El pasado 15 de agosto el país despertaba con una noticia que, dos meses después, ni la justicia ha logrado digerir, porque mataron a ocho jóvenes, la mayoría estudiantes universitarios, que estaban en una fiesta en el municipio de Samaniego, en el departamento de Nariño.

Las imágenes que se conocieron después de la reunión o de lo que quedó en el lugar del crimen, apenas lograban explicar el calvario que vivieron los ocho jóvenes asesinados y los que sobrevivieron a ese ataque, que sigue con algunas hipótesis sin confirmar.

Lo que se conoció hace algunos días fue la noticia de la captura de quienes serían los presuntos responsables. Se trató de dos personas identificadas por la Fiscalía con los alias de Fercho y Mono o Conductor, además de un tercero que se convirtió en el testigo de todo el proceso.

Este testigo se acercó a la Fiscalía y se comprometió a colaborar con la justicia a cambio de protección, pues quienes fueron sus colegas en el crimen ahora querían asesinarlo. Alias Cúcuta, como fue identificado por seguridad, reveló en forma descarnada cómo ocurrió la masacre. Lo que no dejó en claro fue la causa del vil crimen.

SEMANA obtuvo el testimonio de alias Cúcuta, leído por el fiscal del caso en las audiencias que sirvieron para enviar a los dos capturados a una cárcel. En ese relato, el confeso asesino explicó cómo llegaron a la casa que convirtieron en escena del crimen.

“Nos demoramos un poco, como dos minutos. Después de llegar a la principal, nos bajamos. Nosotros comenzamos a llegar a un puente donde había tres caminos y nos perdimos porque nos metimos por el camino que no era. Nos devolvimos y escuchamos música de lejos. Estaba muy oscuro, por lo que nos tocó prender las linternas de los celulares. Cuando llegamos a una curvita, antes de llegar a unas casas, apagamos las linternas. En ese punto nos metimos por detrás de la casa en donde estaban festejando y en ese momento es cuando entramos a la casa”, se leyó en la declaración de este presunto sicario y testigo.

En la descripción de los hechos, alias Cúcuta reveló cómo fueron asesinando a los ocho jóvenes a sangre fría sin un objetivo claro u orden para completar la masacre, solo que llegaron y empezó la matanza.

“Kevin inmediatamente le dispara a Patiño con un fusil, yo miro que le da como de frente. Fercho asesina a Domeco como con una pistola en la espalda. Domeco queda sentado al inicio del patio. Coran sale corriendo y en ese momento Kevin le dispara por la espalda y cae de una. Entramos Pava y yo a la habitación y comenzamos a sacar a la gente de ahí dentro. Ahí es donde Pava empuja a Campos y le dispara por espalda con un fusil. Ahí yo le disparo con una pistola a Sebastián Quintero, no sé si estuvo allí antes. Lo que sé es que disparé al piso. Después Kevin dispara el aire y salimos caminando rápido hacia la carretera”, leyó el fiscal del caso, mientras describía el detalle que dejó en su interrogatorio alias Cúcuta.

Después de asesinar a los jóvenes, alias Cúcuta, que confesó participar en la masacre, explicó de qué forma escaparon. Aseguró que fue prácticamente caminando, sin mucho afán, pero sí atacando a otras personas que se encontraban en el camino.

“Nos demoramos unos tres minutos para llegar a la vía principal. Cuando llegamos no estaba la camioneta. En ese momento llegó una moto con un señor y una muchacha. Kevin y Pava se devolvieron a amenazarlos dándoles patadas y apuntándoles con un fusil. En ese momento el montero paso derecho, Kevin los llamó y les dijo que se devolvieran. Llegó el conductor y nos recogió. Ahí va pasando un carro pequeño negro, Kevin me dice que le pase la pistola y yo la tenía asegurada. Entonces Kevin comienza a disparar, pero no le dispara hasta que le quita el seguro y la ha desasegurado y les hace como cinco disparos más o menos y les grita que donde digan algo los matan”, describió alias Cúcuta en su testimonio o confesión ante la Fiscalía.

Finalmente, alias Cúcuta detalló qué ocurrió después, de qué forma evadieron a la Policía, cómo ocultaron las armas e incluso que regresaron a la escena del crimen a confirmar si entre las víctimas estaba alguien que los pudo reconocer.

“Nos fuimos vía Túquerres, en la vereda Changuan, dejando las armas escondidas en el monte. Ahí nos dimos cuenta que Kevin tenía un pie con sangre, se había herido con un disparo. De ahí nos devolvimos para la finca a cambiarnos. Ya cuando estábamos en la casa de Franco le dice a Kevin: marica, la cagamos, tenías que matar a Camila, porque ella nos reconoció. Entonces Kevin me mandó a la finca a ver si Camila estaba viva. Cuando yo llegué hablé con una muchacha que resultó ser la hermana de Vargas y le dije que si había visto a mi hermana, y me respondió que no. Le pregunté que quién era la muerta, y ella me respondió que Michelle. Yo me regresé para la finca, ya solamente estaba Pava y le conté quién era la muerta. Nos acostamos a dormir normal. Como a las dos o tres de la mañana Pava me despertó y me dijo que fuéramos a recoger las armas. Yo le dije que no iba porque allá había mucha Policía. Entonces él fue con otro, no sé con quien, no miré ni en qué carro. Yo seguí durmiendo”, es lo que alias Cúcuta le dijo a la Fiscalía.

Con esta confesión, la Fiscalía logró la ubicación de quienes ahora se encuentran capturados y con medida de aseguramiento por los delitos de homicidio, fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos, porte ilegal de armas de fuego de uso personal y concierto para delinquir agravado.

Lo que sigue pendiente es establecer con certeza qué motivó esa masacre. Por ahora, es un aspecto que la Fiscalía mantiene en investigación, pues faltan otras personas por capturar.