La decisión de un juez, de enviar a la cárcel a un hombre que asesinó a su propia esposa, en Armenia, Quindío, tiene una historia escalofriante detrás. Los macabros hechos fueron confirmados por el propio asesino y su confesión permitió ubicar el cuerpo de la víctima, sepultado en el mismo terreno que diariamente trabajaban.

El pasado 21 de marzo, en una finca de la vereda La Pradera del Corregimiento el Caimo, el asesino acabó con la vida de su esposa, de apenas 22 años de edad, la excusa para el brutal hecho, fueron los celos.

Los dos: víctima y victimario compartían una relación, además de una finca que desde hace meses venían trabajando, pero en un arrebato violento y asesino, el hombre se lanzó contra su esposa, la golpeó y la asfixió sin contemplación. La mató cuando ella le rogaba por su vida y él reprochaba una supuesta infidelidad.

“Los hechos investigados ocurrieron el 21 de marzo pasado en una finca de la vereda La Pradera del Corregimiento el Caimo en Armenia (Quindío), donde el procesado, presuntamente, golpeó y asfixió a su pareja sentimental de 22 años; presumiblemente, en medio de un ataque de celos”, dijo la Fiscalía.

El caso y el asesinato no se supo de manera inmediata. La familia de la víctima denunció la desaparición y lo hicieron porque en sus redes sociales la mujer aseguró que no soportaba a su esposo, así que prefería huir, desaparecer, incluso viajar a Bogotá para rehacer su vida; sin embargo, nunca más volvió a llamar.

La investigación por desaparición cambió muy rápido, con la sola entrevista al asesino que no pudo completar una coartada perfecta y los agentes del CTI detectaron la patraña asesina. El esposo preocupado se convirtió en sospechoso de una desaparición y tras las verificaciones, en el presunto asesino.

“El presunto implicado fue capturado en la finca donde fue asesinada la mujer. Ante la contundencia del material probatorio presentado por la Fiscalía, el hombre entregó información que permitió hallar el cuerpo de la víctima”, dijo el fiscal del caso luego de las audiencias preliminares que permitieron enviar a la cárcel al ahora confeso asesino.

La contundencia de las pruebas llevaron a una aceptación de cargos. El hombre no tenía más que reconocer un feminicidio. Pero no fue lo único que admitió. El asesino entregó detalles del crimen, de cómo lo planeó, cómo lo ejecutó y qué hizo después para llevar a un engaño a la familia de la víctima y a las autoridades.

“Labores de policía judicial evidenciaron que un día después de los hechos, el hombre habría suplantado a la víctima en sus redes sociales, a través de las cuales se cree envió mensajes a sus familiares afirmando que se iría a Bogotá porque, supuestamente, no quería vivir más con su pareja sentimental”, señaló la Fiscalía.

Luego de avanzar en la investigación, la Fiscalía obtuvo una orden de captura en contra del feminicidio y ante jueces de control de garantías imputó los delitos de feminicidio agravado y desaparición forzada. Los cargos fueron aceptados por el procesado en el propósito de obtener no solo los descuentos de ley, sino ahorrarle tiempo a la justicia.

“Por solicitud de un fiscal especializado de la Seccional Quindío, un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento en centro carcelario contra un hombre de 28 años quien estaría implicado en el feminicidio de su compañera sentimental”, señaló el fiscal durante las audiencias, en las que el capturado fue enviado a prisión mientras avanza el proceso en su contra.