Sentarse con el control del televisor en la mano es uno de los placeres que más se disfruta en el hogar. En Netflix hay decenas de series y películas por escoger, pero una de las que más eco ha tenido en los primeros días de 2023 es Los reyes del mundo (dirigida por la colombiana Laura Mora) y que ha sido galardonada en festivales de cine internacionales. La naturalidad de sus actores, la limpieza de las escenas y la fotografía son factores que hacen sentir empatía con el drama que afrontan cinco jóvenes que viven en las calles de Medellín (Antioquia) y que arrancan una travesía al recibir la noticia de que el Estado falló a su favor en un proceso de restitución de tierras.
Más de un televidente asegura que lloró viendo la historia, pero después de una hora y 50 minutos que dura la película, el control remoto vuelve a hacer de las suyas. Miles de familias colombianas que llevan décadas protagonizando la misma historia y sin poder adelantarla para saber el final. Rosa Tovar vio morir a su papá, Medardo Tovar, de 98 años, con el anhelo de volver a la tierra que le arrebataron los paramilitares en 1998 en zona rural del Carmen de Bolívar (Bolívar). Lo irónico es que, al igual que sucedió con Rá, el personaje principal de la película, los ilusionaron con una sentencia que decía que la tierra era suya.
En 2016, Rosa fue a la Unidad de Restitución de Tierras y le dieron la buena noticia. Medardo estaba sentado en la mecedora cuando vio llegar a su hija con el sobre. No pudo contener las lágrimas, pero ni él mismo podría explicar si eran de alegría o frustración, “Cómo me hubiera gustado tener más fuerzas para poder sembrar y trabajar como antes”, fue lo que dijo el anciano de 92 años, para ese entonces. Llevaba dos décadas pidiendo una respuesta. Lo peor de todo es que de papeles no pasó. Porque grupos ilegales habían minado su terreno y esa es una de las razones por la que, hasta el sol de hoy, no se ha realizado la implementación de la sentencia.
Hasta el 31 de diciembre de 2022 se han acercado a la Unidad de Restitución de Tierras 143.581 personas a solicitar que estudien su caso. De las cuales, 118.318 ya están microfocalizadas por la entidad y de esas 101.883 ya tienen decisiones administrativas de fondo. Pero no todas estuvieron a favor, la mayoría, 64 % (65.649) fueron negativas. No porque no tuvieran derecho, sino porque estaba mal algún dato y perdieron contacto con la víctima, así que lo más fácil resultó ser declarar desistimiento en el proceso.
Ya se han dado 7.766 sentencias proferidas de ruta individual, solo 20 de indígenas y cinco de comunidades afro, lo que representa una deuda histórica con las víctimas del conflicto. “Cuando vi la película sentí frustración y vergüenza, porque refleja una realidad, también me sentí esperanzada, porque ahora desde la institución trabajaremos para cambiarla”, dijo Aura Bolívar, subdirectora de la Unidad.
En el gobierno del presidente Gustavo Petro se han logrado revocar 200 desistimientos, es decir que volverán a ser revisados para dar una respuesta objetiva y no basada en fallas administrativas. Una de las metas de la Unidad para 2026 es dar respuesta a los procesos represados desde hace 11 años y evitar que más personas como Medardo mueran esperando lo justo.
El hecho de fallecer hace que la tierra pase a los herederos y no se inicie el proceso de ceros, pero sí hay que notificar lo sucedido. No a todos a los que se les restituye la tierra les dan el mismo predio; a algunos les entregan uno en condiciones similares pero que no represente un riesgo para su integridad, eso es lo que van a entrar a revisar en el caso de Rosa. Ella sigue guardando el sobre de los papeles con recelo en el armario donde lo dejó su viejo. Esperando que alguien le dé play a su caso, porque es evidente que ella no tiene el control.
Pie de foto: cuando se creó la ley de restitución de tierras se estimaba que cada caso se resolvería en un año. No obstante, la desarticulación de entidades, la no titulación de los predios, entre otros factores, han demorado el proceso.