SEMANA: Hace tres meses que usted inscribió el comité que recoge las firmas para avalar su candidatura presidencial, lo cual significó el lanzamiento de su candidatura. ¿Cómo va ese proceso?CLARA LÓPEZ: Me impacta que en todos los lugares que he visitado -sin excepción- percibo una desconexión entre los políticos y la gente. Destaco un gran empoderamiento de las mujeres y un sentimiento pidiendo una Colombia unida y no dividida. Precisamente a través de la recolección de firmas he tenido la oportunidad de escuchar lo que quieren los colombianos y transmitirles un mensaje de esperanza para el nuevo país que todos queremos, el cual será una realidad solamente si todos empujamos para el mismo lado.SEMANA: ¿Es posible ese diálogo en un contexto de polarización frente a la paz y de radicalización de la derecha?C.L.: Colombia vive un momento histórico. Después de más de 50 años de confrontaciones, logramos un gran avance al concientizarnos de la importancia de la paz. Por eso tenemos que cambiar la actitud de un país dividido por la de un país unido. Ese es mi mensaje de esperanza, porque unidos es más fácil recorrer caminos de reconstrucción, de inclusión, de beneficios, de justicia, de superación del exceso de desigualdades.SEMANA: ¿Lo que plantea es hacer un pacto nacional contra la desigualdad?C.L.: Lo que Colombia necesita es conectarse con los sentimientos y necesidades reales de la gente. Para lograrlo estoy proponiendo una nueva política económica que defino como la política del gana-gana, donde sí sea posible que todos ganen y no solo un porcentaje mínimo de los colombianos.Puede leer: "Estoy dispuesta a adelantar un gran diálogo con los liberales": Clara LópezSEMANA: Ese planteamiento lo hacen muchos candidatos. ¿Cuál es la diferencia?C.L.: Yo no lo veo así. No veo a ningún político hablando de unión, ni de reconciliación. Por el contrario, veo más y más enfrentamientos y estrategias para garantizar espacios de poder. Planteo que a través de la unión es posible cambiar de actitud para aprovechar los beneficios que necesariamente traerá la paz. Colombia tiene en su gente su mejor patrimonio, siempre echados pa’lante, siempre alegres y solidarios. Ahí está el ejemplo de cómo nos une la selección, 11 jóvenes que nos producen tremendas alegrías y también tristezas, pero que nos llevan a soñar, a compartir, a sentirnos orgullosos de ser colombianos. La venida del papa también produjo optimismo, hermandad, esperanza.SEMANA: En el contexto de esa propuesta de reconciliación, usted ha promovido una política de alianzas con algunos sectores de centro e izquierda que, además, respalden la paz. ¿Cómo van esos diálogos?C.L.: Mi gran alianza es con los colombianos, con todos quienes queremos una Colombia mejor, una nueva política constructiva, inclusiva y positiva; una política hacia una nueva realidad económica que no se traduzca en más de lo mismo. Estoy proponiendo un nuevo diálogo que tenga de verdad conexión con todos los colombianos. Por eso mi alianza no busca resultados electorales, busca resultados en beneficio de Colombia y su gente.SEMANA: Pero usted parte del supuesto de que la mayoría de fuerzas políticas quieren lo mismo, cuando en la práctica se encuentran enfrentadas por lo fundamental: las concepciones frente a la paz, la religión, los derechos… ¿Cómo generar ese diálogo? C.L.: Yo no parto de supuestos. La realidad es que los políticos están desconectados de los sentimientos y necesidades de los colombianos. Todas las encuestas, incluidas las de SEMANA, muestran los mismos resultados desde hace varios años, con respecto a que Colombia va por un mal camino y a que los colombianos queremos mejor educación, salud, empleo, seguridad. Entonces, si todos queremos lo mismo, la única manera de conseguirlo es estando unidos y trabajando por los mismos objetivos, y la paz facilitará en gran medida alcanzarlos. Por ello la implementación de los acuerdos debe hacerse con fidelidad.SEMANA: Durante más de una década usted fue una mujer de partido. ¿Sigue trabajando con las bases del Polo Democrático?C.L.: Fui, soy y seré una mujer de convicciones. Desde niña visualicé mi vida al servicio de mi país. Siempre