La brutalidad del ataque que sufrió Juan Pablo González en las celdas de la URI Puente Aranda, en el centro de Bogotá, quedó plasmada en la piel de la víctima. Su cuerpo inerte y lacerado fue analizado por Medicina Legal y la conclusión fue contundente: el hombre fue molido a golpes y una fractura en las costillas perforó el pulmón, lo que produjo una “insuficiencia respiratoria aguda”.
Las imágenes que reveló la Fiscalía con el detalle de los estudios forenses dejaron ver de qué forma fue atacado Juan Pablo y cómo su cuerpo se convirtió en un saco de boxeo para que más de 10 personas, privadas de la libertad, hicieran de verdugos, le lanzaran en golpes y asesinaran a la víctima.
“Igualmente, en el informe hace un análisis de toda la situación que se encuentra después de la fractura. El examen interno en el cuerpo de la víctima, donde sin necesidad avanzar en detalle, con los elementos se puede observar y pueden leerlo, la clase de lesión, la dimensión de los traumas hallados luego de esas agresiones en el cuerpo de Juan Pablo González”, dijo el fiscal.
La Fiscalía hizo un recuento aterrador con el inventario de lesiones en la cara, tórax, estómago, espalda y piernas de Juan Pablo, las mismas lesiones que, según ese dictamen médicolegal, provocaron su muerte lenta y dolorosa. Se trata de un acto de tortura que el fiscal del caso describió como excesivo.
“El análisis al que llega el médico forense es el siguiente: se trata de un hombre adulto de 42 años hallado muerto en las celdas de detención de la URI de Puente Aranda y fue hallado muerto en la celda, no hay registro de las circunstancias exactas de los hechos y en la necropsia se evidencia signos de trauma contundentes múltiples dispersos en todo el cuerpo”, advierte la intervención de la Fiscalía.
La muerte de Juan Pablo llegó con la lluvia de patadas en su espalda, justo en una costilla fracturada que perforó el pulmón. El listado de golpes incluyó una arremetida por más de 20 minutos con patadas, antecedida de actos de tortura, que en este caso se sumó una serie de insultos, recordándole su supuesta responsabilidad en el abuso sexual de Hilary.
“Al examen interior se evidencian golpes en múltiples partes del cuerpo, con fracturas en las costillas. De acuerdo con los anteriores hallazgos se puede establecer un politraumatismo continuo, contundente, con trauma torácico cerrado que lo lleva a la muerte por una insuficiencia respiratoria aguda”, dijo el fiscal.
El cuerpo de Juan Pablo se convirtió entonces en la evidencia material de un brutal ataque, que para la Fiscalía es compatible con un caso de tortura, de ahí que en la imputación de cargos contra los policías capturados se incluyó ese delito, además del homicidio, todo, según las declaraciones, en presencia de los uniformados.
“No provocaron una alerta ni una comunicación para convocar la presencia de otros servidores públicos para controlar la situación. Ni intervinieron, no se opusieron, no manifestaron lo que estaba ocurriendo; al contrario, fueron permisivos, se comportaron de manera distinta a su cargo, a su función de garantes”, dijo el fiscal.
Para la Fiscalía es necesario mantener, a los cinco policías implicados en el asesinato de Juan Pablo González en una cárcel, dado que muchos testigos pueden ser contaminados o incluso amenazados. El material de prueba, según el fiscal del caso, deja a los uniformados como coautores del asesinato y advirtió que vendrán nuevas imputaciones contra quienes son considerados los asesinos de Juan Pablo.