Carlos Ramón González es uno de los hombres fuertes del poder de la presidencia de Gustavo Petro. El pasado 23 de febrero, al exmilitante del M-19 el primer mandatario lo puso en uno de los cargos más importantes para el Gobierno, la Dirección Nacional de Inteligencia. Se trataba de un enroque en medio de uno de los escándalos más grandes para la Casa de Nariño: las acusaciones contra Laura Sarabia por cuenta de las chuzadas y el polígrafo a su entones niñera.
Hasta ese momento, González había sido el director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), otro de los cargos esenciales para el presidente. Laura Sarabia se había apartado de su cargo, mientras las investigaciones avanzaban, pero el presidente no quería tenerla lejos más tiempo y decidió ofrecerle el Dapre para que regresara a Palacio.
En ese momento, González pasó a dirigir el DNI. La Dirección Nacional de Inteligencia “tiene como objeto desarrollar actividades de inteligencia estratégica y contrainteligencia para proteger los derechos y libertades de los ciudadanos y de las personas residentes en Colombia, prevenir y contrarrestar amenazas internas o externas contra la vigencia del régimen democrático, el orden constitucional y legal, la seguridad y la defensa nacional, así como cumplir con los requerimientos que en materia de inteligencia le hagan el presidente de la República y el alto gobierno para el logro de los fines esenciales del Estado, de conformidad con la ley”, según explica la entidad en su página.
Con González cerca, el presidente le entregaba a su vez un cargo estratégico a la Alianza Verde, partido que él fundó y que ha sido la sombrilla de muchos líderes políticos como Claudia López. Y González, a su vez, amarraba a muchas voces que podrían ser más independientes al Gobierno.
En su explosiva entrevista con SEMANA, Sneyder Pinilla, el exsubdirector en la UNGRD y mano derecha de Olmedo López, le pidió a su exjefe que “rompa su silencio”. SEMANA conoció que López tiene información que compromete en este escándalo a González, quien se desempeñaba como director del Dapre y desde allí habría participado presuntamente de todo el entramado. ¿González le daba las órdenes a Olmedo? El exdirector de la UNGRD tiene toda la verdad del papel del hombre fuerte de Petro en este escándalo.
En medio del escándalo, el presidente Gustavo Petro se mostró implacable. En la tarima del 1 de mayo, apenas dos días antes de que SEMANA revelara esta red de sobornos, había dicho que no toleraría que ningún funcionario llegara al gobierno del cambio a robar. Y que de saber que era así, él mismo los denunciaría a la justicia.
La salida de la consejera Sandra Ortiz y del secretario de Transparencia, Andrés Idárraga, genera la expectativa de si Petro va a tomar la misma decisión con algunos de sus ministros y Carlos Ramón González, uno de sus hombres de confianza, también salpicados en el escándalo de corrupción en la UNGRD.
La portada de SEMANA
En su más reciente edición, SEMANA revela el testimonio de Sneyder Pinilla. El exfuncionario, en conversación con Vicky Dávila, cuenta cómo el Gobierno Petro puso en marcha una poderosa máquina de sobornos para lograr la aprobación de sus polémicas reformas en el Congreso. La plata para hacer los millonarios pagos en efectivo salió, según Pinilla, del escandaloso contrato de los carrotanques para llevar agua a La Guajira. Otros sobornos habrían sido pagados igualmente a través de negocios similares de la UNGRD.
En esta trama de corrupción resultan involucrados los presidentes del Senado, Iván Name, y la Cámara, Andrés Calle, 15 congresistas más y la saliente consejera presidencial para las regiones, Sandra Ortiz. Pinilla también habló del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, y se refirió a otros tres ministerios: Salud, Hacienda y Minas.
“Desde septiembre (de 2023), el director (Olmedo López) dice que debemos estar prestos para unos temas de las reformas que en ese momento se estaban debatiendo en el Congreso, junto con algunos proyectos de ley. Me dice: ‘Debes estar pendiente porque vamos a hacer algo que no quiero hacer’. Eso me decía él. Eso sí es cierto, él no quería tampoco hacer ese tipo de cosas, pero me dice que las tenemos que hacer, porque es una política de Estado. Tenemos, de una u otra forma, que organizar esos temas”, afirmó Pinilla a este medio.
Entre las revelaciones, Pinilla asegura que se repartieron 4.000 millones para los presidentes de Senado y Cámara. A Iván Name le habrían correspondido 3.000 millones de pesos y a Calle, 1.000 millones de pesos.