he sido inconforme y cuando la situación cambia uno no puede seguir en lo mismo. Ahora desde mi recién ganada independencia sigo ampliando horizontes, buscando extender el ámbito de lo posible.Le recomendamos: La difícil candidatura de Juan Fernando CristoSEMANA: Usted salió del Polo por las confrontaciones con Jorge Robledo, hoy su candidato presidencial. ¿Su esfuerzo de diálogo contempla acercamientos con la alianza de Robledo, Sergio Fajardo y Claudia López? C.L.: Salí del partido porque Colombia está viviendo un momento único, histórico, que tenemos que comprender, respetar y aprovechar y que no lo representa una única bandera. Mi esfuerzo de diálogo contempla acercamientos con todos los que quieran sembrar esperanza e implementar una política del gana-gana, pensando primero en todos los colombianos.SEMANA: Su trabajo público siempre se ha ubicado en la izquierda. ¿Hasta dónde pueden llegar los diálogos y las alianzas con las fuerzas que, incluyendo a la Farc, se ubican en ese lugar del espectro político?C.L.: Yo siempre he hecho política desde los valores y los principios y he descubierto que los cartabones de izquierda y de derecha son menos importantes que hacer una política de valores. Alrededor de esta política hay que buscar la unidad, y esa es la convocatoria que hacemos desde nuestro movimiento Todos Somos Colombia.SEMANA: Mientras la derecha parece estar unificada en una visión de sociedad en la que tienen peso la religión y el rechazo a temas como las formas alternativas de luchar contra las drogas o la ampliación de derechos civiles de los LGBTI, las tensiones en el centro y la izquierda son evidentes. El Polo, dividido entre Robledo y usted, los liberales peleando por la fecha de una consulta, La U desmoronándose. ¿Cómo unir esos sectores?C.L.: Se unen en el momento en que vuelvan a conectarse con la población y entiendan las necesidades y sentimientos de los colombianos, sobre todo, cuando dejen de pensar en ellos mismos, cuando dejen de ver las cosas desde una sola óptica y visualicen que todos los colombianos merecemos una vida buena y que todos somos Colombia.SEMANA: En un contexto de debilidad de los partidos y con la mayoría de candidatos inscritos por firmas, ¿cómo lograr que se consolide una bancada en el Congreso alrededor de lo que usted llama la política del gana-gana? C.L.: Creo que el proyecto de reforma política que debate el Congreso es poco ambicioso y no genera las condiciones para que surjan nuevas fuerzas capaces de cambiar la manera como se hace la política. Está demasiado concentrada en mantener a los pequeños monopolios de poder de los partidos existentes y creo que en eso no se hace justicia a la participación ciudadana. Hay que flexibilizar las condiciones de hacer política para que puedan expresarse en el poder los movimientos ciudadanos que cada vez toman más fuerza a nivel local y regional. Esa movilización social se ve en Buenaventura, en el Chocó, en Doña Juana. La gente tiene preocupaciones que no son las de la estructura política, sino de la organización social, pero que deben traducirse a la política.SEMANA: En esos diálogos se han visto acercamientos con la ASI y con el Mais. ¿Implican avales para sus candidatos a Congreso o a su propia candidatura?C.L.: Firmé un acuerdo de voluntades con la ASI para ayudar a fortalecer listas para la Cámara y el Senado, y también la Presidencia en convergencia. El congreso de Mais fue clave para comprender las aspiraciones y necesidades de las diferentes comunidades indígenas. Pero quiero anotar que igualmente he estado hablando con todos los sectores de la Alianza Verde, del Partido Liberal, muchas opciones de izquierda, con sindicatos, y con organizaciones de mujeres y víctimas. El nuevo diálogo al que invitamos abarca absolutamente a todo el mundo.SEMANA: ¿Incluso a Germán Vargas?C.L.: Por supuesto, es un colombiano y uno no puede negarse a hablar con nadie. Tengo disposición de conversar con todo el mundo, así tenga profundas diferencias. No podemos seguir con los mismos códigos y las mismas prácticas, limitadas a los personalismos que hasta ahora no han dado resultados. Solo el diálogo podrá unificar a Colombia.