Casi dos semanas después de que el buque Orión V, que había salido desde Cartagena hacia Líbano, cayera en altamar con 4,5 toneladas de cocaína, el episodio sigue generando más preguntas que respuestas, especialmente entre quienes han venido denunciando de forma insistente en que los llamados barcos de la muerte se convirtieron, adicionalmente, en un lucrativo negocio.
El cargamento de drogas iba camuflado entre la comida de las reses, que, muy probablemente, según la senadora animalista Andrea Padilla, viajaban en pésimas condiciones de salubridad y estarían adelantando el periplo en tan lamentable estado que sus propios desechos orgánicos causarían un olor tan nauseabundo que disimularía el aroma característico del cargamento ilegal.
Al considerar que no se trataría de un hecho fortuito, sino milimétricamente planeado, la parlamentaria cree que podría tratarse de un novedoso modus operandi de los narcotraficantes que estarían aprovechando el hacinamiento de las narcovacas para que, una vez lleguen a su destino, el olor sea tan marcado que podría despistar a los perros encargados de las requisas antidrogas.
Por eso, Padilla decidió pedir ayuda a entidades que luchan contra el crimen organizado para intentar halar el hilo que permita establecer si se trata de un nuevo capítulo de la inagotable creatividad y malicia de los narcos para ingeniar nuevas modalidades para el envío de sustancias alucinógenas al cada vez más grande mercado de Oriente Medio. De ser así, considera que atajarlos requiere de un trabajo mancomunado entre autoridades colombianas e internacionales.
“Nosotros estamos oficiando a diferentes entidades, no solo del Estado colombiano, sino internacionales; nosotros creemos que aquí tienen que entrar la DEA, la Interpol, porque estamos hablando de un delito internacional. Nosotros nos enteramos de que es el primer barco en el que hubo un hallazgo, pero hubo dos alertas anteriores, dos buques que salieron de Colombia, que salieron también de Cartagena, cargados con bovinos para países de Oriente Medio, uno para Líbano, otro para Egipto”, explica la legisladora.
Pero el rompecabezas de las narcovacas no se puede armar completo sin saber si quienes las criaron y vendieron, si quienes las compraron y embarcaron, y si quienes autorizaron su salida del país serían parte de un gigantesco carrusel criminal. En ese sentido, Padilla anunció que está rastreando todas y cada una de las etapas del proceso, desde que las reses salieron de su lugar de crianza hasta que fueron embarcadas en el Orión V, rumbo a Líbano, para confirmar o descartar esa hipótesis.
“Nosotros en este momento estamos intentando entender, un poco con más claridad, cómo funciona el esquema del negocio: ¿quiénes son las personas que recibieron a los animales en los países de Oriente Medio? Le vamos a preguntar el Ministerio de Agricultura cuáles eran las fincas propietarias de los bovinos que fueron en este barco, en fin, estamos, un poco, armando el muñeco, como decimos coloquialmente”.
La parlamentaria hizo énfasis en que es necesario que la opinión pública conozca quiénes son los protagonistas de un escándalo que solo se vino a conocer por cuenta de la oportuna intervención de las autoridades policiales y aduaneras españolas en altamar.
Padilla cree que es necesario saber si el embarque de las drogas se hizo aprovechando la presencia a bordo de las narcovacas o si se trató de una operación planeada detalladamente. Por eso cree que, de ser así, es necesario saber quiénes son los responsables, “para empezar a ponerle nombres a este negocio e identificar responsables, porque lo que vemos es que nadie del Gobierno nacional ha respondido; la ministra de Agricultura, pese a los insistentes llamados, sigue guardando silencio, y esto claramente es un tema que le corresponde al Gobierno nacional.
Para la senadora, no es admisible que los responsables oficiales no respondan por lo que pasó. “Se lavan las manos diciendo: estos señores no tienen nada que ver conmigo; estamos hablando de unas vacas colombianas, de un negocio de exportación colombiano que le deja dividendos al Estado. Aquí hay que asumir la responsabilidad integral”.
El Orión V, que tiene bandera de Togo y fue fabricado en un astillero de Finlandia en 1973, sigue anclado bajo control de las autoridades españolas en el puerto de Gran Canaria, territorio insular ibérico en el océano Atlántico. Hasta ahora se desconocen detalles sobre el avance del proceso judicial en contra de los 28 tripulantes que fueron detenidos a bordo, entre ellos dos de nacionalidad colombiana.
Padilla, quien logró la inclusión de la protección de los animales, tanto urbanos como silvestres, dentro del Plan Nacional de Desarrollo que presentó al país el presidente Gustavo Petro, para, entre otras cosas, lograr la esterilización de tres millones de perros y gatos callejeros, reiteró que sigue a la espera de respuestas del Ministerio de Agricultura y de todas las entidades públicas que tienen que ver con el enredo de las narcovacas.