La juez 12 de Conocimiento determinó que los coroneles Nelson de Jesús Arévaloy Javier Vivas debían ir a la cárcel mientras se desarrolla el proceso en su contra por su presunta participación en la alteración de la escena del crimen del joven Diego Felipe Becerra, ocurrido el 18 de agosto del 2011. Los oficiales, quienes para la época de los hechos se desempeñaban como comandante de la Estación de Suba y subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, respectivamente, fueron dejados en libertad hace algunas semanas, cuando un juez consideró que ellos podían afrontar la acción penal en su contra desde la libertad. ¿De qué los acusan? Los dos oficiales, según la Fiscalía, estuvieron en la localidad de Suba, en el noroccidente de Bogotá, el día en el que perdió la vida Becerra, al parecer a manos del patrullero de la Policía Wílmer Alarcón. En la imputación hecha por el ente acusador se da cuenta de que los dos coroneles habrían participado en la manipulación de la escena del crimen. Según la Fiscalía, Vivas hizo presencia en el lugar de los hechos y no se opuso a que se hiciera el presunto montaje, en el que se buscaría hacer ver a Becerra como un delincuente tras poner un arma de fuego en el sitio. Para sustentar la imputación, la Fiscalía utilizó el testimonio del patrullero Nelson Rodríguez, quien acompañó a Alarcón la noche de los hechos. El pasado 28 de febrero, el uniformado le contó a la entidad todo lo que ocurrió luego de que Becerra fue llevado a una clínica. Rodríguez le dijo a la Fiscalía que Alarcón se transportó con los coroneles Arévalo y Vivas en una camioneta que se dirigió al lugar de los hechos. Rodríguez contó que al llegar al sitio, encontraron el lugar acordonado, pese a que, por un largo tiempo, el sitio habría quedado solo y sin la custodia de ninguna autoridad. El mismo policía vincula a los hechos al abogado Héctor Ruiz, quien para la época fungió como asesor jurídico de la Policía y el cual está actualmente detenido por, presuntamente, ser la persona que consiguió el arma y la puso en el lugar. El uniformado aseguró que le hicieron cambiar su declaración e incluso precisó que el documento de su primer testimonio fue roto por el abogado Ruiz, quien lo obligó a decir que él (Rodríguez) recibió el lugar de los hechos con el arma de fuego, con la que, supuestamente, el grafitero le disparó Alarcón. Según el oficial, el jurista le manifestó que había oficiales involucrados en el caso, razón por la cual no podía mencionarlos si quería conservar su integridad y la de su familia. En otro de los testimonios con los que cuenta la Fiscalía, entregado esta vez por el teniente Madrid, el oficial dice que el coronel Arévalo le ordenó que designara primer respondiente del hecho a una patrulla de su cuadrante. Según el fiscal, la escena del crimen no había sido alterada antes de la 1:25 a. m., es decir, antes de la llegada de Arévalo y Vivas al lugar. Lo dicho por el ente acusador indicaría que los dos oficiales cometieron omisiones y se involucraron en hechos que iban más allá de lo que les permitían sus funciones.