SEMANA: Con la elección de Luz Adriana Camargo como fiscal hubo mucha polémica, pero finalmente solo pasó un mes después de la salida del fiscal Francisco Barbosa para tomar la decisión. ¿Le cumplió la Corte Suprema de Justicia al país?
Gerson Chaverra (G. C.): La Corte Suprema de Justicia, con los resultados obtenidos en el día de ayer, pudo mostrar que evidentemente, con altura, con rigor, con mucha responsabilidad, con sentido de país, cumplió dentro de un plazo razonable con su función constitucional de elegir fiscal general de la Nación, porque, como lo muestra la realidad, el fiscal Francisco Barbosa hizo dejación de su cargo el día 12 de febrero del presente año y, en un mes exacto, la Corte nombró el reemplazo, lo que muestra de que no hubo una interinidad prolongada.
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SEMANA: Ustedes citaron la sala extraordinaria para abordar la elección de fiscal, pero se llevaron la sorpresa de la renuncia de Amelia Pérez diez minutos antes. ¿Cómo se llegó a un consenso entre los 23 magistrados para finalmente decidir votar?
G. C.: Minutos antes de iniciar nuestra sesión extraordinaria de Sala Plena se recibió en la Oficina de la Presidencia de la Corte el escrito a través del cual la doctora Amelia Pérez renunciaba a la terna para ser elegida fiscal general de la Nación. Esa situación hacía necesario que la Corte deliberara sobre esa manifestación de voluntad. Después de esa deliberación muy jurídica, muy reflexiva, muy profunda por parte de los magistrados integrantes de la Sala, se llegó a la determinación de que la renuncia de la doctora Amelia no le quitaba validez o viabilidad jurídica a la terna presentada y que, por ende, podíamos continuar como lo habíamos convocado y acordado nuestro proceso de elección.
SEMANA: ¿Qué argumento primó para tomar esa decisión de ir a votar?
G. C.: El primero que se esgrimió fue que la renuncia había sido radicada y presentada ante la Corte Suprema de Justicia y la Corte no tenía competencia para hacer pronunciamiento sobre la renuncia presentada por la doctora Amelia, en tanto que por mandato constitucional no le corresponde la integración de la terna. Esa es una competencia que está en cabeza del señor presidente de la República. En segundo lugar, consideró la Corte que en el estado en que se encontraba el proceso de elección, en virtud del cual ya incluso durante cuatro sesiones ordinarias la votación había surtido sus efectos, las ternas habían sido votadas en cuatro oportunidades. En este estado actual, la presentación de una renuncia por parte de una de las ternadas no le quitaba viabilidad ni validez.
SEMANA: La renuncia de Amelia Pérez se tomó como una ‘jugadita’. ¿Así fue leída en la Corte esta decisión, como una ‘jugadita’?
G. C.: Nosotros como jueces, magistrados y ciudadanos, siempre actuamos y pensamos que los destinatarios del ejercicio judicial también actúan en virtud del principio de la buena fe consagrado en nuestra Constitución Política. Respetando la manifestación de voluntad de la doctora Amelia Pérez, lo importante en ese momento era definir cuál era el camino, adoptar la ruta a seguir ante un hecho, cuál era la renuncia de una de las ternadas. Ese juicio no lo hemos considerado y, desde lo personal, como presidente de la Corte, descarto en lo que usted llama como una jugadita.
SEMANA: Magistrado, desde que empezaron el trámite de esta elección, en todas, iba picando en punta Amelia Pérez, pero se desinfló cuando se conocieron los mensajes que publicó en redes su esposo, el exjuez Gregorio Oviedo… ¿eso desinfló la candidatura?
G. C.: El voto, por mandato constitucional y conforme a nuestro reglamento, es secreto. En el seno de la Sala Plena nunca se hicieron deliberaciones, debates o manifestaciones sobre los tuits emitidos por el esposo de la candidata Amelia Pérez. Lo que sucede es que son procesos reflexivos, se van estudiando circunstancias, el perfil de las de las candidatas, las circunstancias reales y objetivas. Eso termina inclinando el voto de los magistrados a partir de su análisis individual y subjetivo.
SEMANA: ¿En ese análisis subjetivo el escándalo que se generó a nivel nacional impactó en alguna medida la decisión de los 23 magistrados?
G. C.: Las circunstancias objetivas relacionadas con la hoja de vida de las candidatas, su profesionalismo, con sus virtudes, su capacidad gerencial, progresivamente son tomadas por los magistrados que integran la corporación. Ya particularidades como las que usted menciona, le reitero, en ningún caso fueron verbalizadas, fueron puestas de presente en el marco de las deliberaciones de nuestras sesiones de Sala Plena. Ya internamente, cada magistrado, a partir de realidades, a partir de experiencia, se forma su propia opinión y deposita su voto. Esa evaluación también la hacen los magistrados cuando se escucha en audiencia pública a las ternadas, pero ya interiormente, subjetivamente, cada magistrado también se forma su propio juicio de valor para definir su voto.
SEMANA: ¿Le preocupan las presiones contra la independencia de la Rama Judicial, en este caso, contra la Corte Suprema de Justicia?
