Desde el 16 de agosto se libró una orden de captura en contra del coronel Benjamín Núñez, excomandante operativo de la Policía en el departamento de Sucre e implicado en asesinato de tres jóvenes en esa zona del país. El documento conocido por SEMANA reseña, no solo los datos personales del oficial, sino la autoridad que ordena su captura, un juzgado de Bogotá.
Lo que está claro, para el momento en que fue emitida la orden de captura contra el coronel Benjamín Núñez, es que nadie sabía dónde estaba. Así lo dejaron explícito en el documento y en la casilla donde se supone debe ir el lugar de ubicación o la dirección de residencia. Sin mayores detalles, el juzgado escribe en mayúsculas: “NO APORTA”.
Fue en ese momento en que la Fiscalía llegó a la conclusión de que el coronel estaba prófugo de la justicia. Lo confirmaron cuando los otros 10 uniformados implicados resultaron capturados, algunos incluso se entregaron a las autoridades, pero del oficial no se supo nada. Ni su familia, aseguró, conocía su paradero.
La investigación siguió y se pudo conocer que el coronel Núñez huyó a México, pero antes pasó por Panamá, tras salir desde la ciudad de Cartagena en un avión comercial y con su cédula y pasaporte como únicos documentos. Nadie lo detuvo, pasó los filtros de migración y seguridad, para esa fecha, no existía la orden de captura que ahora se conoce.
En el documento se advierte que el oficial es un hombre de 41 años de edad, curiosamente, cumplidos tres días antes de que la Fiscalía obtuvo la orden de captura. Su vida cambió radicalmente en el primer año del cuarto piso. El documento que usaron los investigadores del CTI para notificarlo tiene apenas una hoja, pero se suma a un proceso con más de 1.000 folios.
En la orden de captura se explica de forma muy reducida los hechos que motivan su detención: el asesinato de tres jóvenes en medio de un procedimiento de la Policía en el departamento de Sucre, donde el coronel Núñez era el comandante operativo. Las víctimas fueron identificadas como Carlos Alberto Ibáñez, Jesús David Díaz Monterroza y José Carlos Arévalo.
También, el juez detalla el objetivo de la captura con fines de imputación de cargos y por los delitos que era requerido el oficial: homicidio, manipulación o alteración de elemento material probatorio y privación ilegal de la libertad, los mismos que enrostró la Fiscalía hace una semana, cuando logró presentar al coronel Núñez ante un juez.
Un mes después de ser expedida esta orden de captura, el coronel decidió entregarse en el consulado de Colombia en México, lo hizo y advirtió, sin saber en detalle, que existía el documento que al mismo tiempo era la orden para capturarlo. Hasta allá llegó su defensa y una delegación de la Fiscalía que lo trajo a Colombia.
En el país se cumplieron con todos los protocolos de seguridad, no solo para su traslado, sino en las audiencias preliminares donde anunció que quería contar la verdad a través de un acuerdo con la Fiscalía.
“La verdad yo quiero estar en mis cinco sentidos, la verdad apenas me comí una ensalada de frutas, estoy pendiente de que suspenda para poder ir al baño, la verdad me siento cansado y usted reconsidera, déjeme descansar por favor”, dijo el coronel Núñez al juez tras pedir el uso de la palabra durante la audiencia.
Este martes, el coronel fue enviado a la cárcel de Picaleña en Ibagué por razones de seguridad, tal y como lo pidieron las víctimas de este caso, a través de los abogados que estuvieron durante las audiencias donde un juez ordenó enviar a la cárcel al coronel.