inspirador para contar sus historias?G.A: Todo es perspectiva y yo he recurrido a esa violencia de barrio para contar esas historias que se deben contar. Yo que perdí el olfato por una pelea, porque a los nueve años un tipo me agarró con un bate y patadas. Yo he tomado esa realidad y la he volcado en la producción de literatura y en guiones para cine y televisión.Semana: ¿Por qué le dice a usted a sus alumnos que sean o que traten de ser profundos?G.A: Les digo, ‘cuenta la historia’. Si eres profundo, la historia será profunda. Pero tratar de ser profundo per se es imposible. Nadie puede decir que uno va a escribir un buen texto. Margarie Durán dijo: “nada te prepara frente a la hoja en blanco, ni tu experiencia previa”. Por ejemplo, hay escritores como Ernest Hemingway, que uno dice: no puede ser que esa misma persona haya escrito Adiós a las armas y también Al otro lado del río y entre los árboles. Sobre tu voluntad no puedes decir que vas a escribir el libro que te va llevar a el Nobel.Semana: ¿Usted todavía mantiene la idea de ganar el Nobel de Literatura?G.A: No es la idea, es la ilusión. Es la ilusión que todo lo alimenta. Me quiero ganar un Oscar, una Palma de Oro y un Cannes. Bueno, todavía mantengo la ilusión de ganar un Oscar, el Nobel y la Palma de Oro. En los Oscar ya estuve nominado y hago parte de la Academia.Semana: ¿Usted cree que las nuevas series para plataformas como Netflix es la nueva literatura?G.A: Veo muy pocas series. Lo cierto es que cada vez me estoy involucrando más y esos libretistas están creando mitologías y eso me sucedió con Breaking Bad, Dr. House y Narcos. Y nos ha gustado tanto que hemos ido como tontos a Albuquerque a conocer el lugar en el que se filmó parte de Breaking Bad para conocer el restaurante Pollos amigos.Semana: ¿Son los guiones producción literaria?G.A: ¡Claro que lo son! Es más, me niego a que se llamen guiones, prefiero el término más justo que es el de una obra para cine.Semana: ¿El caso de desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no lo ha tocado para llevarlo al cine?G.A: Ese caso es terrible, pero hay otros ejemplos terribles e igual de dolorosos que han sido eclipsados por éste que ha tenido una mayor exposición en medios. Y sobre todo que no fueron acogidos por la izquierda. En Cohauila, mataron a 300 personas y de eso no se ha hablado nada. Todas las pérdidas deben ser igual de graves. No estoy demeritando lo de Ayotzinapa.Semana: ¿En dónde está la reserva moral de México?G.A: En su gente. La reserva de podredumbre está en su clase política. Hay millones de campesinos que son alegres, que se rompen el lomo por sacar adelante el país. Y son tan generosos que te comparten tu felicidad.Semana: ¿Hay un narco-estado en México?G.A: Lo que creo es que las autoridades policiales están coludidas con el narcotráfico. Cuando el Estado permitió que se acabara la autonomía de poder para ejercer su nivel de ineficiencia para desarrollar la autoridad, se jodió todo. Estamos llegando a un límite que la nueva clase política debe ser renovadora de un mejor país y se debe desterrar la inequidad de la riqueza y la muy mala distribución social que existe.