A partir de las 11:00 p.m. de la noche de este jueves empieza a regir en Bogotá el decreto 263 de la Administración Distrital que impide el expendio y consumo de licores en lugares como almacenes de grandes superficies comerciales, supermercados, licorerías, cigarrerías, estancos, salsamentarias, confiterías, fruterías, panaderías, tiendas de barrio, galleras, canchas de tejo y billares. Según la normativa, la comercialización de bebidas alcohólicas solo podrá hacerse en estos sitios entre las 11:00 a.m. y las 11:00 p.m. del mismo día en todas las localidades de la ciudad, mientras estará prohibida entre las 10:00 a.m. y 11:00 p.m. El decreto dividió opiniones, como se esperaba. La alcaldesa (d.) de Bogotá, Clara López, defiende la medida. Para su administración, la decisión contribuye al control de riñas en la ciudad, así como al ruido en los barrios por cuenta de las tiendas de barrio que venden licor después de las 11:00 p. m. “Hay 80.000 tiendas que expenden licor. La gente está absolutamente desesperada con el ruido en áreas residenciales”, dijo la alcaldesa esta miércoles a través de medios radiales. En dos semanas los resultados de la medida serán estudiados. De cumplirse con las expectativas, la Alcaldía podría eliminar la restricción en algunas zonas de la ciudad. Los comerciantes, aunque acatan la medida, no están de acuerdo. Para ellos, los establecimientos verían afectadas sus ventas, más cuando la ciudad está próxima a inaugurar el Campeonato Mundial Sub 20, el próximo mes. La decisión no incluye establecimientos de rumba, bares o restaurantes, que podrán vender licor hasta las 3:00 a. m. “Para nosotros es un tema grave. Estamos en contra de la medida porque afecta la economía y limita nuestra actividad comercial. Afecta a nuestros afiliados, que son tiendas de barrios, licorerías y cigarrerías. El comercio se viste de gala para el Mundial, se piensa ampliar horarios y estamos obstruyendo este sector de la economía”, asegura Juan Esteban Orrego, director de Fenalco Bogotá. El expresidente del Polo Democrático Carlos Gaviria criticó la medida. “Yo descreo mucho de las medidas provisionistas porque no me gusta que restrinjan la libertad de las personas y porque son ineficaces. No me parece que esa medida sea conveniente”, dijo. En lo corrido del año, en la ciudad se han registrado 116.246 riñas. Las localidades se Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar y Suba son las que más casos presentan. De las 246.707 casos de riñas que tuvo el 2010, el 90 por ciento estaba relacionado con consumo de licor. Juan Martín, administrador de una cigarrería del norte de Bogotá, no se sorprendió con la medida. “No nos afecta mucho –dice– porque no trabajo hasta tarde: cerramos a las 8:00 p. m. Hay que esperar los resultados. Como ciudadano, me parece bueno”. Gloria Correa también es propietaria de un local en Torres del Parque, en el centro de la ciudad. Aunque la medida no la afecta porque cierra a las 8:00 p. m., no está de acuerdo con la decision de la Alcaldía. “Es como vender el sofá (para que la pareja no sea infiel) y no es la forma de controlar las riñas”. Aunque cierra su negocio temprano, esta comerciante reconoce que el licor representa entre el 15% y el 20% de las ventas mensuales. Esta cifra coincide con la que reveló el director ejecutivo de la Asociación de Tenderos, Héctor Javier Galindo, quien cree que no es la mejor medida porque las autoridades se dedicarán a “perseguir tenderos en vez de delincuentes”.