G. C.: Frente a las presiones que fueron advertidas y dadas a conocer por la Corte Suprema de Justicia, las consideramos una injerencia indebida. La Corte, de manera vertical y vehemente, las rechazó. Como máximo tribunal de la justicia ordinaria hacemos valer el ejercicio de todas nuestras funciones judiciales, administrativas o las funciones electorales. Deben desarrollarse en el marco de la autonomía y la independencia, permitiendo que la Corte, en sus tiempos y bajo el compromiso que tiene con el país, decida de manera libre.
Cuando en un momento determinado de este proceso sentimos ese tipo de presiones y de injerencia, las rechazamos y, la Corte, asumiendo su autonomía, su independencia, llegó ayer a la decisión que fue adoptada bajo la garantía de que actuó como juez independiente y sin ningún tipo de presión.
SEMANA: ¿Como presidente de la Corte Suprema le preocupan las evidentes presiones contra la Rama Judicial?
G. C.: Rechazo cualquier tipo de acto que represente injerencia indebida en la administración de justicia o presión a la administración de justicia, porque eso socava el Estado de derecho. Una democracia se sustenta en el principal pilar y es que los jueces puedan actuar con autonomía y con independencia. Cuando se afecta la autonomía y la independencia, se afecta la democracia, se afecta el Estado de derecho.
También le puedo decir con absoluta seguridad que siempre vamos a estar de frente defendiendo la autonomía y la independencia judicial y rechazando cualquier autoatentado que pretenda socavar o diezmar este pilar fundamental.
SEMANA: El punto cúspide de las presiones contra la Corte fue cuando los tuvieron sitiados en el Palacio de Justicia. ¿Qué lectura tiene de ese día? ¿Qué fue lo que pasó?
G. C.: Fue un momento inaceptable. La Corte, como usted lo recordará, rechazó ese bloqueo porque representó un acto de agresión contra los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y un acto de injerencia. Y lo rechazamos con vehemencia. La Corte fue rodeada por toda la sociedad civil y por las instituciones democráticas del país, rechazando también esa injerencia y ese acto de obstinación. Como Corte exigimos que nos dieran garantías para ejercer nuestra función en condiciones de tranquilidad y normalidad. Demandamos ese respeto y hoy podemos ver que la Corte cumplió con su función, dentro de sus plazos, dentro de sus tiempos, adelantando un proceso tranquilo, autónomo, reflexivo, con compromiso de país y dentro de un plazo muy corto, muy razonable.
SEMANA: ¿Qué lectura hace usted de un tema muy particular que pasó en esta agresión a la Corte Suprema de Justicia, que es ver izadas banderas del M-19? Eso recuerda un capítulo muy doloroso para el país y, sobre todo, para los magistrados. ¿Qué sensación tuvieron ahí en la Corte y ustedes por estas banderas, en esas protestas?
G. C.: Aquí le voy a hablar como el juez que lleva 32 años ininterrumpidos administrando justicia y que se siente muy orgulloso de vestir la toga. Este hecho que usted destaca que tuve la oportunidad de observar y de apreciar en medio del asedio y del bloqueo, me dolió. Me dolió profundamente, por cuanto para mí representaba que no hay reconocimiento, ni hay perdón, ni solicitud de perdón frente a los hechos de 1985, que fueron muy dolorosos para la administración de justicia.
SEMANA: ¿Hubo presiones del presidente de la República para la elección de fiscal?
G. C.: Como presidente de la Corte puede decirlo con absoluta tranquilidad y seguridad. No recibió la Corte ningún tipo de presión por parte del señor presidente de la República para la elección de fiscal general de la Nación y nosotros pudimos cumplir con nuestro deber constitucional de manera tranquila, de manera sosegada, con autonomía y con total independencia.
SEMANA: Voy a ser incisivo en este tema. En la primera cita para la votación, el presidente, antes de la sesión, ya estaba presionando para que escogieran de una de las “excelentes” candidatas de la terna, eso es una presión…
G. C.: La Corte actúa de manera autónoma e independiente. La Corte diseñó desde el año pasado un calendario que representó unas fechas para definir cuándo iban a ser escuchadas en audiencia pública las candidatas y que, a partir de este año, en la sesión del 25 de enero, empezaría la ronda de votaciones. Un juez debe actuar a partir de la conciencia de que está obrando con rectitud y en derecho. Y a partir de esa conciencia, independiente de los puntos de vista extraños. Un juez, por esencia, nunca se debe dejar presionar, debe rechazar, venga de donde venga, cualquier tipo de injerencia o cualquier tipo de presión en el desarrollo de su deber y función.
SEMANA: Usted tuvo una reunión con el presidente en la Casa de Nariño, en el marco de esta elección de fiscal. El mensaje que salió de esa reunión de parte de la Corte Suprema de Justicia fue muy institucional; por el contrario, el del mandatario parecía continuar con presiones. ¿Cómo están las relaciones con el Ejecutivo, con el presidente?
G. C.: Las relaciones armónicas por cuanto como máximo tribunal de la justicia ordinaria sabemos y entendemos que es un mandato constitucional, pero deben coordinarse y colaborar armónicamente para el cumplimiento de sus altos fines estatales, bajo ese cometido constitucional, institucionalmente, siempre desde la Corte Suprema de Justicia y esperamos que también sea del Ejecutivo. Lo mismo vamos a tener relaciones cordiales, de buen entendimiento y armónica, siempre teniendo las mismas como eje.