El fenómeno que parecía superado en Colombia y que tenía las unidades de rehabilitación con pocos pacientes reaparece en el gobierno del presidente Gustavo Petro: las minas antipersona otra vez se siembran en los alrededores de los pueblos para acorralar ciudadanos y asesinar a soldados.
Según cifras de la Acción Integral Contra Minas Antipersonal - AICMA, este año al menos 35 personas civiles han sido heridas por minas antipersona, ocho de ellas en el departamento del Chocó. Este domingo se suma una víctima, un soldado que —irónicamente— estaba trabajando por la seguridad de la comunidad.
En el Chocó, el Ejército de Liberación Nacional - ELN es el responsable de sembrar las minas. Ahora, las unidades militares deben reacondicionar los espacios de rehabilitación, justo cuando ese grupo armado hace exigencias en un escurridizo proceso de paz.
“El Comando de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán se permite informar que en la tarde de este domingo 18 de agosto de 2024, lamentablemente, el soldado profesional Luis Felipe Cerpa Acosta, del Ejército Nacional, resultó gravemente herido al detonar una mina antipersonal en el momento en que tropas adscritas a esta fuerza adelantaban operaciones de control y presencia institucional”, señaló el Comando de las Fuerzas Militares.
El soldado Cerpa Acosta trabajaba en contrarrestar las afectaciones a la población civil en el sur del Chocó por el constreñimiento del que venían siendo víctimas por parte del ELN.
“Este lamentable acto se presentó en la vereda San José, zona rural del municipio de Novita, en el departamento del Chocó. El uniformado sufrió una herida en su pierna derecha, por lo que de manera inmediata fue atendido por enfermeros militares de combate, quienes le brindaron primeros auxilios”, explicaron las Fuerzas Militares.
El soldado fue estabilizado por sus compañeros en la zona y posteriormente fue evacuado en una aeronave hacia Medellín, en donde es valorado y atendido por médicos especialistas.
La tragedia para este militar la vivieron muchos de sus compañeros años atrás y algunos celebraban la erradicación de estas minas, hasta que el ELN y el Gobierno decidieron sentarse a una mesa de diálogo.
“Este Comando rechaza este cobarde ataque y condenable práctica de instalación de artefactos explosivos en zonas por donde habitualmente también transita la población civil, violando los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”, señalaron con contundencia de las Fuerzas Militares tras el vil atentado contra el soldado.
El ataque se convierte en una clara advertencia sobre lo que está pasando con el proceso de paz del ELN, que diariamente está dejando víctimas, mientras los voceros se siguen estrechando la mano en fotografías con titulares que incluyen la paz para el país.