A las 11:00 a.m. de este martes, desde el Teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá, se presentaron los resultados del informe de la Comisión de la Verdad. Una recopilación de relatos, experiencias y testimonios en los que, de acuerdo con el comisionado, se trata de un paso clave hacia la construcción de paz en una Colombia que se ha visto marcada por el conflicto armado.
Llegar a este punto representa un camino que ha sido largo y comenzó con la firma de los Acuerdos de Paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc en 2016.
Pasaron más de tres años para que se compartiera los hallazgos. De hecho, debido a la pandemia, el proceso tuvo una extensión de tiempo, pero este martes se concluyó con un documento; resultado de más 23.000 horas de investigación, 14.000 entrevistas, 1.100 informes y otras evidencias. En resumidas cuentas, la Comisión analizó el conflicto colombiano entre 1958 hasta 2016, en menos de cuatro años.
El documento, que contiene dolorosas revelaciones sobre la degradación a la que se llegó en medio de la guerra en Colombia, acumula en 11 capítulos los procesos de reconciliación que se llevaron a cabo y en donde campesinos, comunidades afro e indígenas, población LGBTIQ, empresarios, profesores, comerciantes, personas exiliadas, exguerrilleros, exparamilitares, exnarcotraficantes, miembros de la fuerza pública, académicos, exvicepresidentes, periodistas, artistas o “cualquier actor que se acercó a dar su versión de manera voluntaria” están presentes.
A continuación, los resultados adjuntos de la intervención que duro más de una hora y media y en la que hay una relación histórica, territorial, habitada de las víctimas y otros escenarios de la guerra, con los hallazgos y recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición:
Durante la presentación del documento, la Comisión de la Verdad dio a conocer mensajes de reconocidas figuras de la comunidad internacional que felicitan a Colombia por haber logrado el objetivo de construir un relato para que el mundo conozca lo ocurrido en el país.
Uno de los mensajes lo envió Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien pidió a las autoridades implementar las recomendaciones contenidas en el documento.
“Valoro profundamente el trabajo de la comisión y exhorto a las autoridades para difundir ampliamente el informe final y para que implemente sus recomendaciones. Este proceso contribuirá a unir las piezas que la sociedad colombiana necesita para construir la paz”, indicó Bachelet.
La representante de la ONU agregó que “la verdad es un derecho imprescriptible y transformador tanto para las víctimas como para la sociedad en general, más allá de ese hecho, la verdad abre ojos y puertas a la reconciliación, por eso es un pilar fundamental del proceso de consolidación de la paz”.
El papa Francisco, quien ha seguido de cerca el desarrollo de lo acordado en La Habana con las Farc, también envió un mensaje por este acontecimiento.
“Los animo a seguir recorriendo caminos de reconciliación que ayuden a reforzar la fraternidad, a ser artesanos de paz, que generen proceso de reencuentro y a trabajar juntos con audacia en la búsqueda del bien de todos”, manifestó el sumo pontífice.
“¿Por qué el país no se detuvo para exigirle a la guerrilla y el Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral? ¿Cuál fue el Estado y las instituciones que lo impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso, los partidos políticos, hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión? Estas son algunas de las preguntas que se hizo el padre Francisco de Roux durante la presentación del informe final ‘hay futuro si hay verdad’.
En la introducción del documento, el presidente de la Comisión de la Verdad aseguró que durante cuatro años se recolectaron declaraciones de cerca de 30 mil víctimas del conflicto armado interno, muchos de ellos en el exilio, pertenecientes a las minorías sociales y que habitaban los departamentos más alejados, en los cuales, la presencia del Estado durante décadas brilló por su ausencia.