En voz baja, entre la alta sociedad medellinense hay un tema del que todos hablan, pero que no ha saltado a los medios de comunicación. En medio de gigantescos operativos que viene realizando la Policía contra el poderoso narcotraficante Ferney de Jesús Cardona Bello, alias Soya, fue capturada María Luisa Botero, una reconocida mujer, hija del exministro del Deporte Andrés Botero, nada menos que por, presuntamente, ser parte de la red de lavado de activos de la organización criminal.
La desarticulación de esta organización criminal se logró con la Operación Galicia, que busca la afectación estructural a las finanzas criminales de organizaciones narcotraficantes y lavado de activos que delinquen en la región del Urabá antioqueño y la Costa Caribe colombiana, fueron cayendo uno a uno los criminales que formaban parte de la red de Ferney de Jesús Cardona Bello, alias Soya. Lo que nadie esperaba, que incluso fue sorpresa para la misma Policía, es que en esta red estuviera vinculada María Luisa Botero.
Ella es una diseñadora de modas de la alta sociedad, pero, al igual que su papá, el exministro Andrés Botero, muy ligada al mundo del deporte. Fue deportista de alto rendimiento de esquí náutico y motonáutica, pero también, como parte de una tradición muy arraigada en Antioquia, su pasión eran los caballos, a tal punto que, en 2016, fue ganadora del X Concurso Mundial de la Mujer Vaquera.
María Luisa Botero, ‘Lulú’, como le dicen cariñosamente, tiene 45 años. En esa ocasión ganó en la modalidad de enlazada. Fue profeta en tierra ajena y en la cuna del coleo, pues este triunfo lo logró en el departamento del Meta, en los Llanos. Era una mujer que se había dedicado a la vaquería.
Sin embargo, al parecer, detrás de esta mujer empresaria, deportista y vaquera, según la Policía, había negocios muy turbios en los que ella participaba como parte de esta red en el eslabón de lavado de activos, en favor del narco Ferney de Jesús Cardona Bello, alias Soya.
La Operación Galicia
Con la finalidad de atacar las finanzas del Clan del Golfo, organización criminal narcotraficante que comandaba alias Otoniel, y la de uno de sus principales socios, alias Soya, la Policía hizo seguimientos durante meses para identificar la forma de operar de esta red y sus principales miembros. Con la información obtenida en labores de inteligencia, finalmente empezaron las capturas e incautaciones y, como un castillo de naipes, empezó a caer este imperio del crimen.
Así, entre el 29 de febrero y el 2 de marzo de este año, en procedimientos simultáneos desplegados en Medellín y los municipios de Santa Rosa de Osos, Abejorral, Apartadó y Turbo (Antioquia), se desarrolló la Operación Galicia II, contra las finanzas criminales de la organización de lavado de activos vinculada con alias Soya. Se logró la extinción del derecho de dominio a 24 inmuebles, siete empresas, siete cuentas bancarias y certificados de depósito a término (CDT), con avalúo comercial de 13.000 millones de pesos, aproximadamente.
No se trató de una operación de poca monta. Juan Carlos Salazar, alias el Contador, era el cabecilla de la red de lavado de activos a la que estaban estrechamente vinculadas cinco personas, entre ellas María Luisa Botero.
Según información de las autoridades, buscaban ampliar las actividades de lavado de activos, a partir de la adquisición de inmuebles, inversiones y creación de empresas en otras regiones del país, y la utilización de certificados de depósito a término (CDT) como modalidad de lavado de activos, aumentando la rentabilidad criminal a través del mercado financiero legal.
Esta red, según conoció SEMANA, operaba con creación de empresas de papel, fachada y pantalla en la región del Urabá y la ciudad de Medellín, las cuales eran representadas legalmente por familiares y colaboradores de confianza. Los bienes que ahora están en proceso de extinción de dominio eran usados estratégicamente en la capital antioqueña y el Urabá antioqueño, y eran utilizados para reuniones de coordinación criminal y punto de tránsito de elementos logísticos.
Alias Soya
Ferney de Jesús Cardona Bello, alias Soya, enlace criminal del Clan del Golfo y ficha en el tráfico de drogas, sabía que la Policía y hasta la CIA estaban tras su captura. Su fachada de gran empresario se desvaneció con la opulencia de sus excesos y la necesidad de mostrar una riqueza que no pudo justificar.
Alias Soya se movía por los departamentos de Antioquia y Córdoba. Cambiaba de casa y carro cada 15 días. Alquilaba vehículos de lujo y pagaba cuentas de 15 millones de pesos para mantenerse fuera del radar de las autoridades. Pero lo que gastó no superó la capacidad de la inteligencia policial, que logró ubicarlo y capturarlo.
El apoyo de los organismos de inteligencia norteamericanos fue fundamental en su captura. La CIA lo buscaba. Para cualquier criminal, no es sencillo entender que semejante organismo lo tiene en la lista de los más buscados. Su fachada y estrategia de fantasma quedó reducida a un operativo que la Policía bautizó como ‘Galicia’. Fue capturado junto con otros colaboradores del Clan del Golfo.
“En septiembre de 2023, alias Soya habría ordenado realizar la compra de varios vehículos de gama alta, registrados a nombre de testaferros y colaboradores, para su movilización entre los diferentes sitios donde se ocultaba; prueba de ello es el vehículo Toyota T-Cross modelo 2024, en el que se movilizaba el día que fue capturado”, le contaron entonces a SEMANA fuentes de la Policía.
El expediente lo conoció SEMANA y en este se advierte de la vinculación de alias Soya con el Clan del Golfo. Se anticipa su cercanía con los herederos criminales de este grupo al margen de la ley dedicado al narcotráfico. Alias Soya tenía contacto con alias Chiquito Malo y otros cabecillas de esa estructura criminal, que lo tenía como responsable de una millonaria operación de lavado de activos.
“Presentaba vínculos criminales para el tráfico de estupefacientes con Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo, máximo cabecilla del GAO Clan del Golfo-AGC y Deneil Acosta, alias Martín o R 20, cabecilla de la subestructura Carlos Vásquez del Clan del Golfo”, advierten los informes de los investigadores.
Además de coordinar el envío de cocaína a los Estados Unidos y Europa, alias Soya tenía la responsabilidad de hacer millonarias inversiones para ocultar las ganancias que dejaba el tráfico de estupefacientes al Clan del Golfo. Fue así como compró vehículos de alta gama, casas, fincas, apartamentos y sociedades para permitir el lavado de activos.