EPM y la Universidad de Antioquia presentaron los resultados de la segunda fase del convenio BIO. Los hallazgos muestran la permanencia con vida de peces en la cuenca del río Medellín, incluyendo especies como Astroblepus dux (pez capitán de Medellín) y Trichomycetrus medellinensis (anguila) descritas hace 100 años en este río.
Según la información relevada por EPM, estas especies aún custodian las quebradas que nutren el río, siendo Astroblepus dux recientemente encontrada en la quebrada Santa Helena.
“Ya estamos analizando la dieta de estos peces, porque no sabemos con certeza qué comen ni cuáles son los recursos que usan del ambiente acuático para sobrevivir. Queremos saber más sobre las condiciones de su hábitat, cuántos huevos ponen y cada cuánto tiempo, cifras sobre su población actual, cuánto pesan estos peces y cuáles son las condiciones del agua que favorecen su presencia”, señaló la bióloga Luz Fernanda Jiménez, vicerrectora de Investigación de la Universidad de Antioquia, según El Colombiano.
De hecho, la especia Astroblepus es estudiada por Juan Guillermo Ospina, el estudiante de la Maestría en Biología de la Universidad, quien afirmó que: “los Astroblepus tienen una aleta adiposa alta que no la tienen otros peces y ahí nos centramos para observar algunas diferencias entre cada una de las especies. El de Humboldt tiene una espina en la aleta adiposa y tienen una coloración más oscura en el vientre. El dux tiene un patrón de coloración en la aleta caudal (la última). También hicimos unas medidas morfométricas y nos dimos cuenta de que aunque son diferencias sutiles, las hay y en la información genética sí es más evidente que son especies diferentes. Así supimos que el pez descrito por Posada es el mismo que todavía habita estas quebradas”.
Entretanto, el biólogo Andrés Felipe Galeano, profesional ambiental y social generación de energía de EPM, dijo: “Sabíamos que había unas especies no identificadas en las quebradas, especies críticas, que son difíciles de identificar, porque se parecen entre sí. Eso ha generado desafíos para establecer estrategias de manejo, pues para cuidar una especie primero debemos conocerla, saber qué es y cómo se comporta lo que queremos cuidar”.
Asimismo, añadió: “La presencia de estos peces nos dice que no todo está perdido, que todavía podemos salvar nuestras quebradas y que su calidad no es tan mala como podría ser; es por eso que queremos que esta especie sea un ícono de la protección de las quebradas del Valle de Aburrá, para cuidar las zonas más contaminadas, lo que puede beneficiar a las comunidades que consumen de esta agua y de paso a los peces que viven allí”.