Tan pronto estalló el escándalo de la exniñera Marelbys Meza, cuando la Fiscalía destapó las chuzadas, el coronel Óscar Dávila, quien apareció muerto en su carro en extrañas circunstancias el pasado viernes, empezó a tener angustias.

“A él ya lo empiezan a presionar en que hay que mantenerse en la versión. Él tenía la presión de todo lo que había hecho. El temor era que las personas que sabían en algún momento lo nombraran, por ejemplo, un patrullero, un intendente o cualquiera de los que está declarando. Todo iba a llegar a él y, desde arriba, ya lo estaban dejando completamente solo”, dijo una fuente a la que tuvo acceso SEMANA y que contó detalles que comprometen directamente al gobierno del presidente Gustavo Petro. La identidad de la fuente se mantendrá en confidencialidad para proteger su vida.

El coronel Óscar Dávila y el presidente Gustavo Petro. | Foto: Foto 1: Policía / Foto 2: SEMANA

El testigo le reveló a SEMANA cómo el fallecido coronel Dávila terminó, sin poder negarse, siendo defendido por el abogado Miguel Ángel del Río, un reconocido defensor del Gobierno Petro.

“A él (a Dávila) le dicen que en algún momento lo tendrán que llamar y que su abogado tiene que ser Miguel Ángel del Río. Esa instrucción se la dio el coronel Feria. ¿Y quién manda a Feria? Pues, por obvias razones, el presidente Petro”.

Cuando habla de Feria, se refiere a Carlos Feria, el jefe de la Casa Militar de la Presidencia.

La fuente hizo además una comprometedora revelación: asegura que el coronel Dávila le confió de dónde salieron los 50 millones de pesos que le alcanzó a entregar a Del Río horas antes de su muerte para que lo defendiera.

“Fueron 100 millones de pesos que le dio el coronel Feria a él para que pagara el abogado y se los entregó personalmente y en efectivo. De ahí, le pagó 50 millones de pesos a Del Río y le dio 20 millones de pesos al mayor López Tolosa”, que está asignado a una unidad llamada Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor), de la Dijín.

Laura Sarabia / Coronel Óscar Dávila | Foto: Semana

La fuente fue enfática en que el coronel Dávila se preocupó bastante el día en que recibió la llamada de la periodista Silvia Charry, de la revista Cambio, especialmente porque desconfió del abogado Del Río y pensó que fue él quien le dio su número a Charry.

“Lo que lo tenía estresado ese día era que la periodista le marcó y ella no tenía por qué marcarle porque su teléfono solo lo tenía gente muy allegada a él y su abogado (Del Río). Dávila se había reunido con él el día anterior y le había contado absolutamente todo”.

El testigo reconoció que Dávila estaba preocupado por lo que estaba ocurriendo. “Incluso él mencionó que hasta se le había pasado por la cabeza suicidarse, él estaba angustiado porque todo se cerró hacia él, y no tenía una válvula de escape. Varias personas le dijimos que lo peor era tener ese abogado (Del Río), el mismo de los patrulleros que chuzaron a la niñera, le hicimos énfasis en que tener el abogado que tiene relación con Petro lo iba a vincular mucho más rápido. De hecho, contactamos a otro abogado”.

Así fue dicho contacto: “Se hizo una videollamada con un abogado y un bufete de investigación de expolicías. Le dijeron que no se preocupara, que lo iban a apoyar y a defender”.

Sobre el momento de la muerte del coronel Dávila, la fuente aseguró: “en el transcurso en el que él iba para la casa tuvo que haber recibido alguna llamada, porque él estaba tranquilo, relativamente”.

El abogado Miguel Ángel del Río denunció que el coronel Óscar Dávila estaba siendo amenazado. | Foto: El País

El testigo arremetió contra Del Río. “por tanta presión fue que tuvo que devolver el dinero. La verdad da rabia porque ese mismo día salió a decir que lo estaba ayudando, se vendió como si todo fuera gratis, ad honorem; mejor dicho, el adalid, y no, hijueputa, Dávila le había dado esa plata. Los demás policías estaban presionando a Dávila, diciéndole ‘mire, nos hizo meter en un problema’”.

La fuente aseguró que el primer pecado fue que Dávila participó en el polígrafo de la niñera Marelbys Meza, aun sabiendo que ella no era una funcionaria.

“A veces uno peca por hacer más, por querer extralimitarse en el buen sentido de la palabra. Ese fue el pecado de él, realmente, porque todo siempre ha sido en concordancia con el coronel Feria. Pero él (Feria) ya lo estaba desligando, al punto de que negó que él sabía de esas cosas, que era mentira, porque la primera persona que supo de la pérdida del dinero fue él (Feria) y llamó al coronel Dávila para que se pusieran al frente de todo”.

Sobre la diligencia en la misteriosa oficina del piso 13 de la Dian, desde donde se maneja la seguridad preventiva del presidente, el testigo aseguró: “Dávila estaba nervioso, pero eso de que lo amenazaron es mentira. Llegaron a la inspección, hicieron la inspección y era teso. Había mucha presión, pero no hubo ni insultos ni maltratos de ninguna parte. El que conoce o conoció a Dávila sabe que era supremamente respetuoso. O sea, nada, ni lo trataron mal ni trató mal a nadie. Nada, eso es mentira”.