Por Adriana Lucía, cantante
He pasado por todos los sentimientos, creo que todos pasamos por una montaña rusa de emociones. Los conciertos que estaban programados nos decían que estaban aplazados, nunca cancelados, pensamos que era una cosa de un par de semanas. Creo que después todos pasamos una etapa de incertidumbre plena, pensar que esto nunca acabaría, ahora estamos entendiendo qué vendrá. Creo que esto nos deja una cantidad de emociones que no conocíamos.
Esta emergencia lo que ha dejado en evidencia son las profundas necesidades que tiene este país. No creo que sean producto de la pandemia, creo que esta las evidenció. Hay una profunda deuda social de por lo menos 40 años de gobierno y esta pandemia estalló esa bomba. Puso en evidencia las profundas desigualdades en las que vivimos.
Necesitamos dirigentes más conectados con las necesidades de sus comunidades. Esa sería la lógica y lo obvio, pero no ha pasado cuando uno escucha lo que quiere la gente casi nunca se parece a lo que plantean los dirigentes. La principal manera de sacar este país adelante es escuchando, es escuchar las necesidades que tienen las personas, eso es lo principal. Que sintamos que vamos jalando para el mismo lado. Que esta es una cosa no de individualismos, esto es una cosa colectiva.
Creo que tenemos que tener la capacidad de mirarnos en el otro, la capacidad de vernos en las heridas del otro. Fácilmente nos identificamos con el triunfo, pero no con el dolor de las personas. Los colombianos somos incapaces de pensar y ponernos en los zapatos del otro. Mi sueño es que tengamos esa capacidad de entender de alguna manera que los sueños de las otras personas son tan importantes como los nuestros. Que con el corazón seamos capaces de pensar colectivamente.
Creo que en este momento la gente está más sensible y cuando uno está más sensible es la oportunidad de escuchar más, de entender que hay algo por cambiar. Tenemos que escucharnos más, prestar los oídos, tener los oídos dispuestos. Tenemos que permitirnos escuchar. En este momento tan sensible debería ser propicio para el arte para hacer más registros de esta sensibilidad, de esto que sucede. Los artistas deberíamos documentar en nuestras obras este momento tan complejo. Una de las cosas que yo le pido a los músicos, a los artistas, y a todas las personas de mi gremio es que registren el momento histórico que está sucediendo. Creo que como creadores debemos registrar lo que acontece en este momento, especialmente lo local. Creo que esto será muy valioso con el pasar de los años.
No creo que hoy seamos mejores personas. Creo que al principio de la pandemia creíamos eso, que íbamos a salir mejor, pero no creo que en este momento lo seamos. Esto todavía no ha terminado, esto todavía es el comienzo de algo. Todavía estamos llenos de miedo, de incertidumbre y cuando uno está en ese grado de sensibilidad no necesariamente es una mejor persona. La esperanza que yo tengo es que esto todavía no ha pasado y es probable que llegue el momento en el que toquemos realmente fondo y salgamos realmente renovados. Las crisis siempre son momentos para mejorar, pero creo que todavía nos falta.
Creo que tenemos que crear más espacios para escucharnos. Crear espacios donde la gente pueda conversar, pueda oírse, espacios en donde nos conozcamos. Somos un país tremendamente diverso y a veces dentro del mismo país no nos conocemos. Una manera de reactivarnos es conocernos. Se deben promover espacios en los que podamos escuchar nuevas voces. La transformación del pensamiento de esta sociedad viene cuando escucha las voces que no ha escuchado. Este país siempre ha escuchado las mismas voces y esta es una gran oportunidad para escuchar las voces que han tenido que vivir en medio de la escasez, de la guerra. Escuchar nuevas voces naturalmente hace que las cosas pasen en nuestros corazones, en nuestra conciencia y cuando eso pasa en nuestra alma produce grandes cambios en el actuar.
Un país que tiene sus emociones tan gastadas y tan rotas necesita del arte, necesita de la cultura. ¿Qué sería de la pandemia sin el arte sin la cultura? ¿Cómo estaríamos todos?. Me duele profundamente el poco valor que se le da a la cultura en este país. Cuando uno ve el sector cultural, las secretarias de cultura, el ministerio de la cultura es el ministerio que no tiene plata para nada, donde nos toca trabajar con las uñas. En este gobierno de la economía naranja no hay nada para salvaguardar la cultura. Lo primero desde los gobiernos, desde los dirigentes sería que hubiera un presupuesto para acompañar a toda la gente que ha sostenido la cultura a punta de esfuerzos personales.
Tenemos que sentir un apoyo desde el gobierno que además habla de las economías creativas. La cultura no necesariamente es economía, aunque el arte evidentemente mueve. La cultura salva almas, vidas y no necesariamente da dinero.