Colombia se contagió de la pasión del fútbol femenino en octubre con los títulos mundiales que dieron las deportistas. El mismo presidente Gustavo Petro dijo que cuando recibió a la selección Colombia femenina sub-17 hablaron “sobre lo que significa la discriminación de la mujer en la sociedad colombiana y la lucha por la igualdad”. Pero, quizás, desconoce que para esa misma época, en el interior de las Fuerzas Armadas estaba la patrullera Adriana Ruiz, de 29 años, y ocho al servicio de la Policía Nacional. De ese tiempo lleva dos entrenando con la Federación Colombiana Deportiva Militar, suplicando a sus superiores que no fuera retirada del equipo de fútbol sala, en el que se desempeñaba como volante. Según ella, la decisión estaba motivada por un acoso laboral del que vendría siendo víctima desde hace aproximadamente seis meses.

“A mí me consta que mi capitán Javier Peña empezó a hablarle feo a Adriana después de un evento que hubo en la Policía a finales de mayo. Yo vi que él le mandó un mensaje a mi patrullera diciéndole que fueran juntos al evento y ella le dijo que no podía, después de eso cambió”. “Un día llegó a la formación y le gritó delante de todas que a él no le importaba que tuviera una relación con un teniente. Se me hizo extraño que él saliera con cosas personales cuando ella estaba haciendo su trabajo”, son algunos de los testimonios de las jugadoras del equipo. Las mismas que prefieren no revelar su identidad porque recibieron advertencias de que si hablaban del tema con los medios de comunicación podrían ser sancionadas.

Se trata de un equipo de diez mujeres de la Policía, Fuerza Aérea y del Ejército. El capitán Javier Peña, al que nombran en los relatos, es un atleta de alto rendimiento, también de la Policía, y por su antigüedad supervisa a sus compañeras. Según los testimonios, de junio a agosto el ambiente era tenso, pero llevadero entre el capitán y la patrullera. Además de entrenar, ella debía hacer un informe semanal de las actividades, que debía entregar todos los lunes.

El 22 de agosto, al parecer, en la Federación no había nadie que le suministrara los datos para hacer el documento, lo que retrasó la entrega. Luego de eso, manifiesta la patrullera, empezó a ver que el capitán le ponía peros a cada tarea que ella desempeñaba. “Siempre había algo que no le gustaba. Yo le hacía los cambios que él pedía y solicitaba otros, así me tenía siempre, incluso cuando ya estaba en horas de descanso”, manifestó la patrullera. Tanto así que en una conversación que sostuvo con una subteniente ella le indicó: “Mi teniente yo debo irme ya con mis hijos que pena con usted pero no tengo el tiempo del mundo para estarle haciendo eso a él. Eso es trabajo de mi pt Cundumi y no mío discúlpeme mi teniente, espere se lo envió así a ver qué me dice”.

Esta es una de las pruebas en contra de la patrullera Adriana Ruiz | Foto: Suministrada a SEMANA

Eso habría intensificado las represalias en su contra. Dice la patrullera que incluso le ponían trabas para entrenar. El 24 de agosto, ella le informó al capitán que tenía partido el día siguiente contra la FAC, pero casualmente, luego de que él se dio por enterado, cambiaron la programación. Ya no podía ir a jugar, debía cumplir con un servicio de 24 horas.

En septiembre, la patrullera salió a vacaciones y regresó el lunes 26. Mientras se presentó en el Bienestar Social de la Policía, llegó donde el capitán y él le habría reclamado porque aún no presentaba el informe de la semana, ella se justificó en que hasta ahora estaba regresando de vacaciones y se estaba poniendo al día con las tareas. Antes del mediodía, Adriana envió el informe al capitán. En la trazabilidad de los mensajes se evidencia que él estaba al tanto de lo que sucedía.

Sin embargo, el capitán Peña le respondió de manera despectiva, al parecer, pretendiendo minimizar su trabajo. “¿Por qué no envió el informe ayer? (…) Ese informe que usted me envió, sin saber digitar o utilizar un computador para hacer un informe, se demora media hora”, se escucha en uno de los audios a los que tuvo acceso SEMANA. El capitán le hizo una anotación al folio de vida por esos hechos.

Ella empezó a sospechar que el capitán estaría buscando que le terminaran la comisión deportiva. Dos cosas podrían motivarlo: bajo rendimiento o indisciplina. La primera era menos probable, teniendo en cuenta que Adriana, desde los 12 años, entrena fútbol e incluso ha sido la única jugadora de la Federación convocada por la selección femenina de fútbol. “Adriana es una gran deportista, muy comprometida, disciplinada y con mucho talento. Es muy injusto lo que le están haciendo”, dijo el profesor José Luis Tangarife, quien fue su entrenador. Por otro lado, Katherine Tapia, jugadora de la selección Colombia, la califica como “muy disciplinada”.

Patrullera Adriana y jugadora de Fútbol denuncia presunto acoso laboral | Foto: Suministrada a SEMANA

Pero otra cosa dice el capitán, el 28 de septiembre emitió un informe disciplinario que presentó a la Federación por los hechos que habían pasado en agosto, argumentando que no acataba órdenes a tiempo y además la subteniente reportó que la patrullera Adriana había respondido de mala manera a un superior.

SEMANA les mostró el mensaje a varios abogados que coinciden con Francisco Bernate en señalar que la respuesta de la patrullera a su superior, en lugar de ser una prueba en su contra, podría demostrar varias cosas, entre ellas, que recibía presión constante, que las cargas laborales no serían equilibradas y que siendo una madre cabeza de hogar con niños de 5 y 3 años, no se le respetaba su derecho a la desconexión laboral, pues recibía órdenes en la noche. Aclaran que el hecho de ser uniformada no justifica que tenga que estar conectada todo el día, allí también existen los turnos. “En este caso hay varias conductas que podrían reflejar un caso serio de acoso laboral hacia una mujer”, dijo el jurista.

Patrullera Adriana y jugadora de Fútbol denuncia presunto acoso laboral | Foto: Suministrada a SEMANA

Ella buscó ayuda, llegó a la oficina de Bienestar Social de la Policía el 6 de octubre, en la que duró esperando, según registros, desde las 7:00 a. m. hasta las 9:10 p. m. para que la atendiera el director de la oficina. Sencillamente, le dijo que ya habían escuchado la versión del capitán y que él había dicho que tenía que salir del equipo por su grosería y falta de resultados en medallería. Cuatro días después, la patrullera buscó hablar con el director de la Policía, el general Henry Sanabria, pero no la atendió.

Sin embargo, del 18 de octubre, hay una fotografía que demuestra que el general Sanabria sí tuvo tiempo para reunirse con el capitán denunciado, con el presidente de la Federación, el director de la oficina de Bienestar Social, la subteniente que hizo el llamado de atención y otros deportistas. La reunión se acabó cerca del mediodía y en horas de la tarde le estaban notificando a la patrullera que definitivamente no estaba en el equipo de fútbol y que debía presentarse a la Policía Metropolitana de Bogotá.

El 18 de octubre, cuando el general Henry Sanabria, director de la Policía, se reunió con el comité deportivo, le notificaron a la patrullera su traslado.

“Sentí que se me derrumbaba el mundo, toda la vida me preparé para ser futbolista y por una injusticia se está acabando mi carrera deportiva”, dice Adriana con voz entrecortada. Fuentes de la dirección de la Policía aseguran que durante la reunión, el día en que se tomaron la foto, no hablaron de ese caso y fue coincidencia que ese mismo día le notificaran el traslado.

Pero, por otro lado, fuentes de las Fuerzas Militares aseguran que fue el mismo director de la Policía quien tomó la decisión de trasladarla, luego de que el capitán Peña le mostrara el mensaje y un video que la patrullera hizo público en sus redes sociales contando lo que ella considera injusto. Bernate recuerda que el hecho de ser policía no le quita el derecho a denunciar presuntas irregularidades ante los medios, y que lo que no pueden hacer los uniformados es ser beligerantes, participar en política, ni revelar secretos.

Ella puso una queja formal ante la Policía y la Procuraduría. La institución le respondió a SEMANA que “este es un procedimiento interno en el marco de la ley 1015 del 2016 y de la ley 2196 del 2022”, sin mayor detalle. Ese mismo día en que la policía se enteró de que la denuncia llegó a los medios, la patrullera fue notificada de una investigación disciplinaria en su contra por los informes que le hizo el capitán. Finalmente, serán las autoridades quienes definan si hubo o no irregularidades. “Yo solo espero que todo obre en justicia”, dice ella, esperanzada en que las palabras del presidente Petro tengan eco.